1. Rencor
2. El coco
3. El Privavera
4. Si no te veo
5. Insomnio de Amor (Bulería)
6. Retales
7. Gades (Alegría)
8. Un Besito
9. Tu y Ella
10. Me voy al mundo.
Cádiz es, hoy por hoy, la mayor cantera de talento musical de España. Es evidente que lo que allí se hace se parece entre sí y, a la vez, tiene una personalidad diferente de lo que se hace fuera. El influjo de la mar, la luz, el levante, el vino, la sierra y , sobre todo, su transcendencia en la historia del flamenco han convertido su música en una fuente del deseo.
El flamenco ha cambiado mucho. Las bocas ya no saben a sangre cuando entonan. Aquel cante del hambre, los señoritos, el café-cantante, la dictadura, la Andalucía explotada y la emigración ha entrado en el siglo XXI como una gran cultura con millones de discos vendidos, ropa de marca, estudios universitarios y el mundo entero preguntándose qué haríamos después de Camarón.
En medio de este dilema nace El Barrio. José Luis Figuereo es pieza fundamental de una revolución emprendida por una generación de jóvenes que reivindican la tradición musical andaluza desde la libertad de creación y la ansiedad por aprender de otras culturas, es decir, desde la fusión. Su propuesta es vanguardismo y tradición. El precedente de esta revolución está en la guitarra de Paco de Lucía. Como el de Algeciras, El Barrio también empezó con su guitarra pero, como Camarón en las grandes ocasiones, no la soltó para cantar.
El Barrio es, para quien lo quiera escuchar, un apóstol del Nuevo Flamenco. Su buena nueva consite en beber de lo antiguo y sonar moderno. Y El Barrio suena flamenco desde el primer día. Ahora, al escuchar su quinta entrega discográfica, el oyente entenderá a los elegidos de las artes que de tarde en tarde se vienen al mundo a compartir generosamente su sabiduría.
Y es que estamos ante uno de los artistas más completos de la Andalucía del nuevo milenio. José Luis Figuereo no es sólo un intérprete de canciones, un compositor, un poeta o un cantautor a la vieja usanza. Puede destacar, y destaca, en cada una de esas facetas pero se hace más grande en el equilibrio con el que ha conseguido desarrollar todas ellas al unísono.
Como intérprete, su voz tiene un eco profundo y distinto, memoria de las grandes figuras del cante. Sus tonos, remates y requiebros vocales son un prodigio de melodía y afinación que tienen tanta personalidad como los de la Perla, Caracol y Camarón. El Barrio navega por su música con la técnica de un virtuoso del instrumento de la garganta de la que conoce todos los secretos. Cuando quiere resucita a Jesús de la Rosa o alcanza los registros de Pepe Roca.
Como músico, sus composiciones tienen identidad andaluza y gaditana. Su música es del sur y ofrece las mejores influencias del flamenco y del rock andaluz. El Barrio es dueño de l aherencia del compás de su barrio de Santa María. Como Chano Lobato, maneja las claves de los tercios originales del cante los domina en el espacio y el tiempo, los sostiene a su antojo, los acorta a contratiempo y los pinta en el aire hasta hacer que los pies de la audiencia se muevan solitos.
En esta nueva obra vuelve a demostrar su predilección por los cantes de Cádiz. Nos capta por alegrías, bulerías o tangos, para hacernos devotos de su música con una rumba imparable y una ranchera reconvertida.
Como poeta, es una especie de «sabina» del flamenco. Aunque no cuenta historias concretas, es fácil verse reflejado en una de sus letras. Todo seguidor de El Barrio tiene una canción que parece escrita para él. Sus contenidos definen un flamenco más urbano y menos rural, y describen conceptos frente a situaciones y priman los sentimientos, no el sentimentalismo. Su lenguaje es formal, lírico pero mederno, cargado de expresiones populares, juveniles y del caló cuando es necesario.
Su poesía recuerda a la generación del 27, desde el Alberti más surrealista, al Lorca más gitano, pasando por el Miguel Hernández más apasionado. El amor como eje y motor de la vida, el desamor como tortura y sentimiento trágico, la muerte, el destino, la música, la cultura y las tradiciones de su tierra son los temas centrales de las canciones de El Barrio.
José Luis Figuereo siente admiración por los versos populares de las coplas y el romancero andaluz, y mientras busca nuevas fórmulas poéticas desde la primacía de la metáfora, habla del amor como el mayor enamorado y del desamor como el hombre más herido de todos los tiempos.
Hace años, durante la presentación de uno de sus discos en el Gran Teatro Falla de Cádiz, alguien gritó desde el patio de butacas: «¡¡¡Seúl!!! Me estas quitando el luto por Camarón!». El Barrio paró el concierto. Nunca pudo imaginar que sería capaz de crear el clima de emoción necesario para hacer desaparecer el sentimento de orfandad que nos invadió a todos tras la temprana muerte del genio de La Isla. Salvando las distancias, El Barrio y su generación son hijos de ese desamparo. Esa es su misión.
Manolo Casal.
Créditos:
Pedro Sierra, Carles Benavent, Manuel Ruíz Queco, Luis Dulzaire, Antonio Ramos «Maca» …
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