Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Resumen: XV Festival de Jerez 2011. Ballet Shoji Kojima Flamenco 'La Celestina' Jesús Fernández 'Ataduras'
XV FESTIVAL DE JEREZ |
El tercer día en el Festival de Jerez tuvimos la oportunidad de conocer a fondo el nuevo trabajo del investigador y escritor Paco Vargas que se encargó de presentar su libro “El Flamenco en Málaga”. Por la noche, dos espectáculos de diferente carácter confirmaron la intención de la organización de ofrecer un programa variado. BALLET SHOJI KOJIMA FLAMENCO “LA CELESTINA” Baile: Shoji Kojima, Cristián Lozano, Esmeralda Manzanas Sánchez, Ángel Sánchez Fariña, Pablo Fraile, Ayumi Yanagiya, Kanako Maeda, Konomi Tsumori, Hugo López, Harumitsu Seki, Tomoya Matsuda, Chiharu Okano, Yumiko Kojima, Junko Takeuchi, Etsuko Kiuchi, Moegi Hata, Junko Sujino, Francisco Morgado, Tomoya Matsuda, Satoyo Kamata, Haruna Kubota, Yoko Saito, Tamaki Kinoshita, Ayako Obayashi, Yayoi Seki, Moegi Hata, Junko Sujino, Satoyo Kamata, Haruna Kubota, Yoko Saito, Tamaki Kinoshita. Cante: El Londro, Jesús Méndez, Mónica Navarro. Guitarra: Chicuelo, Salva de María. Violín: Olvido Lanza. Violoncelo: Lito Iglesias. Percusión: Pedro Manuel Navarro Grimaldi. Coreografía y dirección: Javier Latorre. Dirección musical: Chicuelo. El mote “Gitano Japonés” del bailaor Shoji Kojima que encabeza esta obra, bien puede ser una referencia a sus facciones tan fuertemente marcadas como las de un Pelao o un Agujeta. El joven que vino a España hace 45 años para desarrollar su ya incurable interés en el flamenco, anoche llevó una numerosa compañía de danza al Teatro Villamarta. No es la primera vez que una formación principalmente japonesa actúe en el venerable teatro, pero sí la primera en la historia de este festival, el más grande a nivel internacional dedicado al baile flamenco y la danza española. La ambiciosa propuesta fue la clásica obra “La Celestina”, una complicada historia de amores, traiciones y muerte del siglo dieciséis. El mismo Kojima de setenta y pico de años se ocupa del papel central, y su andrógina interpretación fue digna de una de las estatuíllas que se estaban repartiendo en Hollywood a casi la misma hora. De hecho, su capacidad dramática rebasa la dancística, una circunstancia que no fue gran impedimento, pues la mayor parte de su actuación es gestual o pantomímica. Ha habido otras versiones en danza flamenca o española de la Celestina, una enrevesada historia que ni conociendo la trama se deja entender fácilmente. Una sobrecargada producción complicó aún más la propuesta, y unas cuarenta personas, sin contar el equipo técnico, terminaron de dar perfecta fé del lema “menos es más”. Destacable labor del guitarrista Chicuelo, que también figura como director musical, presente en esta ocasión a pesar de difíciles circunstancias personales, y del coreógrafo Javier Latorre. El cante de El Londro, Jesús Méndez y Mónica Navarro puso el punto más flamenco, aunque se abusaron de las voces armonizadas, una baza que tiene el efecto de aliviar la natural tensión de los cantes. “La Celestina” es más danza que baile, pero una guajira, y un paso a dos por farruca fueron momentos de gran belleza. JESÚS FERNÁNDEZ “ATADURAS” El año pasado, el joven bailaor gaditano Jesús Fernández, logró hacerse con el premio El Desplante, máximo galardón al baile del Festival del Cante de las Minas de La Unión, y con este trabajo que llama “Ataduras”, da un salto más en su ya amplio currículum. Por diversos motivos técnicos, la Sala la Compañía es la pesadilla de los bailaores, pero nada pudo aguar esta excepcional actuación. Hay bagaje conceptual – hoy en día es lo que se lleva – acerca de los estados de ánimo o la libertad; ¿acaso todo empeño artístico no va del estado anímico o la libertad? Pero “Ataduras” es Jesús Fernández. Y a juzgar por su actuación anoche, Jesús Fernández es un brillante destello que ilumina el más actual panorama del baile flamenco masculino. Cuando lo he visto en otras ocasiones, su baile me ha parecido excesivamente ‘atacao’ y adrenalínico. Son cosas de la juventud, pero muchos empiezan así y no maduran. Todavía Jesús puede bajar la intensidad, pero gracias a su inteligencia y buen gusto, está encontrando su camino. Su baile es absolutamente contemporáneo, pero las formas clásicas aconsejan cada momento. Tangos de mucho empaque, con cantes de Cádiz, Málaga o Granada y un sabor original. Malagueñas de cante rematadas por abandolao dan fe del nivel cantaor de David el Galli y Miguel Rosendo. La caña, un cante, baile y toque necesitados de renovación, cobra nueva vida gracias a Jesús, al tándem cantaor, y a los guitarristas Antonia Jiménez y Jesús Guerrero. Soleá y bulerías para terminar, y las palmas de Sonia Poveda y Lidia Valle completan un sabroso espectáculo que depende menos de recursos económicos que de talento, conocimientos y mucho trabajo.
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