Resumen: XIII Festival de Jerez. CARLOS CARBONELL Y ANA ARROYO 'Acompasa2'HOMENAJE A MARIO MAYA
Sábado, 14 de marzo, 2009. Jerez de la Frontera |
||||
Fotos: Ana Palma CARLOS CARBONELL Y ANA ARROYO “Acompasa2” Baile: Carlos Carbonell; Invitada: Ana Arroyo; Cante: Manuel Soto, Juaillorro, Fabiola Pérez; Piano: Rosario Montoya “La reina gitana”; Guitarra: Miguel Ramos, “Niño Manuel”; Percusión: Chico Cabrales. Texto: Manuel Moraga Ocho músicos apiñados en el escenario (una de ellas con piano incluido) daban cobertura al baile de Carlos Carbonell y Ana Arroyo. Son bailaores que se afanan en buscar la belleza no en la fuerza, sino en la sensibilidad, sobre todo con brazos y manos. Ana Arroyo muestra un dominio técnico exquisito y una gran coherencia con el mensaje musical. Carlos se esfuerza en componer y mantener la figura: una figura clásica de bailaor, con camisa por dentro, chaleco, las manos en el chaleco… En fin, con gusto por el clasicismo pero con actualidad. La música tenía, como es lógico, un sustrato flamenco, pero abierta a otras influencias, lo que permite una mayor libertad coreográfica a los intérpretes. Uno de los episodios más origínales fue el baile de Ana Arroyo bailando el sonido y el silencio del cajón. Los silencios bien utilizados pueden irradiar una interesante acción psicológica. Ana Arroyo baila con mucha sensualidad. Carlos Carbonell baila recto, espalda erguida y manos y brazos que esculpen el aire con mucha gracia. A todo esto hay que añadir el buen cante (sobre todo por soleá y seguiriya), el piano también sensual de la Reina Gitana. El único pero fue que no se oían demasiado los pies. No obstante, la sala La Compañía cerró con buen sabor de boca su escenario en este Festival de Jerez 2009. HOMENAJE A MARIO MAYA Bailaores: Ángel Atienza, Manuel Betanzos, Manuel Liñán, Diego Llori, Juan Andrés Maya, Marco Vargas, Juan Manuel Zurano. Texto: Manuel Moraga Un festival dedicado a la danza española y el flamenco no podía dejar de tener un espacio en la programación para rendir homenaje a Mario Maya. Un homenaje tributado sobre todo por sus artistas, que movidos únicamente por el afecto y el reconocimiento a este genio de la danza han sacado tiempo de donde no lo tenían y han puesto sobre las tablas su trabajo y su arte. Es todo un lujo ver en el mismo escenario a todos esos artistas, merecedores cada uno de ellos de estar por sí solos en el Teatro Villamarta. Ese es uno de los muchos legados que ha dejado el maestro: el reconocimiento de su propia escuela. Diez coreografías fueron seleccionadas por Belén Maya para esta ocasión. Diez obras de diferentes momentos creativos que vistos desde la perspectiva actual no han sufrido el paso del tiempo porque los planteamientos teóricos de Mario Maya no han dejado de tener vigencia. El dramatismo escénico, la sobriedad (¡cuántas cosas se pueden decir con sobriedad!), la gracia, la vivacidad, la huida de todo tipo de excesos, el rechazo de los lugares comunes, su obsesión por la progresión dramática y por no repetir recursos, la pulcritud, la limpieza, la búsqueda del ritmo frente a la cadencia, el clasicismo actualizado… Toda una lección coreográfica. En las diez piezas se han respetado totalmente el concepto de su creador, e incluso el vestuario es el original. Además, es emotivo ver de nuevo, por ejemplo, a Manuel de Paula, quien convivió muchos años con Mario Maya y ha participado en algunas de las obras más representativas del maestro. Es difícil destacar algo, pero no podemos dejar de señalar la seguiriya interpretada con muchísimo sentimiento por Belén Maya, que estuvo realmente sensacional. Pocas veces la hemos visto con tanta fuerza, siendo ella una artista que se busca más en la sensibilidad. Belén hace lo que quiere con su cuerpo y todo su cuerpo baila. Ella es puro baile y más bailando algo tan emotivo para ella. Y en estos registros del baile más flamenco, es una delicia verla. Y qué decir de Manuel Liñán que bordó las alegrías de Mario Maya: una dificultad no sólo técnica, sino sobre todo de concepto. O Manuel Betanzos con la famosa trilla del “Camelamos naquerar”… o el inmenso Diego Llori con un crecidísimo Juan Andrés Maya en el “Diálogo del Amargo”. O Isabel Bayón con los Jaleos… O la también clásica coreografía de las “3 sillas” con Ángel Atienza, Marco Vargas y Juan Manuel Zurano. O los movimientos del cuerpo de baile en los “5 toreros”… En fin, que como decimos, es difícil destacar algo cuando el conjunto está tan redondo. De alguna forma, este homenaje recoge tres simbologías interesantes: el reconocimiento el valor del maestro, el duelo por la ausencia –representado en la seguiriya- y la propia muerte del autor a través de la muerte del Amargo. Sinceramente, creo que este homenaje a Mario Maya es una obra digna de ser girada. La Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, que ha producido el espectáculo –al menos ha sufragado lo más elemental de los costes- haría bien en tomarse más en serio este proyecto, presupuestarlo adecuadamente con arreglo a la calidad artística de sus intérpretes y al esfuerzo que han invertido en él, y ofrecerlo a los programadores de todo el mundo. El éxito está asegurado. Terminó esta edición del Festival Flamenco de Jerez con el público emocionado, puesto en pie, recordando la obra y el pensamiento de un creador único: Mario Maya. Especial XIII Festival de Jerez 2009 – Reseñas / Previos / Noticias / Fotos |