XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA ‘JOSÉ MERCÉ EN CONCIERTO’ |
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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Estela Zatania Ningún otro cantaor hoy en día podría anunciarse tan escueta y elegantemente: “En concierto”. Cuando otros cantaores dan sus recitales, se pone el nombre del artista sin más, y con eso se entiende que dicho individuo va a dar un recital. Llamar “En concierto” a un recital de cante, es la afirmación anti obra por excelencia. Es pregonar “vengo a cantar flamenco y punto”. También el programa de mano. Menos tinta no se ha gastado en ninguna otra presentación de la Bienal. El texto más cortito, unas frases acerca del cantaor, y una relación de los cantes a interpretar: MALAGUEÑA, SOLEÁ, SEGUIRIYA, ALEGRÍA, TIENTOS, TANGOS, BULERÍA, así, en mayúsculas, sin más historias. Muchos aficionados han criticado duramente al jerezano por haber cultivado un repertorio pop paralelamente al cante, pero cuando José Mercé viene a poner todas sus cartas flamencas sobre la mesa, no hay quién parpadee. Yo pa’ mí, puede cantar la canción del Chiki chiki en sus ratos libres, siempre que siga entregándonos su soleá de Alcalá, siguiriya del Marruro, fandango del Gloria o bulerías santiagueras con ese conocimiento, esa entrega y profesionalidad, ese compás y esa voz que te envuelve en flamencura y te parte en trocitos. Y un Teatro de la Maestranza donde no cabía un alfiler, anoche dio fe del hambre que tenemos muchos aficionados de este tipo de oferta. No todas las obras basadas en el flamenco son malas, pero la persona que se aficionó al género a través del cante, tiene la necesidad, a nivel molecular, de escucharlo periódicamente. Desde el momento en que la luz cenital ilumunó su cabeza canosa agachada para arrancar con tonás, José Mercé abrió el grifo de la enjundia con la facilidad que tienen otros de montar en el autobús. Llega Moraíto, más grande que “Chico”, mejor peinadito imposible, con guitarra y ange bajo el brazo para acompañar malagueñas. Diego del Morao coge el testigo de su padre para acompañar la soleá. Solo de guitarra a dúo, con la popular composición por tangos, Rocayisa, y vuelve Mercé para convocar a los duendes (aburridos ellos de estar día tras día sin faena), por siguiriyas. A continuación, las alegrías más jondas, fandangos naturales y directamente a una “fiesta grande por bulerías del barrio de Santiago, con el baile como se hacía hace 40 o 50 años”. Entre los palmeros, Enrique el Zambo para añadir vida a unas bulerías casi aburridas en su cotidianidad, y un baile sin gracia, recordándonos que Jerez es tierra de cante y guitarra, aunque la patá de Mercé siempre delata sus comienzos como bailaor. El público, que posiblemente esperaba al otro Mercé (y medio protestaba la poca duración del recital, unos 75 minutos), el de Confí de fuá y pilas alcalinas, pidió bis, y cuando suenan las primeras notas de “Aire”, se despierta el entusiasmo general. Al final, el Maestranza en pie para el muchacho de Santiago que guarda la mercancía, mete el duende bajo el brazo y se marcha para la siguiente gala con su fiel Morao.
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