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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Juan Diego Martín Cabeza Idea, composición y piano: Pedro Ricardo Miño Pianista, flamenco de casta hijo de guitarrista (Ricardo Miño) y bailaora (Pepa Montes), sabe muy bien quién es y cuál es el lenguaje que necesita para expresar lo que lleva dentro. Anoche atrajo a un público que se fue entregando a medida que se desarrollaba un concierto hecho a su medida.
Hay dos cosas que hacen a Pedro Ricardo Miño un artista valiente: primero la elección del piano como expresión de un sentimiento profundamente flamenco. Lo segundo es que él no renuncia en ningún caso a sus convicciones flamencas, y por más lejos que trate de indagar dentro de su propio universo interpretativo siempre se circunscribe a una tradición y sonido reconocible que no le es ajeno. Hace la música que es él mismo. Asume de dónde viene, se marca un camino que ve claro y sobre él va construyendo su estética.
Su concierto pretendía un viaje desde su esencia hasta los límites mismos de ese universo personal. Yo no sé si este pianista rebasaría algún día esos límites, si su público o él mismo, se lo permitiría… Así que, uno de los valores fundamentales de su música, es precisamente su fe en el flamenco. En todo lo que de flamenco pueda transmitir el piano sin enturbiarse, sin “mancharse”. En ese sentido nos dejó momentos de absoluta brillantez en las seguiriyas, y en la soleá trianera que remató con una música personalísima. Las alegrías y la composición de Mario Escudero “Ímpetu”, fueron también interpretadas con valentía y con gusto. Supo rodearse de buenos músicos aunque Álvaro Maldonado tuvo que hacer un gran esfuerzo de contención con su batería para no ahogar al resto de intérpretes. El contrabajista Miguel Vargas se fajó para dar unidad a todos los elementos sobre el escenario. Alexis Lefèvre, al que se pudo haber aprovechado más, se destapó al final en un solo de violín y un diálogo musical con el piano que emocionaron al público en el bis. A última hora se cayeron los dos artistas invitados previstos: Pitingo y el gaitero Carlos Núñez. En sustitución vino Estrella Morente que supo abrochar con su voz los últimos botones de un espectáculo que dejó al público con muy buen sabor de boca.
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