XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA ‘CORAZÓN DE ABRIL’ |
ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Gonzalo Montaño Peña Cante: Guillermo Cano; Guitarra: Rubén Lebaniegos; Percusión: Patricio Cámara; colaboración especial: Makarines. El cantaor Onubense Guillermo Cano desnudó anoche su corazón cantaor, para mostrarnos su identidad flamenca. Una identidad basada en los clásicos que le marcaron (Manuel Vallejo, Pepe Marchena, Carbonerillo…) sumada a la personalidad moderna que le distingue. El recital estuvo dedicado a la figura del recientemente desaparecido bailaor y coreógrafo Mario Maya. La hora no era la más propicia, once de la noche, y el domingo no era el día mejor para acostarse tarde. Sin embargo el teatro Alameda se llenó de gente para presenciar este recital. Guillermo posee una voz potente, aguda, de tesitura casi femenina, rica en vibratos y melismas. En su cante las alusiones a los clásicos son evidentes aunque queda en su estilo un espacio que el reserva para su propia personalidad, lo que le aporta un aire moderno y genuino. El joven cantaor abrió con un tercio por Fandangos en los que distinguimos las fuertes alusiones a Pepe Marchena e incluso alguna a Camarón de la Isla. Toda una declaración de intenciones a la que le siguió un cante por soleá que venía dedicado a Vicente Amigo. Su fuerza se evidenció en la Granaína y sobre todo en los Fandangos en los que buscó las notas más altas de su garganta y en las que debe de tener cuidado para no coquetear con el grito que le hace sonar un poco estridente. El sentido del gusto de este cantaor es palpable, como quedó patente en las Milongas o en las Guajiras que interpretó en compás al golpe. Sin embargo tendió a acancionarlas demasiado con lo que pierden esencia, además con unos recursos un poco manidos, que parecen ir encaminados en pos de la comercialidad. Lo mismo sucedió con las Alegrías al estilo de su paisano Arcángel, sonaron a canción, no a cante. Creo que Guillermo no necesita de estos recursos para abrir su cante a más público puesto que anoche quedó claro que lo que la gente quiere de él es su faceta más flamenca. La guitarra del sevillano Rubén Lebaniegos dio el aporte exacto al estilo de Guillermo Cano, un toque basado en las formas clásicas, pero con la suficiente personalidad y atrevimiento como para aportar escalas y acordes más contemporáneos. Jugando siempre el papel de acompañante y esperando pacientemente su turno para dejar detalles técnicos sin pretensiones de un protagonismo excesivo. Un tercer Fandango y una Toná a tres voces cerraron un recital en el que brillaron su voz, las alusiones a los clásicos y también la guitarra. Aunque quizás quedó un poco enturbiado por los recursos un tanto desfasados y que ya no impresionan a nadie. También es destacable el grado de entrega de Guillermo Cano, quién desde luego no se guardó nada para después del concierto, hecho que la gente agradeció durante todo el recital con gritos que le decían: ¡Olé!, “Guillermo, eres flamenco”.
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