«Los cantes por soleá vienen a ser pensamientos en voz alta al compás establecido para hablar con nosotros mismos», afirma José María Rubio, autor de esta recopilación de coplas anónimas -verdadero «tesoro jondo»- extraídas de un género, el de la soleá, que ha sido considerado «llave del cante2 y expresión emblemática del arte flamenco. Breves, sentenciosas, plenas de sabor y de sabiduría, de gracia y de desgarro, las soleares condensan la memoria colectiva y el pulso ancestral de la comunidad gitanoandaluza. Su lenguaje, ora enigmático, ora cristalino, pero siempre colmado de sorprendentes hallazgos poéticos, constituye el testimonio más puro de la rica cultura flamenca.
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