- Llora el agua – con La Tobala
- Tomate de la sierra (Jaleos) con Tomatito
- Camarones (Alegrías) con El Farru
- Cosas Lejanas (Bulerías) con Vicente Amigo
- Calle Pureza (Soleá)
- Arena del sur (Rumba)
- Sibarita (Al Aire de Bambera)
- Los vientos (Bulerías)
- Remolino (Seguiriyas)
- Platero (Vals Flamenco) con Antonio Canales
“Llanto de la guitarra” es un trabajo discográfico que hay que escuchar minuciosamente, prestándole toda nuestra atención: no nos podemos distraer ni un segundo, por su inmensa riqueza creativa. Lo primero que yo, como aficionada, he notado es la técnica tan especial de Pedro. En cualquier forma artística, la técnica es necesaria: es lo que le alisa el camino a la creación. No me refiero al virtuosismo gratuito que escuchamos a menudo hoy en día. Estoy hablando de la habilidad de recorrer las notas con claridad, produciendo secuencias coherentes. Pues este gran creador ha conseguido inventar su propia técnica, a la vez energética y dulce. En este aspecto, Pedro me recuerda los antiguos, que parecía que tocaban con los dedos y nó con las uñas.
El toque de Pedro es denso, fruto de un temperamento inquieto. Intuyo que Pedro nunca se queda satisfecho de su trabajo: pues veo en él, el deseo de enriquecer su música constantemente. Me imagino que le costará frenarse a la hora de crear. Como todo verdadero artista, es un ser compulsivo.
Luego, lo que es asombroso, es el factor sorpresa de su obra, en un mismo tema pasa de una interpretación flamenca clásica, a la que añade, por supuesto, sus armonías novedosas y sus melodías complejas, a una explosión musical innovadora. El mundo del Flamenco clásico está presente, como si fuera su casa, dónde Pedro entra y sale libremente según su inspiración. Nos llaman la atención los cambios de armonías poco usuales, pero antes de que podamos asimilar estos detalles, ya hemos pasado a un caramelo melódico. Quizás su Soleá, titulada “Calle Pureza”, es el tema en que mejor se aprecia estos cambios: suena a Soleá, reconocible y solemne, y de repente Pedro la adorna con un trémolo exquisito, técnica sorprendente en el caso de este palo; y en cuestión de segundos vuelve a la secuencia melódica tradicional de Soleá.
Otro ejemplo de originalidad creativa aparece en los Jaleos titulados “Tomate de la Sierra”, contiene un tributo a Paco de Lucía, con pinceladas de “Volar” y «Entre Dos Aguas» y con la colaboración de “Tomatito”. «Camarones» nos transporta como flotando a Cádiz, por una brisa, hacia una luz deslumbrante, pues en este tema parece que la musicalidad del toque de Pedro afecta todos nuestros sentidos. «Platero» arranca con una melodía tan dulce y refinada que nos podría parecer un tema de música clásica; luego, sin aviso, aparece el ritmo de vals, y al final, vuelven las notas serenas. En este disco se agradece el hecho de que, por muy dinámicos que sean los temas, no nos cansan, porque el compás sabe cuándo dejarle sitio a la calma. «Remolino» nos seduce por una exquisita delicadeza melódica que se va convirtiendo en un poderoso ritmo por Seguiríya, ilustrado por un zapateado preciso y veloz: al final reaparece la dulzura.
En tan poco espacio de escritura, no puedo describir mis impresiones al escuchar cada tema. Sólo pretendo ofrecer ejemplos de la complejidad de la creación de un músico insaciable.
En cada momento de esta grabación queda claro que Pedro Sierra nunca deja de ser original. Pedro Sierra también destaca por su versatilidad: su visión personal de la música flamenca, que se presta tanto al toque de concierto como al acompañamiento del cante o el baile, su largo curriculum lo demuestra y esta grabación lo confirma. Eso sí: con un sonido siempre diferente del que anticipamos.
[Referencia: EF-25865]