Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
LECCIÓN DE GEOMETRÍA FLAMENCA CON DOCE CUERDAS Y UNA CURVA
XVI FESTIVAL DE JEREZ |
La cuarta jornada del Festival de Jerez dio comienzo el ciclo “Vivencias” con una amena entrevista realizada por Marta Carrasco a la bailaora bailarina Luisa Triana en el Centro Andaluz de Flamenco. Explicó como huyó de la guerra civil española con su padre, el legendario bailaor Antonio de Triana, pareja y coreógrafó de Carmen Amaya. Personajes tan famosos como Manuel de Falla, Pilar López, Argentinita, Luis Buñuel o John Wayne salpicaban las anécdotas de esta gran veterana del baile, ahora convertida en pintora. ALFREDO LAGOS, DANI DE MORÓN “Doce cuerdas” A la vuelta de la esquina, en la Sala Compañía, tuvo lugar el recital de guitarra de Alfredo Lagos y Dani de Morón, “12 Cuerdas”. El título parece dar a entender que vas a disfrutar de un programa de dos guitarristas tocando composiciones a dúo, pero se trata de dos mini recitales independientes, con una breve colaboración final para acompañar a la artista invitada, bailaora Ángeles Gabaldón. El joven moronense abrió, y las primeras vibraciones llenaron el espacio con un sonido bello, redondo e irresistible. Un largo preámbulo a compás libre desemboca en bulerías, aquel comodín que tanta importancia siempre ha tenido en el flamenco de Morón. Unos ecos mineros con un largo trémolo y un pulgar gastoreño también van entrando en bulerías, el compás que abriga y absorbe todo. Siguiriyas a paso ligero con interesantes armonías que no alteran la naturaleza de este palo y bulerías por arriba para cerrar. Alfredo Lagos sólo lleva diez años a Dani, pero la evolución de la guitarra ha sido tan veloz desde Paco de Lucía, que su toque de guitarra pertenece a otra generación. Apreciado y solicitado como acompañante de cante y baile, también sabe sorprender como concertista. Sus composiciones son más musicales y contemplativas, menos agresivas que las de su compañero; conceptos opuestos que se complementan. Una hermosa rondeña, soleá con compás bien definido…se queja de que tiene las manos heladas, pero luego ejecuta unas bulerías a todo gas sin problema aparente. El recital termina con el baile de Gabaldón por bulerías sin que a nadie se le haya ocurrido meter algunas cantiñas, alguna bulería en menor, un ‘ida y vuelta’, cualquier cosa que hubiera contrastado y aliviado la insistente escala flamenca. ISRAEL GALVÁN “La Curva” Video Baile, idea original, coreografía y dirección musical: Israel Galván. Piano: Sylvie Courvoisier. Cante: Inés Bacán. Compás: Bobote. Hace menos de seis semanas en el Festival de Nimes, tuve la oportunidad de ver la más reciente obra de Israel Galván, “La Curva”. Es interesante poder notar los retoques realizados, y el efecto positivo que han tenido. En concreto, la obra proyecta un feeling más relajado, menos frío, y hay más referencias a compás, aquel pegamento que permite el fluir del tráfico flamenco. Porque a diferencia de lo que piensan algunos, el “flamenco” no está en un movimiento, ni está en el hecho de taconear, dar palmadas, vestirse de lunares, hacer muecas y puños o bailar con determinados accesorios. Es todo eso y nada de eso, y una de los elementos más constantes es el compás. Pero poco le importa a Israel Galván este tipo de observación, porque los genios tienen una licencia artística vitalicia que les permite cometer cualquier “crimen” y salir impunes. Entonces, vemos al incorregible bailaor entrar y salir del compás como quien coge el autobús, sin perder el hilo de sus propósitos. En todas las obras de Israel sientes un trasfondo de niño chico que quiere obedecer, pero exige saber porqué tiene que hacer las cosas que le han enseñado. Y se nos plantea la pregunta: ¿es preferible un artista de segunda categoría haciendo flamenco, o un genio haciendo cualquier cosa? Me limito a dejar la pregunta en la mesa, porque respuesta definitiva no tiene. Israel posee el don de la autoinvención continua, la claridad de pensamiento y la velocidad, todo habilitado por su irreprochable técnica. Baila martinete y tonás encima de una mesa (¿habrá mayor tópico que bailar encima de una mesa?…Israel recicla posibilidades caducadas), y por el “decir” de sus movimientos es Antonio el Bailarín en el Tajo de Ronda. Se divierte y nos divierte investigando disonancias y contradicciones. Cantaora Inés Bacán sentada a una mesa, la golpea como si hiciera compás mientras canta por siguiriyas…más digeribles son las nanas que interpreta para dar la entrada a la ‘suite del talco’. Es que no sé de qué otra manera describir la última media hora de la obra cuando Galván se revuelca una y otra vez en un montón de polvos (digo yo) de talco como si se bañara y se purificaba, levantando grandes nubes blancas que terminan por fascinar visualmente, una especie de atrezzo en movimiento y armonía con el baile de Galván. Muchos han disfrutado la música contemporánea del piano de Sylvie Courvoisier (no hay guitarra), pero para la persona que busca flamenco, es un largo tiempo muerto. Hay que acudir a La Curva dispuesto a observar un ejercicio teatral existencial que refleja la natural incoherencia de la vida, y cómo no, el genio de uno de los creadores más atrevidos en la historia de la danza española. |