Texto:Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Resumen: XV Festival de Jerez 2011. Rosario Toledo 'Hay fuego en tus ojos' – Qasida Rosario la Tremendita / Mohammad Motamedi
XV FESTIVAL DE JEREZ
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Una carta variada, tirando a exótica, fue la oferta del día el domingo en el Festival de Jerez. ROSARIO LA TREMENDITA, MOHAMMAD MOTAMENDI “QASIDA” “Qasida” se llama el encuentro cultural musical que propone la trianera cantaora Rosario “La Tremendita”, con el apoyo de la organización de la Biennale de Holanda donde vimos este recital hace mes y medio. La propuesta es abiertamente la búsqueda de un denominador común con la música persa interpretada por el cantante Mohammad Motamendi y sus músicos, Sina Jahanabad al kemanché, un instrumento de cuerda algo parecido a un violín y muy típico en la música de la zona de Irán o Armenia, y Habib Meftar al daf, percusión habitual de la misma. Los tres juntos son más que suficiente para ubicarnos en aquel mundo paralelo que retumba a través de los siglos en la cultura andaluza. La joven cantaora Tremendita, pone la parte flamenca con la espléndida guitarra de Salvador Gutiérrez, y la percusión de Luis Amador, Bobote y Oruci. A partir de allí, todo es la búsqueda de la belleza mediante las voces de estos dos intérpretes que no hablan el mismo idioma, pero se comunican a la perfección. Se ve la admiración y el respeto mutuo, el auténtico gozo con el que cada uno exhibe sus conocimientos específicos. La sofisticación de la música persa, la contundencia de la flamenca, el misterio espiritual provocado por ambas, cada una a su manera. Anoche se ha podido observar mayor compenetración entre la Tremendita y Mohammad que en Holanda. Canta ella. Canta él. Los lamentos se solapan y te transportan a un lugar que ellos también están descubriendo sobre la marcha, y nos transmiten con toda la energía de su inocencia psíquica. Salvador Gutiérrez saca belleza del poco diapasón que le queda cuando toca siguiriyas al siete por medio. La petenera es una elección acertada para la causa multicultural. De estéticas va la cosa. Cuando suena la voz de Mohammad, sientes el aroma de su mundo místico pero familiar. Canta Rosario, y su hipnótico sonido nos hace indagar en nuestros propios sentimientos. Es un nuevo formato para presentar cante, dejando su naturaleza intacta para poderla observar a través de otra perspectiva. ROSARIO TOLEDO “HAY FUEGO EN TUS OJOS” Baile: Rosario Toledo, Joaquín Grilo (artista invitado). Cante: Juan José Amador, José Valencia. Guitarra: Alfredo Lagos, Miguel Iglesias, Daniel Méndez, Keko Baldomero. Palmas: Bobote. Idea original: Rosario Toledo. Coreografía: Marco de Ana, Rosario Toledo. Otra Rosario presentó el estreno de su obra “Hay fuego en tus ojos” en el Teatro Villamarta. La Toledo, fascinante bailaora y bailarina, es una de las más creativas del panorama actual. De hecho, “Hay fuego en tus ojos” se puede calificar como experimental. Y como todo experimento, hay aciertos y desaciertos. En el cargado libreto, José Ma. Piñero nos indica que esta obra “nace de la tradición filosófica griega que concebía el devenir del Cosmos como un eterno proceso cíclico de generación y destrucción…el fuego, el aire, el agua y la tierra se mezclan por la acción del Amor y la Discordia originando el continuo fluir de todo lo existente…”. Siguen varios párrafos así que me tenían sudando antes de que atenuaran las luces siquiera. Son muchas palabras para tratar un arte cuyo modo de transmisión es visual. No sólo el planteamiento es contemporáneo, sino que Rosario emplea un estilo absolutamente moderno sin miramientos, mientras que los cantaores José Valencia y Juan José Amador ponen el sabor inconfundiblemente flamenco. La presencia de cuatro buenos guitarristas, Miguel Iglesias, Daniel Méndez, Keko Baldomero y Alfredo Lagos se debe a la intención de la bailaora de plasmar cuatro aires diferenciados, por seguiriya, soleá, cantiñas y taranto respectivamente, y para mayor simbolismo, el programa indica que son fuego, aire, agua y tierra…también respectivamente. Por siguiriyas, Rosario viste un pantalón negro y una extraña toca que impide ver la belleza de su cuello y hombros. Valencia canta por Pinini en solitario y sin guitarra, valiente como él solito, para prologar el baile con bata de cola de la gaditana. Cuando se presenta Joaquín Grilo en el escenario, confieso que tuve el pensamiento fugaz “a ver si ahora vemos algo de baile”. El caso es que esta obra exige mucho del espectador, no es para todo el mundo. Hay baile excelente, no cabe duda, pero también muchos momentos “conceptuales” que te alejan del paisaje acostumbrado dejándote en lugar inhóspito. Grilo es grande por soleá con el cante a palo seco de Valencia sin más compás que el que cuelga en el aire y nos mantiene a todos suspendidos como por arte de magia. Alfredo Lagos y Juan José Amador ponen su ración de magia para el taranto que baila Rosario, terminado por abandolao. Haciendo caso omiso del retorcimiento sobre plataformas que debe significar algo que soy incapaz de comprender, hay momentos geniales, pero me quedo con las ganas de ver más colaboraciones entre Joaquín Grilo y Rosario Toledo que se complementan muy bien. A la medianoche, la bailaora Yésica Brea ofreció un tipo de baile más convencional en la peña el Pescaero.
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