XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA “Tejidos al tiempo” – Choni Compañía Flamenca |
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Baile: Asunción Pérez “Choni”, Manuel Cañadas. Cante. Alicia Acuña, Sebastián Cruz. Guitarra y zanfoña: Raúl Cantizano. Percusión: Antonio Montiel. Artista invitado: Alejandro Granados. Coreografía y dirección artística: Asunción Pérez. Colaboración coreográfica contemporáneo: Manuel Cañadas. Texto: Estela Zatania El espectáculo que no pudimos ver en julio en Arcos de la Frontera por motivos meteorológicos, anoche fue presentado en el Teatro Alameda de Sevilla, y la espera ha valido la pena. Mira que el título no inspiraba confianza. Me sonaba al típico batiburrillo de confusas filosofías y efectismo, aprovechando nuestro flamenco como pretexto. Hasta el programa de mano parecía advertirlo: “…una obra compleja, una reflexión sobre el tiempo, la vida y la muerte”.
Hoy en día cuando todo el mundo quiere sorprender, hacer algo diferente, llega Asunción Pérez “Choni” con conceptos realmente novedosos que funcionan. La clave sigue siendo la de siempre: confiar en las formas del flamenco. En el mismo texto del programa leemos: “…un lenguaje visual nuevo, pero radicalmente flamenco”. Si otros y otras confunden la contemporaneidad con la frialdad, y producen espectáculos presumidos y aburridos, por no decir costosos, aquí estamos ante una propuesta básicamente sencilla pero visualmente rica, de conceptos claros, entretenida sin ser superficial y aplastantemente flamenca. Siguiriyas, soleá, abandolao, bulería, milonga, todo accesible al aficionado, y sin bagaje seudo intelectual. El fascinante baile por siguiriyas de Choni, “Mujer con diadema”, es tan sencillo como tiras de goma blanca que parecen haces de luz que unen la ropa de la bailaora con un punto varios metros por encima de su cabeza, un cruce entre virgen coronada y marioneta. Cuando llega el bailarín Manuel Cañadas con paraguas, bata de cola y tijeras con las que corta las gomas, sabes que has montado en un viaje alucinante al fondo del surrealismo flamenco. Luego, el bien logrado baile de Choni, mitad hombre, mitad mujer, como aquellas atracciones de cabaret que antes había, acariciándose, enamorándose, convenciéndose de su hermafroditismo. También la sorpresa del guitarrista, Raúl Cantizano, que maneja la zanfoña con la misma habilidad que la guitarra, haciendo música irresistiblemente orientaloide y flamenca. Los cantaores, un hombre y una mujer, Sebastián Cruz y Alicia Acuña, curiosamente con el mismo registro, se complementan y se entregan. Alejandro Granados por soleá es un portento, una fuerza de la naturaleza, y para nada me refiero al zapateo ni a velocidades de ningún tipo. De hecho, no he visto a un bailaor moverse menos, y cuando lo hace, siempre es para decir algo. La cabeza apenas inclinada, un dedo, una mirada, un suspiro, original a la vez que rigurosamente tradicional, silencios misteriosos, detalles antiguos hechos futuristas, brillante sutileza y la intemporalidad del dios compás. Con el permiso del Lebrijano y Gabriel García Márquez, cuando Alejandro baila, se aflamenca el flamenco. Señores, si no hay suficientes compañías para llenar la Bienal de obras de este nivel, quizás se deberia de contemplar reducir la duración del festival.
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