por Fernando Iñiguez
¿No te da como un golpe en la barriga cuando entra grave el viento con la voz de Javier Ruibal por encima en las primeras estrofas de Toito Cái lo traigo andao?. ¿No te da una enorme alegría cuando en Vino y besos anda hablando de un hermoso cuerpo femenino?, ¿no te emociona la pasión – casi religiosa – con que describe su amor por Aurora? , ¿no te vienen sugerentes evocaciones de viajes imaginarios cuando Javier pasa Por la puerta de Elvira?. A la fuerza, con El náufrago del Sahara tienes que notar la arena del desierto en tu boca; con Isla Mujeres salir rumbeando tras las caderas de la persona que quieres o con Carmen sentir un deseo irrefrenable de probar uno solo de sus besos.
Que me parta un rayo láser sino te conmueve la desolación que provoca el enorme amor de Guárdame, sino te divierte el tono casi burlón y cínico, pero embaucador, de Esta hora de los besos, o si no sacan lo mejor de tu lado romántico los versos de Dama de mis días. ¿No te encanta que forma tan enriquecedora tiene Javier de ver el amor como en Erase allí tan cerca; o, no te sientes transportado a la luna, o al paraíso, cuando escuchas Sueño?.
Puede que a lo mejor no te pase nada de esto cuando escuches Las damas primero, el nuevo disco de Javier Ruibal, pero entonces, ¿qué te hace sentir vivo?.
Cada uno tiene derecho a interpretar la vida como quiera; a tomárselo en serio, en broma; a ser sensible, solidario, simpático; a no querer saber nada de los demás, a pasar del amor, del sexo. La libertad es eso, incluso para porque uno no quiera disfrutar de las cosas que pone la vida.
En fin, es asunto de cada uno. Pero yo me quedo con lo mejor de cada cosa. O, por lo menos, con lo que a mí me hace disfrutar. Pocas cosas hay para ello como las canciones de Javier Ruibal, y cada uno de sus discos. Cada concierto. Rigor y seriedad, poesía y música, pero tan intensa que la experiencia resulta divertidísima. Ese es posiblemente uno de los secretos que han convertido a Ruibal en un tipo irresistible cuando se le conoce. Lo malo es que todavía se le conoce poco; pero no sé de nadie que una vez haya escuchado una canción suya o acudido a un recital, no haya sucumbido a sus encantos.
Nunca es tarde. Puede que haya llegado su hora, o la tuya, si todavía no le has escuchado. Las damas primero es un alegato contra la insensibilidad, una perfecta obra maestra en la que Ruibal se retrata tal cual es : soñador, pícaro, intuitivo, anti-héroe, caballero, pelin cínico, galante, cristiano, resabiao, poeta, moro, viajero, sensible, héroe, romántico … y un montón de vicios y virtudes más que lo convierten en único.
Las damas primero es la barandilla perfecta para asomarse al mundo de Javier Ruibal. Un mundo – ¡claro!, ni perfecto ni maravilloso, pero casi – altamente gratificante. No sé, estos son tiempos chungos así que escuchar a Javier se convierte en necesario, y balsámico. Te recomiendo que entre en él. En ese mundo mágico, en sus canciones. Se te pueden ir muchas penas. Y eso se agradece, con la que esta cayendo.
Créditos:
Tito Alcedo, Jesús Lavilla, Alfonso Gamaza, David Moreira, Diego Magallanes, …
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