Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Resumen: XV Festival de Jerez 2011. Rubén Olmo 'Tranquilo alboroto' / Leonor Leal '!eLe, eLe!'
XV FESTIVAL DE JEREZ |
LEONOR LEAL “¡ELE, ELE!” Baile: Leonor Leal, Juan Parra (colaboración especial). Cante: Rocío Márquez, Juana la del Pipa (colaboración especial). Guitarra: Paco Iglesias. Percusión: Raúl Botella. El miércoles, sexta jornada del Festival de Jerez, el primer espectáculo fue a cargo de la joven jerezana, Leonor Leal, con una obra sorprendente. Hoy en día en el flamenco todo el mundo quiere sorprender, innovar, dar la nota o aquel colmo de los colmos: ser calificado como “fresco”. El flamenco está de moda y el mercado es grande y creciente a pesar de la situación económica. Pero ves tantas obras, y a menudo parece que el camino de lo arriesgado es poco… arriesgado. La oscuridad es sinónimo de la madurez, la frialdad, de la sofisticación, y la danza contemporánea sustituye al flamenco tradicional eliminando así lunares, compás, formas, incluso cante y otros símbolos de un pasado que cierto sector encuentra demodé. La polémica es permanente y apenas existe un diálogo. Excepto en la mente de Leonor Leal. Esta bailaora nos llega sin bagaje intelectual aparente, con una actitud abierta y con ideas tan originales como sencillas. La propuesta es inocente y engañosamente obvia: colocar en un mismo escenario el flamenco más clásico, y el que hoy en día es el actual, observar ambos lo más objetivamente posible, buscar los puntos comunes y las diferencias y celebrar todo. De esta manera tenemos la voz etérea y angelical de la joven Rocío Márquez, y la de Juana la del Pipa, reina de lo rancio. Tenemos a Leonor con el pelo cortito bailando sus geométricas coreografías, pero también al veterano bailaor Juan Parra con toda su clásica dignidad y aplomo por caracoles y alegrías con palillos, o con falda de ensayo haciendo de maestro de Leonor que le escucha con la mayor atención. Es un momento inolvidable cuando Parra baila por tangos con Juana, y después Leonor baila también por tangos a la celestial voz de Rocío. Hay abundantes y bien concebidos momentos de humor, más notablemente cuando los veteranos quedan observando perplejos un baile ultra moderno de la Leal, discutiendo después sus méritos y llegando a la conclusión, en voz de Juana, que es “¡maraviyozo!” La dulzura y luminosidad de Leonor y Rocío, la negrura y espesor de Juan y Juana, a quién se le ocurre colocarlos juntos en un mismo espectáculo… A veces no sabes quién es el verdadero responsable del éxito de una obra. Obviamente los intérpretes, pero parece por el programa que debemos mucho a Francisco López, el que fuera director durante años del Festival de Jerez, y que figura aquí como director escénico y responsable de la idea original y libreto. COMPAÑÍA RUBÉN OLMO “TRANQUILO ALBOROTO” Baile y coreografía: Rubén Olmo. Cuerpo de baile: Ana Morales, Patricia Guerrero, Rosana Romero, Sara Vázquez, Alejandro Rodríguez, Ángel Sánchez Farina, Eduardo Leal. Cante: Inma la Carbonera, Moi de Morón. Guitarra: Óscar Lagos, Andrés Martínez. Flauta: José Manuel García Marchena. Cello: Nicasio Moreno. Percusión: Agustín Diassera. Gaitero: Rubén Díaz. Banda de cornetas y tambores: Agrupación Musical San Juan de Jerez de la Frontera. Coreografía “Falsa farruca”: Israel Galván. En el Teatro Villamarta, otra obra estrenada en la última Bienal de Sevilla, y que ha madurado a lo largo del invierno. El espectáculo titulado “Tranquilo alboroto” empezó con todas las posibilidades de triunfar – un cuerpo de baile magnífico, buenas guitarras y voces y el buen gusto y sabiduría del que encabeza la compañía, Rubén Olmo – y de hecho, triunfó, tanto en la Bienal y también anoche en el Villamarta. Si los elementos son buenos, quizás falta cierta coherencia en la marcha de la obra. Lo que comienza con ánimo contemporáneo experimental, con el protagonismo absoluto de Olmo y un paisaje mental digno de un cuadro de Di Chirico (no todos los días ves a Jesucristo bailar como “Nazareno y gitano” con una banda de 75 cornetas y tambores), se convierte poco a poco en un cuadro flamenco al uso, la “Suite Flamenca”, cuando Olmo desaparece del escenario durante tres cuartos de hora. De hecho, la única queja que tengo con la obra es su descontrolada diversidad y un exceso de números de grupo, cuando lo que más impactan son los bailes individuales. Aquí hay material para dos obras completas. En el homenaje a Manuela Vargas, aquella diosa casi olvidada, “Las Manuelas”, Olmo es espectacular, y esto es uno de los puntos más memorables de la obra, junto con la “Falsa farruca” coreografiada por Israel Galván y luciendo la inconfundible personalidad de éste. En general, descargando un par de bailes del grupo, “Tranquilo alboroto” quedaría más impactante, pero no cabe duda que es un trabajo importante, realizado con mucho cariño e inteligencia, ambos atribuibles al polifacético Rubén Olmo.
A la una de la madrugada, en la venerable Peña Los Cernícalos, Carmen Herrera, Antonio Fajardo Junquera y Juan Pedro Carabante desplegaron sus talentos para los aficionados más trasnochadores. |