1. Canto (Alegrías)
2. Los amantes (Bulerías)
3. Iré con el viento (Tangos)
4. Rincón de los amargos (Soleá)
5. Enamorao (Rumba)
6. La estrella de Manuel (Bulería)
7. Acontecio (Seguirilla)
8. Sevillanas del pañuelo (Sevillanas)
9. Llámale amor (Rumba)
10. Gitana cordobesa (Bulería).
EL PELE Y VICENTE AMIGO:PARECE QUE FUE AYER
El hecho de que Manuel Moreno Maya el pele y Vicente Amigo Vuelvan a grabar juntos, después de una docena de años separados artísticamente, es un feliz acontecimiento para el mundo del flamenco. No en vano formaron los dos una pareja que se destacó sobre cualquier otra en aquella etapa -finales años 80, principio año años 90-, que yo conocí muy bien porque la viví de cerca. Una pareja irrepetible por el perfecto acoplamiento entre cante y toque, ese emocionante diálogo que se establece como objetivo ideal a los oficiantes de tan difíciles disciplinas. Como pudieron ser las formadas, en su tiempo, por Chacón y Montoya, por Camarón y Paco de Lucía.
Cuando se unieron por primera vez, Vicente venia de formar en el grupo de Manolo Sanlúcar-su maestro en los años anteriores- y Pele se había definitivamente consagrado después de ganar dos premios en el concurso nacional de Córdoba de 1983. Se vio enseguida, al margen de la clase de cada uno en lo suyo ya incuestionable, que entre los dos se generaba una tensión mágica, un entendimiento fascinante.
Yo no sé si la idea de Vicente de que «es necesario conocerse mas allá del puro cante para acompaña bien»fue consecuencia de esa convivencia de los dos en el arte. Supongo que sí. Vivían, los dos, constantemente como flamencos de ley, una especie que hoy mucho me temo se halla en vías de extinción. Flamenqueaban no sólo cuando se sentaban en las sillas para actuar, sino en todo momento, cuando comían, cuando bebían, cuando viajaban, cuando la mirada de una chica guapa les encandilaba, cuando se traían entre ellos un cachondeo ganso cuyas claves desconocíamos los demás…Creaban en todo momento, cantiñeaban siempre-en guitarra también-, improvisaban. Y sobre muchas de aquellas ocurrencias geniales volvían una y otra vez después, en los ensayos formales, hasta dejarlas perfectamente acuñadas para integrarlas en el repertorio del momento.
Esa forma de vivir se traducía, pues y de que modo, en el arte que los dos eran capaces de inventar, esa especie de comunión tan significativa en todo lo flamenco. Por que «lo mío con el pele es una cuestion muy romántica», me decía no hace mucho Vicente. Lo nuestro cuando empecé, empecé con él y yo he vivio e flamenco con el, lo he vivio, he tenio esa suerte de vivirlo con él desde muy pequeño.
De todo eso han quedado mucho arte y muchas otras cosas. Una letra de la que es autor Vicente Amigo, por ejemplo:
«en mi recuerdo siempre estará,
el quejío de un gitano
que se llama Juan».
Por que este gitano- el pele_ tiene la singularidad, entre muchas, de disponer de dos nombres por separado: Manuel en los papeles y Juan para los amigos. «Con el Pele es que he vivio cosas muy flamencas, momentos muy flamencos, muy bonitos, muy sensibles…», me dice también Vicente.
De aquella primera etapa del pele y Vicente amigo queda páginas de enorme belleza en sus grabaciones de entonces. Y el recuerdo de noches memorables en que nos transmitían de viva voz- y nunca mejor dicho- un arte jondo de rango incomparable.
La voz del cantaor era en sí mismo un instrumento de música seductor, increíblemente comunicativo, que el utilizaba sabiamente, con virtuosismo. Virtuosismo personal, diferente al de cualquier otro cantaor virtuoso. Su ¡ay! siguiriyero, el lamento estremecedor de un fandango de amor y celos, la alegría vitalista de sus cantiñas. Tenía momentos El Pele cuyo cante era de una rara belleza, con sonidos inexplicables, quejios, expresiones cantaoras que nos levantaban del asiento y que el propio flamenco no sabe definir con precisión. ¿el duende?
Y junto a él Vicente Amigo también inventando un toque prodigioso. Si a un guitarrista flamenco no le gusta el cante, se nota, y si le gusta, también. A Vicente le apasiona. Me explica: el cante hay que sentirlo, no es una cuestión de gustos. «Sin gustar el cante se puede acompañar, lo mismo que se ponen ladrillos y no te gusta». Y aquella forma de acompañar los profesionales de la guitarra saben muy bien lo que tuvo de personal e influyente. Como e tocaba con El Pele, alegrías por ejemplo, soleá, bulerias, los guitarristas de generaciones más jóvenes lo tiene bien presente y algunos lo utilizan.
Afortunadamente nos volvemos a encontrar con todo esto en el disco que ahora ve la luz. Su audición nos lleva a redescubrir un arte jondo que se nos había quedado por ahí perdido en nuestra conciencia, a fuerza de no tener ocasión de refrescarlo oyéndoselo a sus protagonistas privilegiados. Hay un cante por soleá, estilo en que los 2 son maestros, absolutamente admirable, ejemplar. Y unas siguiriyas de ritmo rápido, grandes, en que el grito del cantaor hiere hasta lastimar. Hay alegrías, bulerias, rumbas, tangos….y hasta unas sevillanas de refinado encanto.
Después de tantos años en que sus respectivas carreras les llevaron por caminos separados, el Pele y Vicente Amigo han tenido el buen acuerdo de unirse otra vez para crear arte de nuevo. Esperemos que no sea la ultima.
Ángel Álvarez caballero.
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