“El el Bar Iberia” – |
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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Estela Zatania Cante: Segundo Falcón. Guitarra: Paco Jarana. Segunda guitarra: Manuel de la Luz. Percusión: Manuel Muñoz “el Pájaro”, Paco González. Coros y palmas: Los Mellis. Quinteto de cuerda. Arreglos: Jesús Cayuela. Una voz y una guitarra. Y unos cuantos instrumentos más, pero la voz de Segundo Falcón y la guitarra de Paco Jarana conforman la base de esta elegantemente montada propuesta. No es que lo que hacen sea sencillo; son maestros en sendas especialidades. Es la moderación y humildad con las que presentan la mercancía, la extrema atención a los detalles, y el respeto por el arte que tan obviamente aman. Partiendo de esa base, estos dos hombres ofrecen su perspectiva contemporánea, pero firmemente anclada en el flamenco más clásico. El “bar” del título de la obra se refiere a un lugar de reunión en Sevilla que sólo existe desde el año 1970, los albores de la era actual del flamenco para artistas de la generación de Falcón y Jarana, y para otros, el final de una época. En aquella década de transición, tanto artística como política, nace la inspiración para este nuevo tipo de recital de cante. Ya no es aquello de “ponlo al dos por medio” y marchando.Ahora las máximas figuras llevan su pulida obra, cual compañía de baile. Si hace medio siglo los cantaores más populares montaban sus espectáculos de variedades, ahora es un formato altamente sofisticado para una era que ansía la sofisticación por encima de todo. El recital está dividido en dos partes, que realmente son cuatro. Primero, Paco Jarana, a solas con su guitarra para soleá y siguiriyas, y después, con segunda guitarra, dos percusionistas y un cuarteto de cuerda para una serie de composiciones instrumentalizadas. Luego, Segundo Falcón, igual que el guitarrista, empieza por lo clásico, antes de guiar nuestros oídos hacia piezas más musicadas. Los solos de Jarana hacen que recuerde lo dicho por cierto pamplonés al que tanto le gustaban las habas, que terminó con un apodo al respecto. Según el maestro Sabicas, el primer gran concertista de la guitarra flamenca, era necesario tocar veinte años para cante, y veinte años para baile para dedicarse a solista. Suponiendo que ambas tareas se pueden cumplir simultaneamente, Jarana ha cumplido de sobra, y esto se refleja en composiciones con un compás transparente, y un aroma a flamenco, por mucha música que haya en ellas. Cuando la guitarra está cociendo por bulería, entra Segundo Falcón, ralentizando e imponiendo el compás por soleá con sus melodías apolás y su decir delicado y sensual, sin que decaiga la tensión. Todo el recital hace gala de estas transiciones naturales que rechazan los aplausos programados. Vamos deslizando hacia la caña, un cante muy necesitado de actualización, y nadie mejor que este cantaor para hacerlo. Se une al grupo los músicos de cuerda, palmas y coro, y el menú gira en torno a una rica selección de cantiñas, desde alegrías de Córdoba o de Cádiz, hasta el cante de las Mirris. Evolución sin estridencias, con conocimientos y una afición desmesurada. La liviana, otro cante que Segundo rescata del estancamiento, con siguiriya y toná liviana, aunque la velocidad del acompañamiento junto con la percusión da una incómoda urgencia. La misma pauta sigue para malagueñas, y “una creación del genial Pepe Pinto”, que el cantaor dedica a su señora, rematando con un fandango toronjero. Son arreglos exquisitamente confeccionados y ejecutados, la particular ‘fusión’ de un cantaor cuyos conocimientos musicales son amparados por su dedicación y buen gusto, y la sabia guitarra de su compañero Paco Jarana. |