Resumen: XVI Bienal de Flamenco 'JEREZ. LA UVA Y EL CANTE' – FERNANDO 'EL DE LA MORENA', EL TORTA, LUIS 'EL ZAMBO'. 'GRITO' – JOSÉ MAYA Y ALFONSO LOSA / 'CÁDI
XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
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Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos… “JEREZ. LA UVA Y EL CANTE” – FERNANDO «EL DE LA MORENA», EL TORTA, LUIS “EL ZAMBO”. Texto: Estela Zatania Menú del día en la Bienal de Flamenco de Sevilla: primer plato, Jerez, y de segundo, Cádiz. Jerez de mis amores, adorada ciudad que se reinventa todos los días buscando la manera de coincidir con todo lo que se cuenta. La uva y el cante, oquéi, también hay caballos, pero la logística del Lope no los permitía, digo yo. No importa, lo de siempre basta y sobra, las figuras que quedan: Torta, Fernando de la Morena, Luis Zambo, Enrique Soto…sin Manuel Moneo me falta un trozo extremadamente importante, pero con esos cuatro tenemos Santiago y San Miguel bien despachaos. Pon también la garantía musical absoluta de Moraíto, ya no tan “Chico” y el baile, no jerezano, sino más bien universal o galáctico de Joaquín Grilo. Y un larguísimo etcétera, porque los flamencos de Jerez tienen una relación fuertemente simbiótica. Igual que el excelente vino de esta parte del mundo que tiene mejor sabor (dicen) si se toma in situ, el flamenco jerezano necesita su propio ecosistema: cierto sonido de guitarra, cierto soniquete de palmas, cierto tipo de señora (mayor, gordita, con delantal a ser posible), cierto repertorio de cantes y cierta manera de comportarse. Esto lo comprende mejor que nadie Manuel Moreno Junquera, nuestro Moraíto de toda la vida, director del empeño que sólo se puede definir como “obra” en el sentido de que empezó con su voz en off sentenciosa o porque lo que vino después seguía un guión. Es la eterna búsqueda del Santo Grial flamenco, el sueño (¿imposible?) de muchos de encontrar la manera de trasladar el flamenco como lo disfrutamos en el barrio, a un escenario de teatro sin que pierda espontaneidad ni parezca desorganizado. Pero miremos lo que decía el programa de mano: “Primer acto: Explosión por bulerías”. (o sea: bulerías) “Segundo acto: Fernando de la Morena canta la trilla”. (o sea: Fernando de la Morena canta la trilla). “Tercer acto: Mesas”. (o sea: Mateo Soleá, Luis Zambo, Torta y Enrique Soto alrededor de una mesa de madera cantan por siguiriya, bulería pa’ escuchar, soleá y taranto con cartagenera respectivamente). “Cuarto acto”. (El “acto” más jugoso en el que Joaquín Grilo finge aparecer espontáneamente del público, pero luego despacha un exquisitamente montado baile por bulerías sin cante con la guitarra de Morao, donde despliega su extraordinario talento templado y controlado de una manera que hasta ahora no había hecho. Impresionante). “Quinto acto: Gran fin de fiesta”. (o sea: reposición del primer acto).
Quitando al Grilo, nada nuevo bajo el sol, pero con el poder depositado en mí, y que intento administrar con la debida seriedad, me da la gana de destacar a una de las personas menos conocidas de los principales. El bello misterio y la sinceridad de la siguiriya cantada por Mateo Soleá me hizo recordar las palabras del Tío Enrique Sordera que me contó cómo se despertaba a la gente en la gañanía por la mañana cantando por siguiriya. “GRITO” – JOSÉ MAYA Y ALFONSO LOSA Ficha artística: Baile : Alfonso Losa, José Maya; Cante: Antonio Ingueta, Antonio Núñez “El Pulga”, Saul Quirós, Mara Rey. Guitarra: Antonio Rey, Carlos de Jacoba; Percusión: Lucky Losada. Texto: Gonzalo Montaño Peña Grito es la propuesta de Alfonso Losa y José Maya, dos bailaores madrileños diferentes, pero también bastante parecidos, que en este espectáculo confrontan sus pies en una batalla por ser el más rápido del escenario. El espectáculo se abre con un audiovisual en la pantalla del escenario en la que se proyectan imágenes de las guerras del siglo XX. Mientras tanto un grupo de bailarinas recorren rápidamente el escenario dándonos a entender la locura de esta sociedad que formamos, que no para a pensar en las atrocidades que comete. Es este uno de los significados de una obra que por momentos me pareció bastante conceptual. En los bailes a dúo los bailaores están en todo momento perfectamente compenetrados en la coreografía y virtuosos hasta niveles altísimos en el nivel técnico. También el grupo que acompaña a los bailaores demostró tener un grandísimo nivel artístico, las guitarras sonaron compaginadas y ocupando cada una un espacio sonoro compatible y muy pendientes de aportar el colchón armónico rítmico al cante. Llevar a un guitarrista de la talla de Antonio Rey te asegura un buen respaldo que se nota en el resultado. Un poco más monótono me parecieron los cantaores, casi todos del mismo corte melódico, esto es de tesituras altas y frecuentes agudos. De la cuarteta de voces sin embargo destacaría la voz e intención de Antonio Núñez “El Pulga” que puso la nota de emoción entre tal despliegue basado en la técnica. También Mara Rey demostró ser distinta en los escasos momentos de protagonismo que tiene dentro del espectáculo y el baile por Bulerías final puso a todo el público en vilo en un instante. En los números en solitario de Alfonso Losa demostró que además de esa impresionante técnica que tiene en los pies, también tiene un braceo elegante, una actitud muy flamenca y unos cierres al cante con gusto, al estilo del Farruco. Igualmente técnico es el baile de José Maya, rápido como una centella en el taconeo, quizás un poco más racial y gitano en su concepto, pero definitivamente parecidos en el aspecto general de su baile.
Ambos supieron transmitir la enorme energía que desprende su baile al público que respondió con frecuentes Oles y jaleos para ambos bailaores. Aunque no es necesario decir que estos dos artistas son ya, a pesar de su joven edad, unos bailaores de máximo nivel. Tengo que confesar que esa actitud en el baile: tan de rabia, tan de grito, como su espectáculo se llama. Termina cansándome al rato de verla, pasado un rato parece que deja de impresionarme y pasa a apabullarme. Entiendo que este es un concepto de baile que se basa en eso: en la rabia que se desata, en el salto mortal, en el taconeo vertiginoso, en la ira expresiva, el frenesí… pero creo que será la definitiva madurez la que termine por asentar a estos bailaores dándoles ese momento de reposo en el baile que para mí necesitan y será entonces cuando ocupen el privilegiado sitio dentro del baile flamenco que les pertenece. “CÁDIZ ETERNA” – RANCAPINO, JUAN VILLAR, NANO DE JEREZ, MARIANA CORNEJO, CÍA LIDIA CABELLO Texto: Estela Zatania El patio del Hotel Triana, casa de vecinos habilitada para actuaciones, es un escenario al aire libre apropiado para la improvisación y la ausencia de guión. Por ese motivo, también propicia momentos de genialidad o de aburrimiento, según el caso: abstenerse los inseguros, los poco creativos y los de escasa preparación. De la Tacita de Plata, donde se inventó la palabra “mañana”, llegaron algunos de los mejorcitos a la Bienal sin ánimo alguno de grandiosidad, sino de salir, pasarlo bien, dejar a la gente feliz y ganarse el sueldo. Más honrado imposible, y se agradece. Un grupo cien por cien gaditano abrió el programa con baile. Los tres cantaores, Paco Reyes, Ángel Pastor y Raúl Gálvez se turnaron por tonás para prologar la siguiriya de Lidia Cabello con Niño de la Leo a la guitarra, el violín de Emilio Martín y la percusión de Edu Gómez. Las voces armonizadas al alimón, cosa que nunca he visto u oído por siguiriyas, fue un experimento cuya repetición desaconsejaría. El diverso público que llenó la amplia plaza fue reservado en sus aplausos ante el baile algo académico de Cabello.
La chispa e inventiva puramente gaditanas hicieron que un tropezón del Nano en el breve fin de fiesta se convirtiera en pretexto para abandonar el escenario llevándolo a compás, cual carretilla humana. En la noche fresquita del casi otoño sevillano, por fin el público se había calentado. Esto era lo que buscaban y lo que les hizo saltar de sus asientos como si por resorte. “FINALISTAS DEL CERTAMEN ANDALUZ DE JÓVENES FLAMENCOS” Texto: Gonzalo Montaño Peña El espacio escénico del Teatro alameda brindó una noche a los ganadores del I certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos organizado por el Instituto Andaluz de la Juventud de la Conserjería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Las promesas del Cante, Baile y Toque Tamara Aguilera, Moisés Navarro y Francisco León respectivamente tuvieron su oportunidad de reivindicar un sitio dentro del estrecho panorama del flamenco profesional. Comenzó Tamara Aguilera, prometedora cantaora de La Puebla del Río formada en la Fundación Cristina Hereen, que demostró ser buena aficionada en los estilos más sobrios donde sacó su fuerza y casta y tener además gran sentido rítmico cuando interpretó los estilos más festeros. Se ve que esta chica tiene en Esperanza Fernández uno de los espejos en que mirarse, lo cual le puede ayudar con seguridad en su deseo de extender su conocimiento del cante. En cuanto domine un poco la fuerza desmedida de su voz estoy seguro de que tendremos a una buena cantaora. Bien arropado para el baile llegó el malagueño Moisés Navarro “El Charro”, acompañado por Pepe de Pura y Enrique “El Extremeño”, lo cual le confería cierto caché en el escenario, además de aportarle un punto de motivación extra al baile. Moisés demostró tener una depurada técnica en la Minera que bailó, además de tener un buen gusto estético, dentro de su actitud contemporánea pero bastante flamenca. Su gran fuerza en los pies le permiten expresar sus arrebatos en los momentos más rápidos del baile. Sin duda, es la expresividad el punto fuerte de este bailaor que tiene un buen futuro por delante. La guitarra vino de la mano de Francisco León, el que creo que es el más joven de los tres, pero no por ello me pareció el menos preparado. Este chico nacido en el Puerto de Santa María lleva varios años en su deseo de convertirse en guitarrista solista habiendo tocado junto a Paco Cepero entre otros. Su música, pulsación y las frases que construye con el instrumento delatan en él una madurez poco normal para la edad del chico y tanto en los estilos más lentos como cuando sacó sus recursos a velocidades más rápidas la guitarra le sonó sorprendentemente limpia. Es cierto que el panorama de la guitarra se encuentra un poco saturado, debido al gran número de aspirantes a guitarrista que hay. Pero, esto en cierto modo sólo hace que poner el listón cada vez más alto para poder llegar a estar entre los elegidos de la guitarra solista flamenca. Francisco León se convierte en uno de los aspirantes con unas posibilidades serias de llegar a estar en el selecto grupo de los guitarristas flamencos solistas en un futuro a medio plazo.
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