Texto y fotos: Estela Zatania
XLVI Reunión de Cante Jondo
Sábado, 12 de julio, 2014. 2300h
La Puebla de Cazalla, Hacienda La Fuenlonguilla
LA MÁQUINA DEL TIEMPO QUE SE LLAMA “FUENLONGUILLA”
Cante: José Valencia, El Pele, José Menese, Diego Clavel. Guitarra solista: Rafael Rodríguez. Guitarras de acompañamiento: Juan Requena, Antonio Carrión, Patrocinio Hijo. Grupo de Baile de Patricia Guerrero. Cante: Juan José Amador, Pepe de Pura, Juan Ángel Tirado, Juan José Amador hijo. Guitarra: Luis Mariano. Fin de fiesta: Juana la del Pipa, Felipa del Moreno, Tomasa Peña y La Currita con la guitarra de Pepe del Morao.
“Fuenlonguilla” es el nombre de un lugar mágico en medio de la campiña de Andalucia profunda en las afueras de La Puebla de Cazalla. Cada año, mil quinientas personas cruzan por el antiguo umbral, y en cuanto pisan el suelo cubierto de romero fresco, el tiempo parece detenerse, y el flamenco vuelve a ser intemporal. Aquí no hay temitas ni percusión hindú ni sextetos. Lo que hay es un nivel de respeto que roza la veneración, hay voces cantaoras y hay guitarras. La organización toma muy en serio su compromiso con el flamenco más clásico, sin que esto jamás signifique estancamiento ni estrechez de miras.
Esta cuadragésimo sexta edición de la Reunión de Cante Jondo, comenzó con el solo de guitarra de Rafael Rodríguez por soleá, que moroneaba con gusto y conocimientos, y la famosa araña de luces que siempre adorna este escenario parecía moverse a compás.
La joven promesa que tradicionalmente abre el programa de cante, ni era tan joven ni tan promesa sin cumplir. José Valencia de Lebrija es uno de los pesos más pesados del cante de atrás. Con una reciente primera grabación, lucha para abrirse un hueco “alante”, es decir, en solitario, y bien preparado está para lograrlo. Su guitarra habitual, Juan Requena, le escoltó por soleá reposada y templada. Cantiñas, una de sus especialidades, fueron seguidas por siguiriyas en las que el cantaor demostró que Lebrija es el crisol que maneja la templanza sevillana y la intensidad gaditana jerezana con igual soltura. Sus “oleaítas de la mar” venían tan fuertes que temblaron los viejos muros del recinto antes de que rematara con la versión jerezana del “Cuco”. Cerró por bulerías por arriba, muy suyas, muy lebrijanas y romanceadas.
Pero esta noche la Reunión de Cante Jondo perteneció a Manuel Moreno Maya, “El Pele”. La noche, el año, o incluso los dos años desde que este cantaor levantó el vello colectivo en la inauguración de la última Bienal de Sevilla con su cante por soleá que le mereció el Giraldillo al “Momento Mágico”. Abrió con un popurrí caracolero pero con un decir inconfundiblemente suyo; hoy en día El Pele es uno de los cantaores de más personalidad. Ole esa locura apenas domada que alimenta y aconseja cada nota. En ningún momento deja de buscarse, incluso cuando las cosas no se terminan de cuajar…no pasa nada, siempre hay más tercios y compases que amueblar con su genio. Su camisa negra de cuello alto le da cierto aspecto de sacerdote flamenco, y la misa es pura espontaneidad. En medio de un momento valiente de la siguiriya, de pronto se para y exclama “¡qué bien suena esto!”, retomando el verso sin parpadear. Con la inspiración y el riesgo siempre por delante, hoy en día El Pele es posiblemente el cantaor que mejor demuestra las extraordinarias posibilidades del cante clásico cuando es interpretado a través de una perspectiva personal amparada por largos conocimientos. Bulerías para terminar, sin palmeros y casi sin guitarra, conectando con el público gracias a la fuerza de su personalidad.
José Menese, el eterno hijo predilecto flamenco de La Puebla, empieza con una nana en honor al nuevo nieto de su guitarrista Antonio Carrión. En el romance mairenero, notas que el hombre tiene la voz limpia y segura esta noche. Por peteneras, alcanza un nivel impresionante con “Niño que en cuero y descalzo” de Pastora. Tras anunciar que la soleá “en mi persona y repertorio es ineludible”, nos lleva por un extenso recorrido estilístico, y remata su actuación con siguiriyas y cabales.
Después del descanso, vuelve Rafael Rodríguez que interpreta una zambra deliciosamente retro. La bailaora granadina Patricia Guerrero, que tanto ha logrado en pocos años, incluyendo el premio de baile de La Unión, se presentó con el equipo cantaor de Juan José Amador, Juan Ángel Tirado, Pepe de Pura y Juan José Amador hijo, y la guitarra de Luis Mariano. Guerrero es altamente competente, pero sus coreografías por alegrías y siguiriyas fueron quizás demasiado rígidas para la ocasión, más apropiadas para teatro.
Diego Clavel, el “otro” cantaor de La Puebla, puso toda su dignidad y sabiduría a la disposición del público, explicando e identificando cada cante…la soleá de Illanda, la caña, diversas malagueñas, el fandango de Puente Genil, etc. Tangos surtidos, siguiriyas que dan el pretexto para interpretar su famoso cierre de Manuel Molina, y ya tocaba la tradicional ronda de tonas a las cinco de la mañana con el relente de la campiña invadiendo el recinto.
Pero aún había más. Un “fin de fiesta” que no era tal, sino un cuadro pelado, sin palmeros siquiera, y la sola guitarra de Pepe del Morao. Sobró por completo, y sólo la presencia de Juana la del Pipa detuvo la huida colectiva de los presentes. Dado el excelente nivel del resto del programa, todo quedó perdonado, y el balance artístico de la Reunión de Cante Jondo de 2014 ha quedado como uno de los mejores de años recientes.