Día sexto y contando en el cuadragésimo
quinto Festival del Cante de las Minas de La Unión.
En el Museo Minero, interesante entrevista del periodista
Miguel Mora a Carlos Saura seguida del acto institucional
y la presentación al homenajeado de varios obsequios.
Carlos Saura
recibe el homenaje del Festival
El día que todo el mundo estaba esperando ansiosamente
había llegado. Las costosas entradas se habían
terminado hace días, se escuchaban rumores sobre qué
tipo de coche llevaba, la posibilidad de asistir a las pruebas
de sonido, en qué hotel se hospedaba, con quién
venía…
Cuando llegué al recinto, una zona abierta, como parque
industrial convertido en teatro al aire libre, los dos mil
individuos que venían llegando me hicieron recordar
las diminutas hormigas que desayunaban el trozo de ensaimada
que quedaba en la mesita de noche ayer. Me preguntaba cuántas
de esas personas sabían qué iban a presenciar.
¿Música celestial tocada por un dios? ¿Sonidos
curativos, embriagadores o alucinógenos? ¿Qué
imagen y concepto tenía cada uno de Paco de Lucía,
y cómo cuantificaban el valor de su contribución
a la guitarra flamenca?
El tiempo se presentaba inestable. De madrugada había
caído una tromba, algo inaudito para esta época,
y las nubes aún amenazaban. Recordaba el año
1965 cuando un chaval de diecisiete años tocaba dos
piezas para ocho o diez personas en el estudio de Mario Escudero
en Nueva York – un tema libre, no recuerdo cuál,
y luego bulerías. Y a partir de aquel momento parece
que nada volvió a ser lo mismo en el flamenco. Cuatro
décadas más tarde, toda una nueva generación
considera a Paco de Lucía algo anticuado, pero cuesta
imaginar cómo se tocaría la guitarra hoy en
día de no haber sido por el genio, la sensibilidad
artística, la musicalidad y la inteligencia bruta de
Paco. Y aún así, hay personas que le echan la
“culpa” de todo lo que está mal con el
flamenco hoy en día – los experimentos a veces
poco acertados, la degeneración del cante, el comercialismo
desenfrenado – pero el muchacho sólo hizo lo
que mejor sabía hacer y tiene la culpa, eso sí,
de haberlo hecho superlativa, condenadamente bien. Hoy en
día cuando todo el mundo es “maestro”,
el de Algeciras es de los muy pocos que se merecen ese trato.
Paco de Lucía (Foto: Rafael
Manjavacas)
Paco de Lucía (Foto: Rafael
Manjavacas)
Cuesta imaginar cómo
se tocaría la guitarra hoy en día de no haber
sido por el genio, la sensibilidad artística, la musicalidad
y la inteligencia bruta de Paco
Ahora llega a La Unión con camiones de palmeras…palmeras
vegetales, no hembras que tocan palmas…y el mundo se
postra a los pies del flamante Premio Príncipe de Asturias
sin necesidad alguna de ser amante de la música siquiera.
(Caen gotitas, nada serio…) Aparece en escenario –
camisa blanca, chaleco y pantalón negro, guitarra en
mano, sonrisa en cara – ni que fuera un ser humano corriente.
La rondeña es hermosa, la técnica casi casi
como antes, pero lo que menos buscamos en Paco es la técnica
– hoy en día su nivel se ha superado –
es su gusto, su musicalidad, la capacidad de hacer que todo
suene flamenco.
La Tana, Duquende, Montse Cortés (Foto: Estela
Zatania)
Al terminar la primera pieza grita simplemente “¡gracias!”
y entran Duquende, La Tana y Montse Cortés para un
coro de lujo, y Alain Pérez al bajo, Antonio Serrano
al teclado y Piraña con la percusión. Las voces
canasteras, aquel sonido popularizado por Camarón,
cantan por bulerías y cuando le toca a Duquende uno
grita “¡qué recuerdos mare!”
A diferencia de otros guitarristas contemporáneos,
con Paco el compás siempre está en la superficie
y sólo por eso se merece otra medalla. Se incorporan
hilos de melodía que ya forman parte del repertorio
universal de la guitarra flamenca, secuencias de notas que
llevan décadas transformándose y rehaciéndose
dentro de la cabeza de este hombre, siempre reconocibles,
nunca iguales. Modula hábilmente al tono menor donde
se entretiene con sus cuerdas y su inspiración.
Los que han venido después
han seguido el camino marcado por Paco de Lucía, y
suya es la estética del panorama contemporáneo
de la guitarra flamenca.
Otra vez a solas para una especie de fantasía sobre
fandangos, sacando notas como pequeñas campanitas,
y vuelve el conjunto con el Niño Josele para alegrías.
Paco sigue entregando su fraseo inconfundible y tan flamenco.
Después de un breve descanso vuelve el grupo al completo
para un largo potpurrí que incluye trozos de canción
de Las Grecas y tangos extremeños, luego más
bulerías con los cantaores turnándose.
Rumba…ya es mucho ritmo binario y se echa de menos
un solo de guitarra, pero nos conformamos con tener a Paco
delante – la buena noticia es que se está divirtiendo,
o al menos eso parece. Duquende sigue fascinando al público
con su sonido tan idéntico a Camarón. Después
de un breve descanso habla Paco: “Es un gustazo estar
aquí esta noche con tantos aficionados” y el
ritmo de bulerías sirve para aquel invento de los músicos
de jazz, solos de cada uno de los componentes del grupo mientras
el genio marca en segundo plano.
Piraña, Alaín Pérez, Antonio Serrano,
Paco de Lucía con su hija, Niño Josele, La Tana,
Duquende, Montse Cortés (Foto: Estela Zatania)
Más rumba y Montse Cortés mete el clásico
“Reniego”. Apenas tengo tiempo de preguntarme
si al mundo de la música le faltaba tal invento cuando
Duquende también mete siguiriyas por el mismo ritmo.
Acaba el recital y el público enloquece exigiendo bis.
El conjunto vuelve a sentarse y suenan notas y acordes sin
rumbo aparente hasta que rompa con “Entre dos Aguas”.
Treinta añitos que tiene la pieza, no la mejor del
dilatado repertorio de Paco de Lucía, ni muchísimo
menos, pero sigue sonando actual. Y no suena actual porque
es una música maravillosa. Suena actual porque todos
los que han venido después han seguido el camino marcado
por Paco de Lucía, y suya es la estética del
panorama contemporáneo de la guitarra flamenca.
Eva Durán
con José Luis Montón (Foto: Estela Zatania)
Al final la lluvia llegó, pero tuvo el exquisito
gusto de no meterse con el maestro. El trasnoche flamenco
nos dio oportunidad de digerir lo que habíamos visto
mientras disfrutamos del cante de Eva Durán acompañado
por José Luis Montón en el marco de un local
acogedor.
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