Texto: SONIA COBOS
Fotos: ISABEL ARANDA
Recital para la historia de Poveda
XXXII FESTIVAL DE ARTE FLAMENCO VALDEPEÑAS
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Baile: Matilde Coral; Guitarra: Jesús Guerrero; Percusión: Paquito González; Palmas: Carlos Grilo, Luís Cantarote Miguel Poveda protagonizó el pasado viernes 2 de septiembre, con las entradas agotadas con dos meses de antelación, la XXXII edición del Festival de Arte Flamenco Valdepeñas “Ciudad del Vino”, una noche que permanecerá grabada en la retina de todos los afortunados que pudieron presenciar un recital para la historia del flamenco. Miguel empezó cantando por livianas como viene siendo habitual en sus últimos conciertos para seguidamente ofrecer una preciosa nana. Es entonces cuando anuncia por sorpresa la presencia de una de las grandes figuras de la historia del baile, Dña. Matilde Coral. La sevillana, septuagenaria, cautivó desde su entrada en escena al público con su baile, sus anécdotas y sus comentarios que se prolongaron durante todo el concierto. Suenan las cantiñas que Poveda siempre interpreta con una sensibilidad especial y que concluyen con la trianera y el catalán bailando juntos y el público puesto en pie por primera vez. Malagueña de Chacón rematada con cantes abandolaos y los estilos de Mairena y Marchena fusionados en una soleá apolá excepcional que Poveda ya ha convertido en emblema de sus conciertos son sus siguientes cantes.
El polémico cante de madrugá precede al homenaje al maestro Morente con fandango, la aurora de Nueva York y unas bulerías de cosecha propia. Inmediatamente la voz de Matilde nos trasporta en el tiempo con sus vivencias en el barrio de Triana para que Miguel nos ofrezca los tangos de El Titi que de nuevo terminan con ambos artistas bailoteando como se hacía antiguamente. Llega entonces el momento cumbre de la noche. Si todavía queda alguien que piense que los payos no pueden cantar por siguiriya como los gitanos no escucharon a Miguel dejarse un pedazo de alma en el escenario valdepeñero. En ese instante el artista parece desatado e interpreta Esos cuatro capotes, Alfileres de colores, A ciegas y La bien pagá. Más tarde no hay palabras para describir la imagen de Matilde Coral y muchos aficionados llorando a lágrima viva mientras escuchaban a Poveda echar el resto con Tres puñales. Ahora el homenaje es para Morao, suenan las bulerías de Jerez en las que vuelve a emocionar a todos hasta el punto de que Matilde Coral le tiende su mantón en el suelo para suplicarle y obligarle a que baile sobre él. Ambos vuelven a bailar juntos y ahora es Miguel el que tiene que reprimir las lágrimas con todo el público enloquecido. Los fandangos anuncian el final de más de dos horas de sesión, pero antes se repiten los bises por bulerías en los que participan todos los artistas y tras los cuales nos queda la sensación de haber vivido un sueño.
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