Estreno absoluto |
ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Estela Zatania Guitarra flamenca: Paco de Amparo. Guitarra flamenca y tres cubano: Raúl Rodríguez. Baile y compás: Pepe Torres. Cante y compás: Moi de Morón. Compás y baile: Manuel Flores. Artista invitado: David el Galli. La ironía más grande del mundo. Resulta que el flamenco está tan dado la vuelta, que el espectáculo “Como son, son”, que hace gala del flamenco más clásico –cante, baile, guitarra, compás y palos estándar– se mete en el Teatro Central, el escenario reservado para las propuestas más experimentales de la Bienal de Flamenco de Sevilla. Si así la gente es feliz, mejor que mejor, y los aficionados nos reímos los últimos. Una obra altamente arriesgada, sí señor. Hoy en día, hay que tener valor para tocar la guitarra sin armonía contemporánea, bailar como te enseñó tu gente, sin percusión ni violines, cantar por martinete y siguiriya, una voz y una guitarra sin más, u homenajear a tu pueblo con un arte festero que ya sólo unos cuantos practican. Y la novedad de la espontaneidad, del compás, de sonidos tan familiares como exóticos, de una pulsación de la guitarra que identifica la denominación de origen sin ambigüedades: Morón de la Frontera. En este nuevo espectáculo de Son de la Frontera, que no va ligado a ninguna grabación, Raúl Rodríguez vuelve a lograr el milagro de agregar el sonido del tres cubano, reforzando el intrínseco carácter oriental del flamenco sin restar nada del aroma característico del género. La gruesa voz de Moi de Morón interpreta los tangos del Piyayo, versión Perrate, y los susodichos cantes de martinete y siguiriyas. Paco de Amparo es un guitarrista por méritos propios, y un gran músico. Su taranto pasa desapercibido, pero la siguiriya en Re con afinación alterada, inspirada en Sabicas, que toca a dúo con Raúl, es una preciosidad llena de misterio. Cantaor David el Galli se une al grupo para unas cantiñas, también tocadas en la poco empleada postura de Re. Pepe Torres, la elegancia hecha baile, adapta su habitual sobriedad a este palo, luciendo una sincera sonrisa y las maneras de sus tíos Pepe Ríos y Andorrano. Morón, siendo un pueblo de tamaño medianito, tiene una arraigada tradición de baile, como queda patente en los nombres de Juana Amaya o Juan de Juan, sin ir más lejos. El “numerito” de Manolito Flores, con esa capacidad que tienen los mejores festeros de hacer que lo difícil parezca fácil. Otra vez el baile de Pepe Torres, serena tensión y farruquismo pasado por Morón. Soleá y bulería, el alma del pueblo del gallo desplumado, la fiesta más profunda. La intensa compenetración de los componentes del grupo es la fuerza motriz que mueve todo. Flamenco que alimenta y engorda, y qué mejor homenaje a Diego del Gastor en este año centenario de su nacimiento, que este grupo de jóvenes que se inspiran en las formas del ilustre moronense.
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