XLVIII Gazpacho Andaluz 2014 – Reseña & fotos

Marina Heredia

Marina Heredia

Texto y fotos: Estela Zatania

Sábado, 2 de agosto, 2014. 2230h. Colegio Salesianos, Morón de la Frontera

Cante: Francisco Manuel Pajares, Juan Villar, Marina Heredia, Cancanilla de Marbella. Guitarra solista: Sergio González, Juan Luis López. Guitarra de acompañamiento: Niño Jero “Periquín”, José Quevedo “Bolita”, Chaparro de Málaga. Cuadro de Carmen Lozano con Paco Iglesias y Rubén Romero, guitarra, Rafael de Utrera, cante, Makarines, cante y compás.

En el cartel figuraba “XLVIII Gazpacho Andaluz” que corresponde en cristiano a 48 años de este festival flamenco de Morón de la Frontera, uno de los más longevos y de mayor categoría de su clase.

Como casi todos los eventos de esta naturaleza, año tras año el venerable festival hace lo imposible para componer un programa de buen nivel con medios limitados.  Desde el 19 de julio se ha celebrado una serie de actividades paralelas, incluyendo la notable exposición fotográfica “Flamenco Project” cedida de forma permanente a la ciudad por su comisario Steve Kahn, y actualmente expuesta en el nuevo Espacio Santa Clara.

No hubo una asistencia masiva comparado con otros años, y tampoco el tiempo acompañó: un viento frío sopló por el patio del Colegio Salesianos las cinco horas que duró el programa, y sólo los más valientes aguantaron hasta el final.

A pesar de los diversos obstáculos, la organización logró componer un cartel respetable basado en el flamenco clásico que tanto gusta en este rinconcito del interior de la Baja Andalucía.  Como cada año, y reflejando la cultura a la guitarra de esta localidad, la noche empezó con un solista de la sonanta.  El joven Sergio González, alumno aventajado de Paco Delgado, demostró con sus guajiras y bulerías que la guitarra tiene continuidad en Morón, terminando con la falseta más reconocible de todos los tiempos, aquella que Diego del Gastor hizo suya adaptándola de una antigua guajira tocada por Manolo de Badajoz.

El ganador del tercer concurso de Cante Flamenco para Jóvenes, el extremeño Francisco Manuel Pajares, nos sorprendió a todos con su cante valiente y creativo por cantiñas, siguiriyas y bulerías donde quizás nos hubiera gustado escuchar más sabor de su tierra.  

A continuación, el gran veterano del cartel, grande y grande, Juan Villar con su inseparable Periquín a la guitarra.  Navegó por las profundidades de la soleá con su poder natural, no pulmonar.  La cálida fuerza y la intensidad del decir de Juan parecen más de Jerez que de Cádiz.  Bella madurez artística, y Periquín pegado a él como una lapa en cada instante.  Por tangos, el cantaor no se limitó a los estilos gaditanos, ni muchísimo menos.  Unos fandangos, y entonces cerró su intervención con cuplé hecho cante jondo.

Marina Heredia, “la voz del Albaicín” como dijo el presentador Pedro Ortiz.  Su radiante juventud y belleza tienen poco que ver con aquellas cantaoras de hace décadas, y su cante también refleja una frescura contemporánea.  Su habitual guitarra, José Quevedo “Bolita” le escoltó por soleá; es un brillante músico, aunque a ratos roba protagonismo a la cantaora.  Por malagueña Marina terminó por abandolao que incluye, cómo no, un fandango del Albaicín con ese aire por bulerías que ahora dan algunos.  Cantó la caña a pasito ligero, y una actuación hasta ahora correcta sin más, empieza a entrar en calor con unos sabrosos tangos con muchos guiños para Camarón.  Por bulerías, el Bolita suelta toda su jerezanía, y Marina vuelve a demostrar que las formas festeras son las que mejor le van.

Un emotivo homenaje a la veterana bailaora Matilde Coral con la presencia del Alcalde de Morón y los presidentes de las dos peñas flamencas, incluye la entrega de diversos regalos y galardones, un ramo de flores y unas palabras punzantes de la misma Matilde, con un detalle de braceo que nos hizo recordar la importancia de esta mujer en la historia contemporánea del baile.

Otro solista de la guitarra, Juan Luis López, abrió la segunda parte con su mini recital de soleá, guajiras y bulerías.  Y me doy cuenta de que aunque toquen las notas y falsetas características de Morón, se ha perdido la pulsación y el fraseo, y todo suena al genio de Paco de Lucía cuya influencia se impone en el toque actual.

Cancanilla de Marbella.  Conocimientos, personalidad y poderío.  Cantó formas y versos tradicionales por soleá y siguiriyas.  Largo de repertorio, y siempre generoso con su cante,  dedicó unos fandangos al cantaor Enrique Extremeño.  Terminó por bulerías donde metió hasta el “reniego”, y no faltó su original y gracioso baile.  El Chaparro de Málaga que le acompaña es de la escuela de no apartar la vista del cantaor por un nanosegundo, y el resultado se agradece.

El cuadro de la bailaora local Carmen Lozano, con Paco Iglesias y Rubén Romero a la guitarra, y Rafael de Utrera y los Makarines al cante y compás redondeó y clausuró esta edición del Gazpacho Andaluz.


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