Resumen: XVII Festival de Caja Madrid 2009. José Mercé con Moraíto & Paco Cepero. Galardon Calle de Alcalá
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“Galardón Flamenco Calle de Alcalá” Guitarra en concierto PACO CEPERO “50 años de leyenda” Texto: Pablo San Nicasio “Perdidos por Madrid” Clausura del “Festival Caja Madrid” en este arranque 2009. Todos los flamencos juntitos con ganas de dar su merecido galardón “Calle de Alcala” al maestro del cante José Mercé. Cantaor de siempre muy vinculado a la capital y que, además, actuaba con su Moraíto al toque. La sala principal del Teatro del Canal fue testigo, con mejores instalaciones y peor acústica que la sala “B”, de un concierto que, sin duda, bajó el pistón artístico de las tres veladas anteriores. Una pena porque entre el público estaban hasta los jefes de la causa, los de Caja Madrid, se entiende. Lo mismo habían venido para enterarse de a quién ponen sus capitales en estos tiempos de crisis… Y se hizo lo que se pudo, pero la cosa ya arrancó mal desde el principio. Félix Grande presentó al jurado y al galardonado en medio de un baile de micrófonos que, de paso, no dieron un justo realce a los magníficos versos y comentarios realizados por el poeta manchego. En lo musical, Paco Cepero, galardonado con el mismo premio que Mercé hace cinco años, “teloneó” a su paisano con un largo recital de guitarra. Largo y homogéneo en sus texturas sonoras. Hasta catorce temas tocó el jerezano con su grupo (dos guitarras, violín y percusiones). Todos típicamente “ceperianos”, a base de bordonazos, progresiones y escalas de picados escuetos pero agresivos, silencios repentinos, melodías pegadizas y mucha suavidad en las formas globales. Hora y cuarto de guitarra que alcanzó su culmen por siguiriya y rondeña, sin llegar a grandes cotas pero sí dejando claras las aún estimables facultades de Cepero, su cercanía con el público y las ganas de seguir dando que hablar, obviando su más de medio siglo sobre los escenarios guitarra en mano. Pausa y a ver si esto levanta. Pues no. En la noche de los premiados de Alcalá estuvimos más perdidos por Madrid que ningún otro día. José Mercé comenzó por tonás a palo seco y, lo que prometía como una gran velada de cante para cerrar el ciclo, consistió en apenas cincuenta minutos de fuegos artificiales sin demasiada pólvora. Malagueña, soleá, siguiriya, alegrías, doble sesión de bulerías y fandangos de propina para confeccionar un rato de cante bastante previsible. Ni las “patadas” ni los momentos sin micro caldearon más al personal (a Cepero se le llegó a despedir de pie, a Mercé con lo justito). O el público no era el mismo y no se enteraba, o la sala pecaba de fría (que tampoco es eso), o resulta que estábamos muy exigentes, o que era lunes, o el gran nivel de días anteriores, o la crisis…el caso es que al final no pasará a la posteridad un recital que, como dijimos, rindió pleitesía con total justicia a un cantaor del barrio de Santiago de Jerez que se conoce muy bien Madrid. Vendrán tiempos mejores, para todos.
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