XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA DIEGO AMADOR CUARTETO’ |
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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Gonzalo Montaño Peña Piano y Cante: Diego Amador; Guitarra: Manuel de la Luz; Contrabajo: Chechu Sierra; Batería: Israel Varela; Percusión: Diego Amador Hijo. Diego Amador trajo su visión del piano flamenco moderno en una formación de cuarteto. Once temas componían el repertorio del recital, todos de corte flamenco (Alegrías, Tangos, Fandangos, Rumbas…) a excepción de un tango argentino. Un concierto en el que la fuerza y la improvisación de este músico hicieron vibrar hasta el último tornillo del Teatro Central. Diego es un músico sin complejos, no tiene ningún reparo en sonar Jazz, aún cuando muchos digan que la mezcla de esta música con el flamenco está desfasada. Tampoco se esconde al evocar con su voz a Camarón aún cuando los camaroneros también estén un poco en desuso. Él es un flamenco con alma de Jazzman, o quizás ha comprendido tan bien la música que inexorablemente esto le ha conducido a tintar su corazón flamenco con brochazos de grandes la música contemporánea como Bill Evans o Duke Ellington. Abrió con una Soleá que dejó claro que en este concierto la parte destinada a la improvisación era bastante elevada. La batería y el contrabajo nos hablaban Swing, el piano respondía en su mismo idioma, pero las frases se resolvían siempre en la cadencia andaluza. La presión sonora nos llegaba hasta la garganta. Sin embargo el papel de la guitarra no quedaba claro en un espacio sonoro totalmente ocupado y que sólo dejaba huecos para que se oyeran algunos rasgueos y alguna que otra frase melódica. Una lástima pues este guitarrista es un músico muy prometedor. Hubo anoche además otras alusiones claras, como a Paco de Lucía en los Tanguillos. Incluso en las rumbas recordó algunos motivos de la música de la película “Calle 54”. La música corríó a borbotones por el Teatro y Diego se lo pasó en grande (la gente también). Eso se notaba en como le bailaban los pies durante las improvisaciones que hacía en temas como los Tangos o en las bulerías, de estructura flamenca, pero en las que se entremetían solos de instrumentación al estilo Bebop. Es en estos solos donde el pianista sacó su técnica y su intuitivo sentido musical, además de su fuerza y desparpajo para mostrar lo que pensaba e iba improvisando, demostrando que es un músico con una imaginación y sentido creativo muy grandes. Pero todavía quedaba una sorpresa, su hermano Raimundo Amador salió a escena para protagonizar un dúo guitarra-piano en el que la comunicación no terminó de realizarse, pero que fue un momento emotivo. Dos músicos de la misma familia y formación musical pero que han recorrido caminos diferentes. El público aplaudió hasta conseguir un bis, que Diego concedió de buena gana para cerrar un concierto en el que todos disfrutamos.
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