XVI Bienal de Flamenco. Casablanca – Lebrijano / Tranquilo Alboroto – Rubén Olmo / David Carmona Guitarra en concierto

Resumen: XVI Bienal de Flamenco. Casablanca – Lebrijano / Tranquilo Alboroto – Rubén Olmo / David Carmona Guitarra en concierto

XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
“CASABLANCA” – EL LEBRIJANO
“TRANQUILO ALBOROTO” – COMPAÑÍA RUBÉN OLMO.
“DAVID CARMONA EN CONCIERTO”
Jueves, 16 de Septiembre 2010

 

Texto: Estela Zatania
Fotografías: Luis Castilla / Bienal de Flamenco

Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos…

«Casablanca» – El Lebrijano – Teatro Lope de Vega – 21.00h

Ficha artística: Voz: Juan Peña “El Lebrijano”; teclado y voz : RedouaneKourrich; Guitarra: Pedro María Peña; Violín : FaiçalKourrich; Kanun: AbdesslamNaiti; Coros: Juan Rincón, Juan Reina, Morenito de Coria; D`arbuka: Josef Boud.

Texto: Gonzalo Montaño Peña

El Lebrijano propuso anoche un viaje musical de Andalucía al Magreb, repasando algunos de sus momentos más memorables de su discografía reciente, esa en la que se empeñó en deshacer lo que Hércules hiciera al separar con sus manos Europa de África. Él lo volvió a unir a golpe de Bulería.

Comenzó el cantaor un poco frío y tal vez con un poco de miedo debido al catarro que le tenía la voz tomada y así en “En el Soto” no llegó a sacar esa maravillosa voz que (a pesar de sus setenta años ) sigue poseyendo. Sin embargo, Juan Peña se fue encontrando, fue gozando del acompañamiento musical que llevaba, bailando sentado en su silla y sintiendo como la música entraba dentro de sí.

La cosa iba “in crescendo”, el compás ternario fluía en los músicos y Juan empezaba a sentirse seguro de su voz, en “El profeta Isaías” comenzó a luchar de veras y ahí empezamos a disfrutar de ese sabor inconfundible que aporta su voz, ese gusto que no se encuentra en la fuerza, sino en dar solamente lo que duele, lo que te hace vibrar.

La música sigue sonando, suena Tánger en la rota voz de Redouane, Egipto en la D´arbouka y Marrakech con el Sáhara a sus puertas en el violín de Faiçal y la marisma del Guadalquivir en las cuerdas de la guitarra de Pedro Peña. Como dijo el maestro: “Música en estado puro”.

Del magnífico disco Casablanca sonó “Calle de San Francisco” y con aire festivo recorrimos mentalmente la calle nueva de Jerez y la medina de Fez.

Pero como dijimos “El Lebri” se iba sintiendo seguro y se dolía en sus cantes con la mano sobre el estómago para sentir cada nota que emanaba de su diafragma, de este modo vibramos con “Sueños en el Aire” y nos puso el vello en pié en “Lágrimas de Cera”.

Se despidió con “Dame la Libertad” poniendo al público en pié, dejando en su cara una visible emoción que le hizo darnos el regalo de la noche: El Lebrijano se sentó de nuevo en la silla acompañado de su sobrino Pedro Peña para cantar por Siguiriyas y, si en lo anterior fue un pionero en esto fue y sigue siendo un maestro. Se quitó la chaqueta y se buscó con la sabiduría que le han dado los años, pero con una pena que pareciera la última vez que fuera a cantar. Ahí se acordó de Enrique el Mellizo y de Francisco La Perla en “Por los siete Dolores”, Joaquín Lacherna y remató con el macho de Miguel “el de Pepa”, dejando en los asistentes la firme idea de que este cantaor es todo lo que fue y aún más. Es un pozo “jondo” uno de los pocos que nos quedan para poder decir la verdad del cante, para que con él no sólo escuchemos, sino que sintamos lo que es el dolor de una Siguiriya gitana.

 

El público de nuevo en pié para agradecer al maestro este viaje milenario desde la India, pasando por todo el mediterráneo y el Magreb y fondeando en los puertos de Cádiz y las riberas del Guadalquivir.

«Tranquilo alboroto» Cía Rubén Olmo – Teatro Central

Texto: Estela Zatania

Dirección, coreografía y baile: Rubén Olmo. Bailarines: Ana Morales, Patricia Guerrero, Rosana Romero, Sara Vázquez, Alejandro Rodríguez, Ángel Sánchez Farina, Eduardo Leal.  Cante: Rubio de Pruna, Inma la Carbonera. Flauta: Juan Parrilla. Cello: Batio. Guitarra: Óscar Lagos, Andrés Martínez.  Percusión: Agustín Diassera. Gaita: Rubén Diez. Banda de cornetas y tambores Agrupación Virgen de los Reyes.

Segunda jornada de la Bienal de Flamenco de Sevilla, la primera después de la inauguración, y vamos cogiendo el compás.  Todos los taxistas de la ciudad saben que hay Bienal, y cuando pides que te lleven a uno de los teatros, te preguntan quién va a tocar, y si es “bueno”.

En el Teatro Central, espacio normalmente reservado para las obras o artistas más contemporáneos, pude conocer al bailarín y bailaor sevillano Rubén Olmo y su compañía.  En Sevilla tiene su nombrecillo, pero habiendo pasado muchos años en Madrid, que es un microcosmo flamenco casi autosuficiente, ha sido la primera oportunidad de apreciar a este interesante artista.

Cuando se levanta el telón, el hombre ya ha declarado visualmente su perspectiva.  En una pieza que titula “Boceto”, ofrece precisamente eso, un resumen de su visión y formación ancladas en la danza española y clásica, coloreada por el flamenco que claramente ama.  Piernas desnudas y la dramática iluminación revelan todo un catálogo anatómico de músculos trabajando en una armonía que le ha tardado toda una vida en cultivar.  

Se permite el recurso de recrear el ambiente de un estudio de ensayo, los pasos repetidos de soleá o tangos, Olmo corrigiendo y animando, conversación intransigente…  Es cuando empieza a molestar la extrema oscuridad que será la pauta de toda la obra: ¿un ensayo sin luz?   Cuando entra la banda de cornetas y tambores para plasmar un baile fantasioso de Semana Santa con Rubén como Jesús poniendo el ‘ange’, sólo lo sabemos por el sonido, porque la oscuridad es espesa. 

Las cuatro bailaoras, que incluyen a dos premios Desplante de La Unión, prologan la transformación de Olmo.  Justamente cuando has configurando la mente para el vanguardismo, el protagonista ha cambiado de vestuario, y ahora las gigantescas mangas de volantitos, el peinado austero, la bata de cola y la figura esbelta son inconfundibles…ay Manuela, Manuela Vargas, la elegancia y misterio de la escuela sevillana del baile.  De pronto todos reconocemos la voz espontánea de Matilde Coral que se encuentra entre el público y no logra contenerse: “¡mira qué cosa más bonita!”, y la verdad es que sí.  Ahora la falta de iluminación nos ayuda a recordar la impactante presencia de la bailaora desaparecida, y la interpretación de Olmo es tan extraordinaria que levanta el vello de todos los que hemos conocido a una de las bailaoras más grandes del último medio siglo. 

Sigue una serie de bailes…una “Falsa Farruca” con gaita, creada por Israel Galván que no acaba de convencer a la que escribe, y una “Suite Flamenca” que mantiene a Olmo fuera del escenario largo tiempo mientras el cuerpo de baile despacha coreografías relativamente convencionales, siendo destacable una bellísima guajira de las cuatro mujeres con batas de cola blancas y sendos mantones (“¡qué bonito vestuario, qué escándalo!” exclama la irrefrenable Matilde).  Incomoda la falta de coherencia entre tanto clasicismo y tanta vanguardia, pero yo me hubiera ido a casa satisfecha y contentilla con sólo aquel baile mágico de “Manuela Vargas” respaldado por la hermosa voz flamenca del Rubio de Pruna que duele hasta por cantiñas.

David Carmona Teatro Alameda 23h

Texto: Estela Zatania

Guitarra: David Carmona. Cante: Carmen Molina. Percusión: Agustín Diassera. Bailaora invitada: Patricia Guerrero. Segunda guitarra no citada en programa.

Corriendo corriendo, pude llegar al Teatro Alameda justo a tiempo para el valiente recital del joven granadino David Carmona.  Durante cinco años lo hemos podido observar al lado del maestro Manolo Sanlúcar de quien es discípulo.  Con una pulsación poco granadina y decididamente dulce, el tímido joven interpretó una serie de interesantes composiciones. 

Por taranta, un trémolo casi frenético se disuelve en armonías exóticas.  Igual que su ilustre mentor, ofrece mini discursos didácticos entre pieza y pieza con algunos comentarios enriquecedores.  Nos explica que Sanlúcar no cree en el patrón de “falseta tras falseta”, sino que debe haber una coherencia de principio a fin en cada tema.

La mayoría de las composiciones son cortitas, como la bella soleá en la que se echó de menos precisamente el desarrollo musical del que había hablado.  Llegan cantaora, palmas y cajón, discretos los tres, para bulerías, y después, “alegrías en Mi”, es decir, en el tono real de Mi empleando diversas posturas.  David explica a continuación sus experimentos con el modo mixolidio, siempre de la mano de su maestro, destacando que abre nuevas puertas al flamenco.  Este sistema musical, que se escucha a veces en el blues, queda interesante por bulerías, la forma que mejor admite la experimentación.

Por tangos, vuelve a insistir en el mixolidio (un modo musical es como una puesta en escena que ambienta oído y mente de una manera determinada), un sonido flamenco con breves destellos que insinúan el modo mayor.  Se agradece la oportunidad de saborear estos sonidos sutilmente exóticos, incluso cuando echas de menos algo menos etéreo, más…¿granadino?  En el fandango de Huelva, Carmona nos devuelve a tierra con sabor y espíritu tradicionales. 

Todo vuelve al cauce flamenco más potente con el magnífico baile de bulería por soleá de la también granadina Patricia Guerrero que hizo doblete con la compañía de Rubén Olmo.


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