Homenaje en el XX aniversario
de su muerte
Mairena del Alcor (Sevilla).
Sábado 4 de septiembre, 2004. 2300h
Cante: José Mercé, Calixto
Sánchez, Aurora Vargas, El Cabrero, José Menese,
Antonio Ortega hijo. Guitarra: Moraíto, Manolo Franco,
Diego Amaya, Manuel De Palma, Antonio Carrión, Niño
Elías. Baile: Antonio el Pipa y su grupo.
Con la Bienal de Sevilla justamente cogiendo su marcha,
llega el cuadragésimo tercero Festival de Cante Jondo
“Antonio Mairena”, coincidiendo con el XXXII Congreso
Internacional de Arte Flamenco (6-12 septiembre) que este
año se celebra en Mairena del Alcor redondeando el
homenaje al cantaor maestro Antonio Cruz García, “Antonio
Mairena”, en el vigésimo aniversario de su muerte.
La
presencia de más de dos mil personas que habían
pagado 30 euros por cabeza, diez mil pesetas de las antiguas
por pareja, pregona que los festivales de cante siguen vigentes.
La relación precio/calidad quizás no sea la
misma de hace treinta años cuando estábamos
encantados de pagar cien duros – el sueldo de dos o tres días
para el aficionado de a pie – para carteles que típicamente
incluían una larga ristra de las figuras más
destacadas del momento. Pero en el nuevo milenio no somos
tan exigentes, y el Festival de Mairena ha ofrecido un producto
digno que fue contemplado desde cerca con gesto de aprobación
por el rostro en bronce de don Antonio y su retrato con Llave
de Oro del Cante colocado en el escenario.
Don Antonio contempla el festival
Aurora Vargas ofreció el
todo incluido de siempre, y buen paquete que es.
La presentación empezó puntualmente a las veintitrés,
una de las pocas concesiones a la modernidad que vienen adoptando
los festivales de cante, y muy agradecidos tanto público
como artistas. Después de la actuación del ganador
del concurso de cante paralelo al festival, Antonio Ortega
hijo subió al escenario acompañado por el Niño
Elías a la guitarra. Después de marianas, un
cante que está gozando de un discreto redescubrimiento
a pesar de lo poco que da de sí, entró en terreno
más sustancioso con bulería por soleá
acordándose del homenajeado de la noche, y con alguna
soleá de Frijones, estilo estrechamente emparentado
con esta forma que tanto cuesta definir. Desafinaciones que
ya no se toleran en el año 2004 disminuyeron el interés
de la siguiriya con la que finalizó su intervención.
Calixto Sánchez &
Manolo Franco
Aurora Vargas & Diego Amaya
Aurora Vargas ofreció el todo incluido de siempre,
y buen paquete que es. Alegrías como les gusta en Cádiz
(y mira que son exigentes), con el primer verso llano, el
segundo más movido y el tercero valiente, todo rematado
y despedido con el famoso “titirimundi”. Tientos
tangos, y la guitarra de Diego Amaya derrocha sabor que alimenta.
Bulerías con palmas jerezanas y el baile básico
de Aurora que igual que Lola Flores décadas atrás,
apenas necesita hacer nada para convencer y gustar.
Menese está cantando con
entereza, entrega y el claro deseo de comunicarse en lugar
de simplemente lucirse.
José Menese, la primera personalidad puramente mairenera
de la noche, abrió con petenera “porque no piso
nunca a los compañeros”, una referencia a su
gusto por las marianas. Le faltaba facultades para las fuertes
subidas de este cante, pero el hombre está cantando
con entereza, entrega y el claro deseo de comunicarse en lugar
de simplemente lucirse. Por soleá nos llevó
por la habitual excursión por el bajo Guadalquivir
con paradas en Alcalá, Marchena, Utrera, Lebrija, Jerez
y Cádiz. Por siguiriya el sonido mairena fue inconfundible
y había repetidos y justificados aplausos para Antonio
Carrión a la guitarra.
Un homenaje a la memoria de Antonio Mairena con la presencia
en escenario de todos los artistas, fue ofrecido por el crítico
y escritor Manuel Martín Martín que hizo hincapié
en “el mairenismo frente al ramplonismo” describiendo
al cantaor como “uno de los más importantes de
la última mitad del siglo XX”, y así terminó
la primera parte.
Un concepto artístico que
quizás se podría describir como “maximalismo”,
frente al cansino minimalismo.
El baile de Antonio el Pipa por alegrías nos hizo
volver corriendo del ambigú y acomodarnos para la larga
segunda parte que todavía aguardaba. Siempre es difícil
hablar de los artistas que gozan de la aprobación popular
y la desaprobación crítica como suele ser el
caso de este hombre. Sabe bailar, transmite y es auténtico
a su manera, pero proyecta una estética que no es del
gusto de todos. Una servidora no logra evitar sentirse fascinada
por esos poses y muecas, un concepto artístico que
quizás se podría describir como “maximalismo”,
frente al cansino minimalismo que domina en el baile flamenco
actual y que a menudo disimula una falta de inspiración.
José Menese & Antonio
Carrión
El Cabrero & Manuel de
Palma
El Cabrero ofreció la intervención más
pobre de la noche, sin que se pueda decir “decepcionante”
ya que el cantaor se muestra constante en todas sus actuaciones.
A lo mejor si lo decimos en clave queda menos negativo, porque
todo hay que decirlo y no hay intención de atacar:
las dos ‘eses’ (soleá y siguiriya) padecían
de las tres ‘d’ (deprisa, desafinado y deficiente).
Dicho eso, podemos felicitarlo por sus fandangos camperos
tocados por medio por Manuel de Palma, e incluso asimilar
sus malagueñas y un cuplé por bulería
en escala menor. El mismo cantaor reconoce y comentó
su popularidad que parece desmentir las malas críticas
a las que está acostumbrado.
Mercé es de los pocos hoy
en día que logra decir la siguiriya sin provocar la
vergüenza ajena.
Calixto Sánchez, otro mairenero que no podía
faltar en esta noche, salió al escenario con el maestro
Manolo Franco a la guitarra. A menudo este cantaor es criticado
por su falta de inspiración y lo que algunos llaman
su cante “agachonado”. Como esta reseña
va de confesiones, añadimos otra, sin complejos: el
esmero y cariño con que Calixto entregó malagueñas,
tientos tangos, alegrías y fandangos hicieron que el
cante llegara…llegó por otra vía que la habitual,
pero llegó.
La
popular pareja de José Mercé y Moraíto,
vestido aquél de negro y éste de blanco, como
sal y pimienta, hicieron de broche de oro. “Dedico esta
actuación al maestro de maestros, Antonio Mairena”
empezó Mercé. Cantó a continuación
malagueña del Mellizo, siguiriya (Mercé es de
los pocos hoy en día que logra decir este cante sin
provocar una sensación de vergüenza ajena), alegrías,
sabrosas y originales a la vez que tradicionales, y bulerías
dedicadas “a mi primo José Menese”.
Una ronda de tonás con todos los cantaores, tradición
iniciada por Antonio Mairena, fue el fin de fiesta que concluyó
la velada a las cinco de la mañana.