Resumen: XVI Bienal de Flamenco. '150 gramos de pensamiento' Rafaela Carrasco
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Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos… “150 GRAMOS DE PENSAMIENTOS” Rafaela Carrasco El Chef: Antonio Campos. El Pinche: David Coria. Los utensilios: José Luis López, Juan Antonio Suárez Cano, Jesús Torres. La Base: Rafaela Carrasco. Coreografía alegrías: Manuel Liñán. Anoche en el Teatro Central asistimos a otro estreno dentro de la Bienal de Flamenco de Sevilla. La sevillana Rafaela Carrasco presentó su creación “150 Gramos de pensamientos”. Por lo que había leído en la nota de prensa, acudí al teatro esperando referencias culinarias explícitas (cocinera que es una) como vimos tan espectacularmente en la obra “Doña Flor y sus dos maridos” en los años 90, con auténticas recetas en el programa y comida preparada por los artistas en el escenario, pero las referencias gastronómicas de Rafaela han sido más abstractas e indirectas, reduciéndose a tocas de cocinero, mesas, cuencos y algún verso al respecto.
Se podrían aplicar muchos adjetivos positivos al trabajo siempre original de Rafaela Carrasco, no cabe duda que es una señora bien interesante con una admirable capacidad creativa. Pero por mucho esfuerzo que haga, por muchos accesorios como bata de cola, abanico, mantón o palillos, por mucho taconeo y por muchos excelentes cantaores o guitarristas que lleve, soy incapaz de aplicar el calificativo “flamenco” a ella ni a sus espectáculos sin cruzar los dedos detrás de la espalda. Y no soy capaz de precisar porqué, excepto en los términos más generales. Su baile no despide un feeling flamenco, y por este motivo pienso que el producto artístico de Rafaela debe ser valorado como danza (excelente) y teatro (sobresaliente). (Molesta el incesante tiki tiki tiki de los pies). Como en otras obras de esta Bienal, se juega con los papeles brevemente cambiados cuando el cantaor toca la guitarra o la bailaora canta. También hay un chelista que acompaña admirablemente a Rafaela en una farruca. Las transiciones y los recursos teatrales como los cambios de vestido o atrezzo directamente en el escenario, me han parecido naturales, bien organizados y divertidos, y la artista permite y anima un ambiente relajado entre los componentes, sin que esto represente ninguna falta de disciplina. (Sigue molestando el tiki tiki tiki de los pies). Graves problemas con la amplificación. Bulerías sin cante que te tiene todo el rato preguntándote cuándo va a empezar a sonar la voz. (Y sigue molestando el incesante tiki tiki tiki de los pies). Antonio Campos es destacable como cantaor y como actor, adaptándose a tareas poco habituales para un cantaor clásico y cantando curiosidades como “Todo es de color” de Lole, o unos tanguillos a palo seco, graciosísimos y con letra simpática para el baile de David Coria.
Las cantiñas con coreografía de Manuel Liñán y que baila Rafaela en bata de cola blanca, es lo más cercano a un baile convencional que trae esta obra (aquí el vicio de los pies encuentra su natural salida), y todo acaba inocentemente por abandolao. En mi opinión, lo más destacable de este nuevo trabajo de Carrasco, es que ha abandonado aquella terrible y deprimente austeridad que fue la pauta en obras anteriores, optando por luz, color y sonrisas (aunque reduciría el taconeo en un 90%). Curiosamente, jamás he visto un público tan poco convencido con el trabajo de esta artista que siempre ha tenido sus incondicionales, especialmente entre los extranjeros. No les habrá parecido una actuación de Rafaela “pa’ comérsela”. |