XVII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba- Arte que hace historia. Matilde Coral, Chano Lobato, José Luis Ortiz Nuevo

 
ARTE QUE HACE HISTORIA

XVII Concurso Nacional
de Arte Flamenco de Córdoba

Gran Teatro de
Córdoba
Viernes, 7 de mayo, 2004. 21.00h

Toda la información del Concurso Nacional de Arte Flamenco
de Córdoba 2004

Guitarra solista: Paco Serrano.
Cante: Luis de Córdoba, guitarra, Manuel Siveria.
Baile: Antonio Alcázar, Victoria Palacios. Guitarras: Rafael
Montilla, Juan Muñoz ‘Tomate hijo’. Cante:Rafael
Espejo ‘Churumbaque hijo, Isabel Galo. Percusión: Juanfra
Historias de arte: Matilde Coral, Chano Lobato, Fernando Moreno,
José Luis Ortiz Nuevo.

Una selección de elementos poco habituales y algo
ajenos al mundillo ‘jet’ del llamado “nuevo flamenco”,
elementos que por separado difícilmente hubieran llenado
cualquier teatro, unieron fuerzas para sumar un espectáculo
diferente, variado y al final, bastante entretenido que ofreció
una visión de la amplitud del flamenco.

Había el detalle de que todos los principales, desde Matilde
Coral en el 1968, hasta Antonio Alcázar en 1992, son premios
de Córdoba de ediciones anteriores, en cierta medida epilogando
la relevancia, o falta de ella, del concurso de Córdoba –
a sacar sendas conclusiones los lectores.

El largo recital abrió con la guitarra solista del cordobés
Paco Serrano que exhibió una sensibilidad clásica
con falsetas originales y hermosas por taranta, soleá, guajira,
zapateado y bulerías sin acudir a las afinaciones alternativas
tan de moda hoy en día, y con una técnica depurada
pero entorpecida por el sonido de su guitarra. A veces los guitarristas
dejan el puente del instrumento más bajo para conseguir un
tacto suave, práctica que puede conducir a resonancias no
deseadas.

Paco Serrano
Luis de Córdoba con Manuel Silveria

La voz terciopelada y condenadamente
bella…

Todavía con Córdoba, los siguientes artistas fueron
el cantaor Luis de Córdoba acompañado por Manuel Silveria.
Luis de Córdoba siempre ha gozado de una fama estable pero
discreta basada principalmente en sus cantes de ida y vuelta, alegrías
y cante minero, sin caer jamás en las tópicas melismas
normalmente asociadas con este tipo de repertorio que algunos llamarían
‘andaluz’, a diferencia de ‘gitano’. Empezó
con un sabroso surtido de alegrías y cantiñas, luego
cartageneras, levantica, tientos tangos que incluía el ‘gurugú’
de Pastora, tangos extremeños, de la Repompa y granadinos,
siguiriya en el tono brillante de seis por medio y fandangos con
el poco interpretado y bellísimo fandango del Niño
León (que algunos atribuyen a Juan Varea). Para cumplir con
una señora del respetable que no paraba de solicitar colombianas,
terminó por este palo dulzón haciendo las delicias
del público mayoritariamente cordobés. Destacable
por encima de cualquiera de sus interpretaciones, es la voz terciopelada
y condenadamente bella que caracteriza a este cantaor que suele
gustar más al gran público que al aficionado empedernido.
Digno de mención, y una agradable sorpresa, fue el acompañamiento
airoso de Manuel Silveria.

A
continuación montamos en una máquina del tiempo que
nos transporta a los años sesenta cuando todavía se
bailaba el zapateado de Vicente Escudero con la parte de las ‘campanas’
tocada mediante ‘armónicos’. Es el joven bailaor
Antonio Alcázar, ganador del premio “Vicente Escudero”
en 1992, que se encarga valiente y hábilmente de la tarea.
Pero la cosa no queda allí. La bailaora Victoria Palacios,
ganadora en 1992 del premio “La Malena”, pone su parte
con un taranto ‘retro’ terminado por rumba como se hacía
antes. Vuelve el bailaor Alcázar, con leotardo y botas de
fleco, más demodé imposible, para bailar una farruca.
Se une la Palacios y la coreografía se convierte en una especie
de tango argentino. No se suele bailar la farruca en pareja, y ahora
conocemos un posible motivo. Pero como todo hay que decirlo, conste
que el público se volvió loco con este número
con aires de sala de fiestas de la Costa Brava, año 1970.

La fiesta sigue, el público
embelesado…
“arte que hace historia”, nunca mejor dicho

Un descanso y volvemos al presente, pero un presente empapado del
pasado. “Historias de arte” es el nombre de una novedosa
presentación basada en las vivencias y las respectivas personalidades
de los veteranos Chano Lobato y Matilde Coral, cantaor y bailaora
que comparten un largo currículum y una profunda amistad.
En lugar de Juan Habichuela, otro veterano que normalmente proporciona
el acompañamiento y que estaba de baja por motivos de salud,
tocó el jerezano Fernando Moreno. El escritor y aficionado
José Luis Ortiz Nuevo, guionista, moderador y mira, también
monitor, rellena con comentarios sabrosos y provoca a Matilde y
Chano para que den de sí todo de lo que son capaces, sea
cante sea baile, sean anécdotas. Nos cuenta del barco que
llegó a Cádiz desde África hace dos mil años
con la partitura de los tangos y esto es suficiente para que Chano
arranque por dicho palo al estilo de Cádiz purísimo.
Después del cante, las ocurrencias de Chano y Matilde, ella
contando con toda la gracia de su persona como se llevó quince
mil pesetas en un bolso de piel del premio de Córdoba en
el 1968 y “todavía están allí, y eso
que hemos pasado hambre”.


José Luis Ortiz Nuevo, Matilde Coral y Chano Lobato

Canta Chano para que Matilde baile por alegrías y romeras…más
ocurrencias, cante de malagueña, bulerías, “¡que
no Chano, la bulería era p’al final!” regaña
Matilde…Chano recuerda la subida de sueldo de “veintijinco
pejeta” que le tocó a él y a Gaspar de Utrera,
y la borrachera correspondiente…rumba a la antigua al estilo
de Espeleta y Pericón, más bulerías, la fiesta
sigue, el público embelesado…“arte que hace historia”,
nunca mejor dicho…

Texto: Estela
Zatania

Fotos: Rafael Manjavacas

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