Resumen: XV BIENAL DE FLAMENCO. 'FLASH BACK' Enrique Morente, Pepe Habichuela… Gala de Clausúra
11 de octubre – Teatro Maestranza- 20:30 horas |
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Texto: Estela Zatania Cante: Enrique Morente. Guitarra: Pepe Habichuela, David Cerreduela, Paquete. Percusión: Bandolero. Batería: Eric Jiménez Y así concluye otra Bienal de Flamenco de Sevilla. Mucho bombo para tan poquita cosa, y que me perdonen los incondicionales de Enrique Morente. Es que, siendo el vigésimo quinto aniversario del festival, y habiendo seguido día tras día, más de un mes con sus 57 espectáculos, una sonada inauguración, estrenos absolutos y menos absolutos, ruedas de prensa, presentaciones, entrevistas y otros eventos sumamente mediáticos, además del anglicanizado título “Flashback”, pues, yo esperaba algo como un cruce entre Indiana Jones y Lo que el viento se llevó. Pero no, un recital totalmente al uso, dentro de lo que eso significa, tratándose del granadino universal. Cerca de hora y media, incluyendo los programados bises (el primero a petición, el segundo a voluntad del cantaor), una media parte de cante estilizado, y una segunda parte más acancionada, pero un solo palo para todo el recital: morentianas. Es irónico…después de 32 días de obras “experimentales”, “novedosas” y cómo no, “arriesgadas”, llega el revolucionario más veterano para abrir por soleá, con otro gran veterano a la guitarra, su paisano Pepe Habichuela. Y siguiriyas, habitando una zona indefinida entre cante y canción, con poesía de Lorca y cabal de Silverio, y toneladas de réverb. Alegrías cantiñas, siempre columpiándose entre el cante y la creación personal, y es cuando me doy cuenta de lo bien que suena la guitarra de Pepe Habichuela, en buena forma y defendiendo su clásico toque rítmico, tan anclado en tierra, tan diferente al sonido flotante de las figuras actuales. Por tientos y malagueñas, Morente sigue obligando a cada uno de los presentes a encontrar su propia definición del flamenco. No es fácil pasar por este proceso sentada entre más de mil quinientos fans del cantaor. A pesar de la prohibición, anunciada en tres idiomas, de no hacer fotos ni grabaciones, brotan lucecitas de pantallitas por todo el patio de butacas, y un joven al que tengo delante, salta de su butaca como por resorte con cada giro melódico de su ídolo. Siguiriyas convencionales, o casi convencionales, y bien despachadas, aunque sientes que no es lo que busca este público. A lo mejor “Flashback”, que significa “retrospectiva”, se refiere a esto, un recordatorio de los comienzos. Llega el atrás, otra guitarra, percusión… todavía un formato discreto. A partir de aquí, el recital se vuelva más popular, y los fans más agitados. Enrique cuelga sus creaciones sobre una armadura de cante, y alcanza momentos buenos, pero tanta innovación se autocancela y queda plana. Tiene dos o tres tonos favoritos, insiste en ellos, y es donde se siente más a gusto, aguantándolos, sin melisma ni vibrato apenas, para un hipnótico colchón que es el sello Morente. Un extraño glissando casi descontrolado, aporta misterio y fuerza, y un tema dedicado a Mario Maya incorpora una dramática batería. De pronto están saludando, pero faltan los dos bises, tangos emblemáticos suyos, y bulerías, incluyendo el tema “Estrella”, originalmente por tangos, ahora por bulería, la canción que marcó el comienzo de la nueva era de Morente, tan claramente como La leyenda del tiempo marcó la carrera de Camarón. |
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