Resumen: XVIII Festival Flamenco Caja Madrid. Enrique Morente
XVIII FESTIVAL FLAMENCO CAJAMADRID 2010 Teatro Circo Price
ENRIQUE MORENTE Especial Festival Caja Madrid 2010. Programación, reseñas, fotos… Artes circenses flamencas Texto: Pablo San Nicasio Enrique Morente tiene la extraña y celestial habilidad de dar la cara en los momentos de pesimismo. Cuando parece que no se puede sacar más petróleo del flamenco puro, de ese que se canta por derecho, como lo hacían hace siglo y medio en el café de Silverio. Ahí llega el del Albaicín para decir…”abracadabra”. Se acabó lo que se daba en el “Caja Madrid 2010”. Hubo que esperar al sábado, el de la camisa nueva, para partírsela en dos con un portentoso ejemplo de honestidad, genialidad y flamencura vanguardista de un tío que ya pasa de los sesenta. Así. Y estábamos tan confiados los jóvenes. Pues resulta que el secreto lo tienen los que ya están de vuelta de todo. Anda Paco de Lucía por los Balcanes dándolo todo y llena. Enrique Morente viene a Madrid y llena. Así están las cosas. Son los jefes y encima con cosas que decir. Y ahora vas y se lo cascas a los que vienen pisando “fuerte”. Lástima que vayan por separado, son la noche y el día, los flamencos lo saben. Pero aún así, sigue viniendo la añoranza de lo imposible cuando a David Cerreduela le da por acompañar por alegrías al maestro de Granada con las falsetas de “La Barrosa”. Parece una indirecta… Ayer Morente lo vio claro y en dos horas, en solo dos horas de espectáculo, resumió el flamenco de este, el pasado y el próximo siglo. Recordando a Lorca, a Picasso y a sí mismo. Presentando su “Pequeño Reloj”, su “Pablo de Malaga” y su “Morente Flamenco”, todos a una. Con una puesta en escena magistral. Por lo imprevisible, porque sabíamos que era su estilo pero aún así sigue impresionando. Desde el inicio, a corro (no el de la patata) a palo seco por Debla, Carcelera y Martinetes con sus compadres. Entre las butacas abarrotadas, ayer sí. Y siguiendo por abandolaos y siguiriya demostrando que se puede seguir rizando el rizo a cantes de más de un siglo.
Y la soleá. Morente este año ha pasado por Madrid para cantar por soleá. Y con eso nos hubiera bastado. Llegó en primavera para recordar en ocho minutos a Miguel Candela y anoche nos volvió a evocar con diferentes guitarristas (siempre grandes) un local que ni es ni será lo que fue: el inicio de todo lo que somos los flamencos de Madrid. El Morente de anoche fue una soleá, como él mismo dijo “impresionista”, “cubista”, “yo que sé”…una soleá caleidoscópica que lo mismo se acompañaba del baile de los enormes “Niño de los Reyes”, “Isaac de los Reyes” y Pedro Gabarre, como de los pirotécnicos Cerreduela. Padre e hijo. Soleá que lo mismo caía a bulería que a siguiriya. Y por derecho. Sonando unas guitarras que anoche tuvieron más sabor flamenco que en otras ocasiones. Con una velocidad desmedida, como siempre, pero en una línea de expresión soberbia. El recital de Enrique Morente, este sí que no se repite en cada escenario, recreó el flamenco añejo de una manera circense, pero cayendo de pie. Y el flamenco de creación propia surgió natural y espontáneo. Basándose, como decimos, en los tres últimos discos, pero sin olvidar momentos de su etapas sinfónica y rockera. Bis doble, por aires cupletistas picassianos y con los “Tangos de la Vida”, pieza de su último disco. Todo debiera haber acabado con el “¿Cómo están ustedes?” Y claro…todos a coro… “Bieeeeeennnn”. Pero que muy bien. |
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