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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Gonzalo Montaño Peña Ficha Técnica: Guitarra, composición y dirección musical: Manolo Sanlúcar; Segunda Guitarra: David Carmona; Cante: Carmen Grilo y David Pino; Percusión: Tete Peña y Agustín Diassera; Coros y Palmas: Sandra Carrasco y Macarena de la Torre. Un teatro Lope de Vega a rebosar se rindió a los sonidos del maestro sanluqueño en el homenaje que éste hizo a Baldomero Romero Resendi, pintor que sirvió de inspiración a los temas que allí interpretó, intercalados de explicaciones filosóficas sobre la música, la pintura y la vida. En un recital que no llegó a cautivar, ya que no tuvo la fuerza que se preveía. El artista comenzó diciendo que es en el salón de su casa en el verdadero lugar en el que le gustaría llevar a cabo esta actuación huyendo de escaparates artificiales, que no le gustan. El primer tema que interpretó fue “Los Condenados”, un tema por tangos que compuso como un reto para sí mismo, en la que los anchos dedos del concertista recorrían el mástil como si fueran las manos del pintor dando vida al citado cuadro. El escenario se queda solo, con la figura del guitarrista en el centro para recrear la taranta titulada “Los Condenados”, que evoca el pensamiento de un torero en la senectud al recordar con ilusión precisamente la ilusión que sentía en su juventud por ser torero. En este tema la pulsación de Sanlúcar no es la misma que en otras ocasiones, quizás no esté caliente su mano todavía (cosa que dudo, sabiendo lo perfeccionista que es este músico), quizás este superficial escaparate no deja que su inspiración brote enérgica como el quiere, pero lo cierto es que el sonido no logra brotar como otras veces. Se distinguen alusiones a Beethoven en la melodía. Vuelven el joven, aunque sobradamente preparado, segundo guitarrista David Carmona y Carmen Grilo, y suena compás por bulerías, armonía de modo mayor.. La voz de Carmen suena bonita, pero no llega a arrancar los Olés del público. Mientras tanto, el maestro busca dentro de su raíz porque según él, a veces uno busca el futuro olvidando lo que lleva dentro. Es quizás en la soleá donde más se nota el sentimiento que el guitarrista busca expresar con su música, ese desgarro del rostro de la Virgen María en el cuadro “La piedad” y que la guitarra imita a modo de golpes armónicos. “Que yo no tengo quien me consuele esta pena mía”. La voz sigue sonando afinada, correcta y bonita pero no llega a estremecer. Es entonces cuando llegamos a una de las composiciones más “sui generis” que oímos anoche. Nos referimos a “Papa Negro”, un tema que según nos explicó anoche el propio Manolo Sanlúcar está inspirado en un cuadro que representa al padre de la familia torera Bienvenida, y que está compuesto entre ritmos sudamericanos mezclados con el ritmo de cinco por ocho del tambor rociero. El guitarrista se nota que ha entrado en calor, siente cada nota que expulsa el instrumento como si fuera parte de su propio ser y se siente a gusto. En su búsqueda sonora se mueve “El Majareta y el Serio”, inspirado en dos autorretratos del pintor ante los cuales el músico se levanta sobre su guitarra majestuoso, haciendo guiños rítmicos a la samba brasileña. El recital se cerró con “La Danza de los Pavos” música del cuadro homónimo, en compás por bulerías de bello corte melódico. Luego el público en pié para, más que ovacionar, homenajear al músico que marcó un antes y un después en la guitarra flamenca. |