Carmen Linares – Un ramito de locura

Carmen Linares -  Un ramito de locura

Carmen Linares - Un ramito de locura

1. Canto de la resignación (Tonás)
2. Canta con la voz del corazón (Tangos)
3. Pocito de nieve (Soleá)
4. Palma y corona (Romeras)
5. Quiero tu nombre olvidar (Bulerías)
6. Agua fina por salobre (Tarantas)
7. En Lima murió (Seguiriyas y cabal)
8. Labios de hielo (Bulerías)
9. Mirando pa el firmamento (Fandangos)
10. Milonga del forastero/ In pace (Seguiriyas).

La «enharmonía» a la que se refiere Manuel de Falla para definir las modulaciones melismáticas del cante, cuando está en perfecta simbiosis con el sistema temperado y harmónico de la guitarra, sucede esta interacción histórica de lenguajes musicales que es el flamenco, temperatura donde todas las culturas se funden.

En este disco Carmen Linares, con la guitarra de Gerardo Núñez, recrea esencias flamencas ofreciendo una nueva propuesta harmónica para el cante clásico. Enharmonías y harmonías de vanguardia, originalidad y buen gusto, sinceridad y libertada. Pilota la nave José Manuel Gamboa, asesorado por Miguel Espín, y a los mandos Juan Miguel Cobos «dream team» de la producción flamenca.

Esta música precisa de oídos generosos y atentos, prestos a profundizar en el sonido, listos para disfrutar con la riqueza melódica del cante vinculado a la singular harmonía de la guitarra, sazonada con el sobrio e imprescindible apoyo del contrabajo de Pablo Martín y la percusión de Cepillo. Música flamenca de la mejor en la que Carmen viene a ensanchar el terreno expresivo de este arte universal.

El disco de Carmen es también una memora de ausencias, con números dedicados a su padre, a la viuda de Borges María Kodama, a la «Vainica doble» Carmen Santonja, a su amigo Manolo Heras, al poeta gallego José Ángel Valente. A todos ellos dedica una música sentida y deliciosa.

La aportación de Gerardo Núñez al disco está basada substancialmente en explorar nuevos terrenos harmónicos y rítmicos de la guitarra, acordes, progresiones, remates y cadencias que sitúan esta música en la vanguardia del flamenco de hoy. El, que es más un concertista que un acompañante, plantea en cada número nuevas maneras principalmente harmónicas explotando los motivos en su calidad de conductores (leitmotivs), y sacando el mejor partido de la ambigüedad tonal-modal de la música flamenca, ese doble sentido harmónico de la guitarra cuando está tocada a lo flamenco.

Carmen se encuentra aquí a la altura de su Premio Nacional de Música y mucho más, con un cante seguro y libre, precios de enharmonía, clásico y actual. Y presenta una suite flamenca en once movimientos articulados entre la variedad y la calidad, donde todas las tomas están registradas a la primera, mostrando una desenvoltura cantaora sin más cortapisas que las que impone la estética musical del flamenco. El aire, puro, la intención, sincera, el arte, jondo y seguro.

El disco se abre con el Canto de la resignación, un fragmento de la obra «La melancolia» estrenada en el sevillano Teatro Maestranza. En dos partes, a modo de introducción un arreglo para siete contrabajos de Pablo Martín, sobre el que Carmen entona la primera toná, hasta que la Percusión de Cepillo traza un ostinato por seguiriyas para este poema de Ortiz Nuevo que Carmen interpreta sobre una melodía de Juan Carlos Romero.

Pepe de Lucía escribió «Canta con la voz del corazón» que Gerardo Núñez arregla para el trío derrochando sabor flamenco. En las letras despliega Carmen su arte por tangos con un estribillo rumboso que lleva el sello del algecireño. La introducción, las variaciones, la falseta y la harmonización del estribillo son buena muestra del repertorio expresivo del guitarrista de jerez, con arpegios y rasgueos de alta precisión.

En memoria de su amigo Manolo Heras, Carmen canta «Pocito de nieve», tanda de soleares apolás para voz, guitarra, contrabajo y tabla india. El titulo corresponde al cante de El Mimi, decimonónico flamenco madrileño seguidor de Silverio, cuyo estilo Gamboa y Carmen conocieron por Manolo Heras y recuperan aquí para la afición flamenca. Letras bellísimas y cantes de enorme calidad musical que Carmen transmite mostrando diáfana toda su belleza. La harmonización de Gerardo no puede ser más audaz, hasta siete acordes para el remate de una letra. En los solos de guitarra destaca la acentuación que propone para la soleá, haciendo fintas a la clave rítmica con soltura jerezana. Con las romeras «Palma y corona» llega la alegría, letras del cante romero andaluz rescatadas por Gamboa, dos de ellas cantadas a coro, bellísimas, que al final se funden en una a través de un contrapunto muy flamenco. Hay aquí arte musical de enorme dificultad cantaora que Carmen recrea en toda su dimensión flamenca.

Como recuerdo a la componente de «Vainica Doble» Carmen Santonja, Gamboa y Carmen eligieron este «Quiero tu nombre olvidar» del último disco del dúo «En familia», llevándolo al terreno de la canción por bulerías, harmonizado a lo flamenco y cantado a media voz, en un registro revelador para muchos aficionados al arte de Carmen.

La taranta es un estilo muy emparentado con Linares y que Carmen escuchó por vez primera a su padre, a quien dedica «Agua fina por salobre». La cantaora recrea para la ocasión una variante del diseño melódico muy personal, musitando, a modo de temple, la melodía que se desprende de los arpegios que va trazando la guitarra en la introducción. El despliegue harmónico es de gran calibre, en la falseta y en las contestaciones del cante, con un contrapunto cromático muy eficaz y flamenco.

Por seguiriyas, cante y toque que Carmen y Gerardo elevan al rango que merece. Tras una letra de salida de aroma melódico trianero y carácter salmódico, el cante valiente que da titulo al número, «En Lima murió», que relata la trágica historia de José María Ponce, trabajador del astillero gaditano nacido en 1830 que por amor a Cristina Ortega se metió a torero a fin de conseguir su afecto, y que fue cogido por un toro en la capital peruana. Este cante, del portuense Tomás el Nitri, lo remata Carmen con la cabal de Silverio. Gerardo escorda la sexta invirtiendo los acordes para conseguir novedosos efectos harmónicos.

Pepe de Lucía en «Labios de hielo» vuelve a dejar su impronta, ahora por bulerías. El cante, lleno de originales modulaciones vocales, lo hace Carmen con un aire muy personal. El trío de magníficos también hacen aquí de las suyas. Mirando pa el firmamento, fandangos naturales compuestos por Pepe de Lucía inspirados en el cante de Palanca, que Gerardo acompaña en el tono de rondeña al aire sobre un planteamiento muy rico harmónicamente, exprimiendo, tanto en la extensa introducción como en las letras, todo el jugo al tono propuesto por Ramón Montoya. Carmen, enorme, dice el cante mostrando su rango vocal, amplio y templado.

La «Milonga del forastero» es un poema de Jorge Luis Borges que Carmen dedica a María Kodama. Se estrenó en Sevilla en el homenaje al escritor argentino durante un espectáculo titulado «Abecedario» promovido por Juan Antonio Maesso en 1999. Carmen y Gerardo repasan aquí las tonalidades harmónicas del flamenco: la introducción en tono mayor (fa sostenido) desemboca en el modal andaluz propio del cante de Pepa Oro, que Carmen interpreta imponiendo su carácter melódico hasta el estribillo, en si mayor. La falseta a solo regresa al tono modal sobre un lenguaje musical de delicioso «flamenco orillero». La segunda Milonga, en tono menor, remata con un estribillo en el modo rítmico de habanera y en tono mayor, acentuando la filiación cubana de la milonga rioplatense y flamenca.

«In pace» es la adaptación de un poema que José Ángel Valente dedicó a su hijo fallecido. Ya había cantado Carmen a Valente en una obra de Mauricio Sotelo (los tres premios nacionales 2001). Cante de profundo dramatismo y factura musical de vanguardia. En la primera parte la voz, con un aparente ritmo libre, se funde con el contrabajo y el violín en un arreglo de Pablo Martín. En la segunda dos guitarras arpegiadas, una en cada canal, proponen la clave de la seguiriya muy rítmica, base sobre la que escuchamos la letra de remate, intensa y natural.

Carmen afirma haberse sentido muy cómoda durante la grabación, hecho que ha propiciado un cante lleno de cordialidad artística. Con el método de trabajo propuesto por José Manuel Gamboa, la vanguardia harmónica que emana de la guitarra de Gerardo Núñez, el valiente toque de contrabajo de Pablo Martín, la metronómica percusión de Ángel Sánchez Cepillo y el oído de Juan Miguel Cobos, se obtienen esencias varias del mejor flamenco, el cante libre de Carmen, la Cantaora.

Faustino Núñez.

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