XVI Bienal de Flamenco. Gala Inaugural 'Historias de viva voz' Miguel Poveda

Resumen: XVI Bienal de Flamenco. Gala Inaugural 'Historias de viva voz' Miguel Poveda

XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
HISTORIAS DE VIVA VOZ “GALA INAUGURAL”
Miguel Poveda

Miércoles, 15 de septiembre, 2010. 22hh
– Plaza de Toros de la Real Maestranza

Texto: Estela Zatania
Fotografías: Luis Castilla / Bienal de Flamenco

Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos…

Pequeña me siento.  Tanto bombo y platillo que ahora rodea un arte de tan humildes comienzos.  Se lee más de partidos políticos, subvenciones y riñas internas que del arte.  Pero estamos de Bienal, damas y caballeros, y anoche, en la histórica plaza de toros de la Maestranza de Sevilla el mega festival quedó espectacular e inolvidablemente inaugurado.  El público de siete mil almas que Jerez no pudo reunir hace unos días en la Fiesta de la Bulería, ni con sus figuras más taquilleras, llenó fácilmente la amplia plaza con todo vendido desde hace mucho tiempo, y gente que se quedó en la puerta con ganas.

Es lógico que un evento de esta envergadura no pueda organizarse en un cuartito de cabales.  Nuevamente, esa sensación de “mucho dinero en la pista”, pero en esta ocasión no era un atrezzo rebuscado, ni coreógrafos extranjeros, ni iluminación curiosa.  Lo que veías eran los tres años de trabajo, la dedicación de más de 80 artistas altamente capacitados y la afición, la capacidad humana y el talento que parece no tener límites del señor Miguel Poveda.  Una noche para la historia, no cabe la menor duda.  Jamás nos olvidaremos de nuestro Camarón, artífice principal, junto a Paco de Lucía, de un nuevo mundo flamenco.  Pero anoche, de alguna manera, se dio la vuelta a una hoja y entramos en la época de Poveda.

A las diez y cuarto, con la presencia de artistas, toreros, periodistas, toda la beautiful de Andalucía y bastante gente “normal” también, dio comienzo “Historias de viva voz”, según la web del protagonista, “un elaborado trabajo concebido para recordar las muy variadas voces y a sus protagonistas a lo largo del tiempo, un personal e intenso repaso a la historia del cante, un homenaje al flamenco […]”.  Ambiciosas pretensiones del tipo que una ha aprendido a tomar con filosofía; los artistas dicen cualquier cosa y luego hacen lo que les da la gana.

Pero Miguel Poveda es diferente.  Es de los pocos capaces de mantener la perspectiva, la humildad y la forma de ser sincera y honesta, y no se dejó llevar por la abundancia de recursos.  Lo que hemos visto podría describirse como una serie de bien elaboradas suites.  Un breve preludio bailado por el genio Rafael Esteve con Nani Paños y Antonio Ruz, enlaza con la voz de Poveda que corta el silencio con livianas a palo seco… sonidos discretos de guitarra, toná liviana…ya fluyen las emociones fuertes…nanas con Alfredo Lagos, Jesús Guerrero y Chicuelo a la guitarra, marianas con coro de voces, Miguel Lavi, David el Galli, Paco el Trini, Mara Rey, Juan José Amador, Inmaculada Rivero, Sandra Carrasco y Carmen Grilo, cada uno su pincelada en solitario, y Luís Cantarote y Carlos Grilo a las palmas.  Ingeniosa transición a colchón tonal para que siga la magia flamenca de Poveda.  Alegrías bailadas en el estilo tradicional por Laura Rozalén con la intención de recordar a las bailaoras de antaño, pero que Dios me perdone, no por pesar más se baila mejor, y quedó flojillo.

La caña cantada por Miguel con un espléndido arreglo respetuoso de las formas, con armonía vocal en el lamento, conduce al traslado de sillas para colocarse el numeroso reparto en formación de público de café cantante para escuchar a Poveda en el polo de Tobalo y una suite apolá.  Sin costura apenas, suena el cante de petenera.  Justamente en este momento pensé “si el flamenco ha de ser multitudinario, que sea de esta manera, sin agredir sensibilidades ni perder la estética”.  La Orquesta Joven de Andalucía dirigida por Michael Thomas pone el acompañamiento para la petenera libre de Pastora y los Medina.

 

Cantes de Miguel de siempre, la malagueña de la Peñaranda, jabera, un verdial a gran velocidad, fandango de Lucena reposado…es otra suite, la del abandolao y la malagueña, pasando por taranto.  El grito de Poveda de “¡Morao, viva Jerez!” hace que aparezca el jerezano en pista, guitarra en mano, y entre todos, se arma por bulerías todo un happening a compás con sonidos lebrijanos y utreranos incluidos.  El catalán es elegante en sus movimientos, desde Bambino, pocos artistas han sabido moverse por el escenario con tanta soltura, despachando flamenquería en grandes y apetitosas dosis.  Exquisito saber estar y sensibilidad artística.

Después de hora y media, justamente cuando piensas que no se puede llegar a más, suenan unos timbales, y el sorprendente soniquete de la rumba catalana, en toda su gloria pasada, recibe a Poveda vestido de americana de colores reflectantes, en un bien intencionado homenaje a la época de los sesenta, bambineando sin piedad con su “Déjame en paz en paz en paz”.  A continuación las cantaoras se turnan por bulerías, y un segmento de canción a orquesta es quizás prescindible – la copla y el flamenco siempre me han parecido una pareja poco creíble, a pesar de la costumbre de yuxtaponerlos siempre.

Vuelven los bailaores para dar la entrada a un recorrido por las provincias de Huelva, y un mano a mano de fandangos entre Poveda y Sandra Carrasco provoca un entusiasmado aplauso.  El número más ingenioso de la noche, y el que pudo haber sido el final de la dilatada presentación, fue un popurrí de fragmentos de cante y canción en el que los bailaores le iban cambiando de look a Poveda para que se pareciera en pocos segundos a Chacón, Valderrama, Caracol, Marchena, Miguel de Molina, Porrinas y hasta Carlos Gardel, con el cantaor poniendo la voz y repertorio correspondiente de cada uno.  Creo que en este momento miles de personas hemos pensado lo mismo: este catalán es artista de artistas, músico de músicos y flamenco de flamencos.

Otra suite dedicada a los tangos de Triana, los del Titi, con el sugestivo baile de los patios de vecinos que relacionamos con ellos.  Hay que tener afición para lograr tantos sabores diferentes y tan bien plasmados.  Surtido de soleá trianera, siguiriyas y cabales con Morao, y por si quedara corto, “Alfileres de colores” y las alegrías cantiñas que siempre interpreta Poveda tan eficazmente.

Esperanza Fernández vestida de rojo eléctrico, “La leyenda del tiempo” que no falte, soleá a orquesta… terminamos gratamente exhaustos todos, y las tres horas de orgía flamenca no se hicieron pesadas realmente.

Un auténtico compendio de flamenco, el folklore y la canción del siglo veinte, un espectáculo irrepetible y trascendente, con una puesta en escena inteligente y eficaz, y no vayamos a obviar a Rafael Estévez, responsable de la dirección artística y musical.  Miguel Poveda en su mejor momento, encumbrado y sin deberle nada a nadie, tal como rezó el cantaor en uno de los versos que había cantado.  Y así es, Miguel.  Enhorabuena.

 


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