La armoniosa música de Sorderita
Quien esto suscribe debe confesar por adelantado que siempre fue un admirador de José Soto, desde que lo conoció allá por el último cuarto del siglo pasado. Entonces la mayoría de los flamencos parecían redestinados a no entenderse con el resto del mundo el resto del mundo actuaba recíprocamente. Pocos disfrutaban del cante y, por ejemplo, del pop; de Nacha Pop o Los Secretos, pongamos por caso. Existía en el ambiente joven de aquel Madrid en que nos relacionamos, una desbordante pasión por vivir, por crear y disfrutar de las creaciones. Hasta el poder actuó como animador; el optimismo no tenía la imites. Uno se podía dar un masaje de multitudes ante el último grupo revelación y además, por edad, sobrevivir a la correspondiente sobredosis de brebaje garrafón en el garito de moda. Pero en otros ámbitos, como aquel tablao que fue de Manolo Caracol, Los Canasteros, también había marcha musical «y mejor bebida» para parar un ferrocarril. Eso lo sabían unos pocos. El flamenco quedaba demasiado lejos para las orejas del momento. Gracias a gentes como Joselito Soto irían cayendo las barreras heredadas. Y tanto. El querido Enrique Urquijo, pasado el tiempo, cantará con Sorderita.-Yendo al principio quiero recordar a José tocando la guitarra en Canasteros junto a su compañero Juan Carmona, El Camborio. Allí, entre pase y pase, fueron tramando maldades, saludables «herejías» flamencas. Se les unió un inmortal Ray Heredia y nació Ketama. Todo estaba por hacer, pero se había abierto brecha, caminos para la libertad. Si los poperos tenían himnos generacionales «vg. Para ti», los flamencos de joven talante acabarán teniendo los suygs «vg. Alegría de vivir o Na es eterno-. Después Sorderita emprenderá una guadianesca carrera en solitario, no sin antes formar fugaz dúo con Raimundo Amador…
Entre todos los artistas de la generación de Sorderita comprometidos con su tiempo, siempre destacó José por su cabal afición. De madrugada en madrugada, tras cumplir con el tablao, se reunía con los colegas y hasta las claras del día la emprendía a base de tarantas, soleares, malagueñas, fandangos, cantinas, bulerías, todo el arco estilístico. Y a la vez nos iba presentando sus composiciones. Fue el primer innovador joven del cante clásico. Trajo consigo una peculiar estética flamenca, de lírica floreada y melodías deslumbrantes, excelentes canciones con retazos de distintos modelos de aires tradicionales que inspirarían a cantaores de alto voltaje; desde su hermano Vicente Soto, hasta su primo José Mercé, Pepe de Lucía o La Susi, ¡ah!, y Camarón de la Isla. José Soto Barea (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1961), casado a los dieciocho años de edad con Dolores Sabaniego Carmona, Loli Habichuela, unió dos dinastías gitanas de puro arte: Los Sordera y Los Habichuela. Sorderita nació en Jerez pero se crió en una de las casas más flamencas del madrileño barrio de la Concepción, donde vivían a lo andaluz gentes que lo son en las cosas de la jondura: Terremoto, El Lebrijano, El Güito, Adela la Chaqueta, Picoco…. v toda su casta Sordera, con la figura patriarcal de don Manuel Soto, Sordera de Jerez, al frente. La Televisión Española del blanco y negro registró varios programas en aquel microcosmos que olía a pescado frito y se movía a compás, donde vimos al infante Joselito metido en jarana. Después de una larga ausencia reaparece José Soto con Siete ríos celestes, que son en realidad diez piezas de identificable copyright Sorderita. Una obra hecha con el corazón por todo un equipo de personalidades que se ha desvivido mes a mes para hacer realidad el sueño de devolver a la escena a este fenómeno que echábamos de menos, nuestro y vuestro Sorderita. Resuenan aquí zambras puestas al día con un José caracoleando «recordando a Manolo Caracol» a su manera. En otros lugares se acuerda de Lola Flores y cómo me la maravillaría yo»», o se emplea en bulerías, fandangos, rumbas, alegrías… Siempre, siempre, Sorderita vuelve por sus fueros, a sus cantes, incluso revisitando antiguas piezas.
En Siete ríos celestes se ha completado una obra que a mayor número de escuchas más engancha, donde se van descubriendo los múltiples detalles de una rica producción. Y es que José Luis Garrido, el responsable, sabe lo que tiene entre manos. Su dilatada experiencia profesional, delante y detrás de la barrera, su dominio del estudio de grabación y el conocimiento ¡rectísimo del arte y los artistas flamencos le ha permitido llegar a buen puerto tras navegar por las, a veces, aguas turbulentas de los siete ríos. Y ha trabajado con la honestidad de quien no pretende otra cosa que ofrecer con la mayor dignidad, la auténtica identidad de Sorderita; sin falsearla, mas tratando de hacer unos arreglos en consonancia con los días en que estamos. Meritoria ha sido la entrega de los guitarristas José Losada, Niño Josele o Paquete. Excelentes, de categoría, las armonías que propone el teclado de Germán Kucich. No menos destacaba es el rupturista discurso que traen los coros de Mariví Echaniz y Alicia Arguiñano. Siete ríos celestes no se pierde en los tópicos del género, es un disco nuevo con cadencias de ayer y esencias de anteayer.
José Manuel Gamboa
Créditos:
Sorderita: Guitarra y voz, Músicos: Niño Josele, Jose Losada, Paquete y otros…
[Referencia: 9031]