XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA. 'A Fuego lento' Andrés Peña & Pilar Ogalla

XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

“A Fuego Lento”
con Andrés Peña y Pilar Ogalla

Programa de mano (PDF)
16 septiembre – Teatro Alameda – 23:00 horas

ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008

Texto: Estela Zatania
Fotos: © Archivo Bienal de Flamenco, Luis Castilla

Baile y dirección artística: Pilar Ogalla, Andrés Peña. Cante: David Palomar, Inmaculada Rivero, David Lagos. Guitarra: Ricardo Rivera, Javier Patino. Palmas: Javier Catumba.

Defendiendo conceptos tan básicos como cante, guitarra y el baile de pareja, sin sobresaltos ni ánimo de vanguardismo, y con la máxima seriedad y entrega, el dúo de Andrés Peña y Pilar Ogalla ha escogido la ruta rechazada por muchos de sus compañeros. 

Por su edad y generación les corresponde otro planteamiento, pero prefieren gastar su natural inquietud en el perfeccionamiento de lo que ya conocen bien.  Entonces, “A fuego lento” no es una obra “arriesgada”, a Dios gracias, porque ese calificativo hoy en día a menudo parece ser un eufemismo para “hace cosas raras para dar el pelotazo”.

“A fuego lento” es el título de la obra que ya vimos en julio en Mont-de-Marsan, con una plantilla sensiblemente diferente, pero el mismo repertorio de baile tradicional, y la misma profesionalidad.  Abren con tangos, y el excelente surtido de cantaores da frescor a cantes antiguos.  David Palomar, flamante figura del cante gaditano, y el muy solicitado jerezano David Lagos, contrastan perfectamente con la voz canastera de Inmaculada Rivero.  Javier Patino y Ricardo Rivero a la guitarra completan el pequeño pero eficaz y compenetrado cuadro. 

Pilar es un paquetito de flamencura con su bata blanca y mantoncito rojo, la flor erguida, peinetas y pendientes largos para un baile por alegrías con sus tradicionales secciones, pecando en todo caso de una coreografía excesivamente trillada.  La farruca de Andrés recuerda más a Gades que al Pelao, luego, se retira, y sale a bailar otra vez, una larga sección de combinaciones percusivas con bastón y pies, sin acompañamiento, de difícil ejecución pero limitado interés.  Nuevamente, Pilar, esta vez por taranto, y nuevamente es un baile pulido y currado, pero absolutamente previsible.

Por fin, la soleá por bulería de Andrés, elegantemente flamenco, con toda la intensidad de la escuela farruquera, y un completo catálogo de pellizcos personales que aportan la chispa de la genialidad que estaba faltando.


Salir de la versión móvil