Resumen: XVI Bienal de Flamenco 'CUANDO YO ERA… ' Eva Yerbabuena
XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
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Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos… “CUANDO YO ERA…” Eva Yerbabuena Ballet Flamenco Texto: Estela Zatania Baile: Eva Yerbabuena. Guitarra: Paco Jarana, Manuel de la Luz. Cante: Pepe de Pura, Jeromo Segura, Moi de Morón. Percusión: Manuel José Muñoz, alias El Pájaro, Raúl Domínguez. Cuerpo de baile: Mercedes de Córdoba, Eduardo Guerrero, Fernando Jiménez. Coreografía: Eva Yerbabuena. Dirección musical: Paco Jarana. Algunas personas de poca imaginación y criterio relacionan lo melancólico con arte “importante”, mientras que lo alegre se considera superficial. En las tres semanas que llevamos de esta muestra llamada la Bienal de Flamenco de Sevilla, hemos visto ambos extremos. Algunas obras dinámicas llenas de color y vida, y otras, oscuras y melancólicas. Por ahora, en mi lista personal de resultados, van ganando los primeros en calidad teatral, técnica y musical, y los segundos quedan como intentos menos acertados de alcanzar un rebuscado sesudismo. Es una versión en baile del neo-jondismo mairenista; al maestro de Mairena no le agradaba que se cantaran rumbas o cuplé por bulería en los festivales donde tenía influencia. En mi opinión, las obras de Eva Yerbabuena pecan de la incansable búsqueda de la sofisticación y la intelectualidad mediante la melancolía. “Sufro, luego existo” es un recurso empleado en muchos géneros artísticos, y me parece un despilfarro de talento que esta bailaora con mayúsculas pasee por el escenario en camisón acariciando diversos objetos, en este caso un pegote de barro, que debemos entender como cargados de significado. En “Cuando yo era…”, el pretexto del torno del alfarero se erige como concepto central de la obra, y vemos a Yerbabuena manipulando el barro (me recordó la famosa escena de Demi Moore en “Ghost”), sintiendo su tacto erótico, castigándolo… A veces el torno es un tiovivo, melancólico por supuesto, pero también había momentos en que la lucha física con el barro me resultó algo cómica. La obra empieza con las “ejecuciones” de dos hombres maniatados y de rodillas que no se acaban de relacionar con el resto del espectáculo. A continuación la bailaora interpreta lo que quizás podría entenderse como una versión evolucionada de su famosa soleá, actualizada y acelerada. En una escena de feria metida con calzador, un bailaor se disfraza de Charlot para bailar por bulerías, y lo hace francamente bien, pero nuevamente molesta la falta de coherencia. Bulerías en escala menor con un sabor decididamente retro, y una rumbita a la antigua bailada por la otra bailaora del reparto, ocupan otra porción del espectáculo, y empiezas a olvidarte de Eva, de su depre y de sus problemas con el barro. Cuando la señora vuelve con espejos de feria que deforman su apariencia, baila unos tangos de Triana (muy de moda en esta Bienal). En las cabezas de muchos estaría el pensamiento que tuve yo: “así es, Eva, baila, que lo haces mejor que nadie”. Cuando la voz de Moi de Morón despacha bulerías a palo seco para Yerbabuena al pelado compás de romance, lo del barro queda perdonado, y no sé cómo encajar el homenaje a Paquera,“Solea de mis pesares”, cantado por Jeromo Segura, pero lo hizo estupendamente bien. Un extraño baile seudo africano seudo brasileño de dos hombres a pecho desnudo hubiera tenido sentido de haber leído el programa de mano, pero opino que el acto artístico debe autojustificarse sin necesidad de palabras, y este baile no lo hace, aunque luego se entiende como prólogo a la escena de carnaval. Es cuando tiene lugar lo que considero el momento mejor logrado de la obra. Se solapa el exótico africanismo con el sonido cotidiano de fandangos de Huelva, un trabajo sobresaliente por parte del director musical Paco Jarana, produciendo la sensación de inquietud que no se plasmó mediante la alfarería. Después de eso, sobran las serranas de un descalzo Pepe de Pura para el baile contemporáneo de Eva que remata la obra pegando y castigando a un pegote de barro. Si Yerbabuena necesita comunicar soledad, desorientación, depresión u otros sentimientos negativos, tiene en su poder y en su cuerpo las mejores herramientas sin salirse del flamenco donde es la número uno. Para el baile contemporáneo existen consumados especialistas. |