Silvia Cruz Lapeña
La bailaora malagueña presenta «La Paula» el 1 de junio en el festival Flamenco Madrid.
La Lupi habla con los ojos. Por teléfono es imposible saber qué hace la interlocutora, pero en una mujer con un potencial interpretativo como el suyo, es fácil imaginar cómo mueve las manos, abre los ojos y ensancha el pecho mientras contesta a las preguntas sobre su último espectáculo, “La Paula”, que presenta el 1 de junio en Flamenco Madrid. “La Paula me eligió a mí, no yo a ella. Siempre me quedaba mirando su retrato en El Pimpi, un bar de Málaga. Un día, sin darme cuenta, esa observación duró minutos. Y supe que tenía que hacer algo con su historia”, le explica a Deflamenco.
La Paula, que murió en 1978, fue una gitana muy conocida que bailaba en los tablaos malagueños. “Mi padre me hablaba de ella porque él también se había criado en la calle Los Negros. Me puse a investigar leyendo algunos libros que la mencionan y preguntando a la gente del barrio que llegó a conocerla”. El personaje que describe es el de una mujer divertida, pero complicada. “Desde pequeña tuvo un problema psicológico grave: una dependencia total de su madre”, cuenta la artista, que explica que eso llevó a su homenajeada a rescindir contratos por no estar lejos de casa.
La Paula llegó a actuar con Vicente Escudero y Carmen Amaya. Lola Flores también la requirió… pero ella no quería más que estar con su madre, hasta el punto de que nunca se le conoció pareja, hijos, ni ningún amorío. “Ese cordón umbilical nunca se cortó. Quienes la conocieron dicen que parecía guardar un secreto y que se quedaba horas ensimismada”. La Lupi no ignora que aquella mujer, como tantas personas, pasó una posguerra muy complicada. “Cuando empecé a preguntar a la gente de los psiquiátricos me di cuenta de que muchos llegaban a esas instituciones para recogerse de la calle, no porque siempre tuvieran una enfermedad mental grave”. Otro de esos casos es el de Matías, un filósofo popular que iba por las calles malagueñas y al que llamaban “El Loco”. Lo interpreta en la obra Roberto Jaén, que también hace las palmas. “En ese tiempo hubo mucha locura del hambre que causó estragos físicos y mentales”, dice La Lupi.
Un trabajo de investigación
La historial oral es la que ha empleado La Lupi para hablar de esta mujer tan popular a la que no pretende emular en su espectáculo pues sólo se conserva una grabación de un minuto en una película donde baila con El Gallina en una película de Imperio Argentina. “Lo que hago es prestarle mi cuerpo para contar su historia”. Cuenta que el palo que mejor le va son los tientos, pues los bailaba mucho y de una forma muy femenina. También hay en el show un pasodoble dedicado a ella que lo popularizó Miguel de los Reyes. “Y unas cantiñas con las que su madre, también bailaora, ganó el primer premio de Vicente Escudero”.
Cuenta La Lupi que lo mejor de esta obra es toda la investigación que ha hecho, en la línea de Cartas a Pastora, con la que triunfó el año pasado en el mismo escenario hablando de la vida de Pastora Imperio. “Es gratificante porque luego van los jóvenes a investigarla y seguirle el rastro y ese es para mí el mejor homenaje: que los que vienen detrás se den cuenta de que en el baile flamenco, mirar al pasado nunca es un retroceso”:
Defensora de Poveda
De aquel flechazo ante el cuadro de El Pimpi, hace ya quince años, pero no ha sido hasta 2017 que ha podido hacer realidad este proyecto. “Se estrenó en la Bienal de Málaga, con Miguel Poveda en el estreno donde se arrancó los botones de la chaqueta de lo a gusto que estaba.¡No puedo estar más contenta!”.
Del cantaor catalán dice que fue un antes y un después en su carrera, pues al contar con ella en la gira de “ArteSano” la dio a conocer a un público más amplio. “Eso fue en 2011 y que un artista de su talla apostara por mí también fue un aprendizaje”. Saca las uñas cuando alguien habla mal de él porque podrá gustar o no, pero ella no tiene más que elogios para el compañero: “Miguel es muy flamenco. Que cante otros géneros no le quita ni una pizca de esencia a su cante. Es un estudioso, un gran aficionado y le ha dado al flamenco un vestido largo, le ha dado clase y eso no debería ser criticable”.
Dice que en “La Paula” no sólo Poveda se emocionó. “Hemos llorado todos los que trabajamos en esta obra. Hasta yo, que siempre estoy sacándome faltas, me he emocionado viéndome en los vídeos. Es la primera vez que me pasa”. A la guitarra está su pareja, Curro de María, que comparte la dirección musical con Óscar Lago. La dirección escénica vuelve a recaer en Ángel Rojas: “Tenemos una comunicación muy personal, es una sinergia”. Y lleva invitados muy distintos entre sí: Chelo Pantoja, Juan de Juan y Alfonso Losa. “No tenemos nada que ver, pero me gustan y aprendo de ellos. Para mí es muy importante”.
Compañía propia sin Bienal ni Jerez
La Lupi no tiene antecedentes artísticos en la familia aunque asegura que en sus genes hay mucho arte. “Yo veía a mi madre hacer la compra y me parecía una artista. Va a la frutería y canta y baila y todos la conocen. Mis hermanas son las típicas que en las bodas concentran toda la atención. ¡Son unas festeras!”, dice quien se ha criado siendo la menor de siete hermanos.
La malagueña tiene su propia compañía desde el año 2000. “Sólo con ‘La Paula’ hemos conseguido un sponsor de la Bienal de Málaga. La primera vez”. Sin subvenciones y sin los escaparates de Bienal de Sevilla o Festival de Jerez hace su queja: “Soy una de las que más gente tiene en los cursos que doy en Jerez en la Escuela de Chiqui, pero nunca he actuado en el festival”. Lo dice con su voz veloz y un puntito afónica, con guasa pero sin resignación, pues algo le dice que ese momento tiene que llegar más pronto que tarde.
Foto cartel: Rufo