XLII CARACOLÁ LEBRIJANA Sábado, 8 de septiembre, 2007. 2200h. Lebrija (Sevilla) |
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DeFlamenco.com La 42º edición de la Caracolá Lebrijana se fundamentó en la figura irrepetible del artista lebrijano Miguel Funi. Con un elenco, formado exclusivamente por artistas de su tierra, y una masiva asistencia de público (venidos muchos de tierras lejanas), se desarrolló este festival flamenco que sigue teniendo esa solera que lo caracteriza como uno de los clásicos entre los clásicos. A las diez en punto de la noche se abrió el telón -metafóricamente hablando- para dar paso a José Valencia que, acompañado por Miguel Iglesias, reafirmó las esperanzas que sus paisanos tienen puestas en seguir aportando primeras figuras al escalafón flamenco: Soleá, Siguiriyas y Bulerías conformaron su repertorio, lleno de gitanería y “jondura”.
Le siguió El Lebrijano para dejar claro, una vez más, que posee el duro para cambiarlo cuando quiera: Bulerías, Cantiñas y un Romance lleno de originalidad completaron su repertorio, en el que estuvo secundado por la guitarra de su sobrino Pedro María. Una Caracolá que pasará a la historia por su lebrijanismo
Curro Malena, mermado por una maldita enfermedad, luchó, fiel a su estilo, para dejar en la noche lebrijana una Siguirilla de 24 quilates. Por su parte, Manuel de Paula, con el acompañamiento de Pedro Sierra (único no lebrijano de la noche), derramó esencias del cante de su tierra. Y así llegó el turno de Miguel Funi que ya con el Caracol de Oro en su solapa, transmitió el legado de su estirpe en la Soleá y las Siguiriyas, y, el ensueño de su cante y baile por Bulerías romanceadas: ¡Que gran artista de artistas! El punto final lo puso el baile de Concha Vargas que otra vez – y son ya varias este año en su pueblo- levantó al público de sus asientos en esa majestuosidad de baile por Romance que le cantó su hija Carmen. En fin, una Caracolá que pasará a la historia por su lebrijanismo en el concepto artístico y en el saber de un pueblo flamenco. Más información:
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