Resumen: XVII Festival de Caja Madrid 2009. Cancanilla de Marbella & Macanita & Canela de San Roque
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“Recordando a Antonio Mairena en su Centenario” Texto: Pablo San Nicasio “Tres por derecho“ De los cuatro grandes espectáculos que Alejandro Reyes programó para su “Festival Caja Madrid”, el de ayer sábado era, a priori, el más flojo de cartel. Eso, que estamos en crisis y que ya llevábamos dos galas fuertes, podían ser razones para que bajase la afluencia de espectadores al teatro del Canal. Pero no fue del todo así y el ambiente siguió en lo alto. Sólo algunos huecos en las zonas más lejanas y menos caras famosas. Por lo demás, estaban en sus puestos los que tenían que estar. En el día en que se tributaba homenaje al centenario del nacimiento de Antonio Mairena (discurso conmemorativo incluido), se medían tres gitanos que navegan por las corrientes de la ortodoxia y que por ello, venían al pelo para recordar a un maestro en eso de las rectitudes. Tres artistas en un escenario que es una mezcla de plaza de talanqueras, polideportivo, ring de boxeo y patio carcelero, con redes metálicas en las barandillas incluidas… Tres artistas de gran personalidad, cada uno “de su pare y de su mare”. Diferentes en todo pero coincidentes anoche en su balance final. Los tres empataron con muy altas puntuaciones. Abrió “Cancanilla de Marbella” y su guitarrista habitual, “Chaparro de Málaga”. Dúo que contaba en las butacas con numerosos partidarios. El de Marbella dedicó su soleá por bulerías a Mairena para, poco a poco, irse metiendo en veredas nada fáciles por tientos y sobre todo por siguiriya, de donde salió muy airoso. Cantaor que no se prodiga en Madrid, el “Canca” midió muy bien los tiempos y se despachó a gusto sin hacerse largo. Cerró por bulerías acordándose de nuevo de Mairena, pero también de Caracol. Todo siempre conectando con el público, con quien no paró de dialogar y bromear toda la noche. La “patada” final tuvo mucha calidad y hasta facultades, quién lo diría viéndole… El malagueño gustó, y mucho. Sabía a lo que venía a Madrid y lo hizo lo suficientemente bien como para que la gente se quedase con ganas de volver a verlo. “Macanita” fue colocada en medio de la larga velada. Noches como estas al final se convierten, todo sea dicho, en maratones flamencos que a veces sobrepasan las tres y cuatro horas. Para que luego digan de la ópera… Jerez volvió a Madrid vestida de volantes rojos. Fuego en un cuerpo que rezuma potencia y presencia. Tomasa se hizo notar desde sus tientos iniciales, pero siempre muy pausada. Mucho más que en su anterior comparecencia en Madrid, en verano. No se prodigó en los “sprints” y se recreó por soleá, siguiriya y sobre todo, por malagueña. Se cantó y bailó por bulerías al final evocando a Lola y a la Paquera. Dos referentes que tampoco deberían estar tan lejos al paso que va. El público estuvo algo frío con “La Macanita” y su “Parrilla”, quizá sin querer. La pusieron en tierra de nadie y el público a esas horas necesitaba un descanso.
Tras el break, “Canela de San Roque”. Buen cantaor de irregulares directos que ayer, sin embargo, vino con la artillería pesada. Se trajo tres palmeros, un monumental guitarrista y las fuerzas justas para, con sus limitados pulmones pero extenso registro melódico, volver loco al personal. Desde la soleá inicial se comprobó que Antonio Carrión no es uno más acompañando, del mismo modo que notamos como “Canela” venía a por todas. Lo dieron “todo” por siguiriya, fandangos con recuerdos al “Niño de la Calzá”, bulerías, bulerías por soleá y, sobre todo, los breves pero antológicos tarantos del final. Mención aparte para un Antonio Carrión en racha. Artista completísimo que se llevó algunas de las ovaciones más sentidas de la noche por una guitarra que hace lo imposible: tocar música añeja sin parecer desfasada con la mayor de las solvencias técnicas. Como apuntamos, la noche culminó en Almería, conjuntándose el llanto de un inspirado vocalista con el toque de un magistral tocaor flamenco. Canela fina.. |