Resumen: XIII Festival de Jerez. Celia Morales, Rocío Márquez María Pagés 'Autorretrato'Rosario Toledo, David Palomar 'Del primer paso'
XIII FESTIVAL DE JEREZ 2009 Celia Morales, Rocío Márquez |
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Texto: Estela Zatania / Fotos: Ana Palma Galeria fotográfica completa Celia Morales, Rocío Márquez Hace muchisímos años, una jovencita dejó de tocar la guitarra flamenca porque su maestro, Mario Escudero, le dijo que las mujeres no se dedican al toque de guitarra porque no tienen la necesaria fuerza. Años después, Juan Maya “Marote”, uno de los guitarristas que más dinámico sonido ha sabido sacar de una guitarra, me enseñó que no se trata de la fuerza física, sino de aplicar la pulsación precisa para hacer vibrar las cuerdas con máxima brillantez, a veces, apenas rozándolas. A todo esto, la organización del Festival de Jerez ha logrado reunir en el programa a cuatro mujeres guitarristas con sendos recitales para dar fe de una nueva generación dispuesta a demostrar que, sin necesidad de hacer culturismo, la mujer tiene algo que aportar a la guitarra. De hecho, a estas alturas, poco sentido tiene hablar del género de la persona que maneja las seis cuerdas, siendo un dato puramente circunstancial. La antequerana Celia Morales, discípula de Manolo Sanlúcar, ha dedicado muchos años de su vida al sacrificado estudio de la guitarra. De repertorio amplio, también tiene la admirable virtud de componer temas originales, como la soleá “Enrique el Mellizo” basada en la soleá de Cádiz, tal y como indica el nombre. Por alegrías, se agradece el limitado uso de armonía, interpreta un zapateado, un desafío técnico para cualquier maestro de la guitarra, y la bulería, de gran musicalidad, cierra la actuación. La segunda parte de este recital compartido, fue a cargo de la joven cantaora Rocío Márquez, flamante ganadora de la Lámpara Minera del concurso de La Unión. Un cante preciosista de extrema delicadeza es el carné de identidad de esta guapa onubense. El recuerdo de Chacón y Vallejo aconseja sus arabescos melismáticos y la dulzura de su decir; es otro camino, otra manera de “herir”. Es larga la señorita: malagueña con abandolao, canción por bulería, soleá, tangos, minera, cantiñas, fandangos y bulerías es el plato combinado ofrecido. El fin de fiesta ofreció la inusitada combinación del baile farruquero de uno del atrás, con la exquisitez del cante de la Márquez. Pensándolo bien, es la forma de cantar y la forma de bailar que más se llevan en la actualidad. María Pagés “Autorretrato” Baile: María Pagés. Cuerpo de baile: María Morales, Sonia Fernández, Isabel Rodríguez, Anabel Veloso, Emilio Herrera, José Barrios, José Antonio Jurado, Alberto Ruíz. Cante: Ana Ramón, Ismael de la Rosa. Guitarra: José Carrillo “Fyty”, Isaac Muñoz. Percusión: Chema Uriarte, Paco Vega. Chelo: Batio Hangonyi. Coreografía: María Pagés. En baile, las mujeres no tienen que reivindicar su presencia: la trinidad Pagés-Yerbabuena-Baras es la que manda indiscutiblemente en las taquillas del planeta, en cuanto al baile flamenco se refiere. El planteamiento común es el gran formato, una historia que contar y la combinación de elementos contemporáneos con clásicos. Parece que funciona. “Autorretrato” es una obra relativamente discreta para esta artista que normalmente se decanta por la extravagancia. Tal como el título indica, hay una intención autobiográfica de mirarse en el espejo y descubrirse delante del público. Como todas las obras de María Pagés, hay un nivel muy alto en los detalles técnicos. Notable es la iluminación de Pau Sullana que ha logrado ese negro dramático que tanto buscan los flamencos actuales, sin que el público pierda de vista a los artistas ni estemos conscientes de focos. Algunos efectos, como el espejo que sigue a la bailaora por el escenario en uno de los números, o la ilusión de los marcos que encierran retratos vivientes son muy eficaces. La chufla por tanguillo interpretada dignamente por la Pagés queda simpática, y el cuerpo de baile es uno de los mejor preparados y más disciplinados de cuantos haya. Notable también es la voz de miel oscura de la cantaora Ana Ramón que habitualmente respalda las obras de la Pagés. El baile de María Pagés está basado en un movimiento serpentino de brazos que puede llegar a cansar, pero es una mujer de grandes recursos y goza de miles de incondicionales por todo el mundo. “Autorretrato”, estrenado el año pasado en Tokio, fue premiado en la última Bienal de Sevilla con el Giraldillo al mejor espectáculo de aquel dilatado festival. Rosario Toledo, David Palomar “Del primer paso” Rosario Toledo y David Palomar muestran indicios de convertirse en pareja artística. Por segunda vez en menos de un año estos jóvenes gaditanos han plasmado vibraciones buenas mediante una perspectiva abierta y compartida. “Del primer paso” no alcanza las sublimes alturas de “Aires de Cádiz”, la obra perfecta que la pareja llevó al festival de Mont-de-Marsan el año pasado, pero sigue habiendo una química, una comunicación que involucra al público, dando lugar a una obra diferente, de formato pequeño, que se basa en el intimismo y huye del efectismo. Con este nivel de género, no es necesario decorar la cosa. Rosario y David son artistas preparadísimos, con grandes personalidades. Ella, con su cara graciosa de muñequita, sus fascinantes brazos, su picardía y buen humor. Él, con su voz flexible y potente, su saber estar en el escenario, sus dotes de bailaor. Añade al fenómeno guitarrístico de Daniel Méndez, y la receta es irresistible. Se pretende un desenfadado recorrido relámpago por la historia del baile, desde los primeros movimientos indefinidos de brazos, pasando por los verdiales folclóricos, el inevitable guiño burlón hacia los tablaos, hasta el sabroso baile por alegrías que es despachado con toda la sal de la querida tierra de ambos, con cante antiguo incluido. Una perspectiva contemporánea que no deja de mirar hacia el pasado, y que fue muy bien recibida por el lleno absoluto de la Sala la Compañía. Especial XIII Festival de Jerez 2009 – Reseñas / Previos / Noticias / Fotos |