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EL seguimiento diario de la Bienal de Flamenco es patrocinado por: |
Baile: Charo Espino, Ángel Muñoz. Cante: Laura
Vital, Curro Cuetos. Teclado: Moisés Sánchez. Saxo-flauta:
Santi Ibarretxe. Guitarra: Rafael Morales. Percusión Camerata
Romeu. Violín: Ramses Puente, Beatriz Vera, Gretchen López,
Yadira Cobo, Indira González. Viola: Anolan González,
Yohima Griffith. Chelo: Yescenia Fales. Contrabajo: Caridad Zaldivia.
Percusión cubana: Lianne Lastra. Directora: Zenaida Romeu.
En el nuevo milenio la fusión del flamenco con músicas
ajenas está a la orden del día, y por otra parte hay
renovado interés en la música cubana desde hace unos
años. Si a estos hechos añadimos la historia en el
flamenco de incorporar elementos de la música indiana, es
decir, originariamente española, exportada a ultramar y reimportada
a España, lo que se llama de “ida y vuelta”,
la propuesta de Victor Monje ‘Serranito’ con Camerata
Romeu parece no sólo acertada, sino inevitable.
“Sueños de ida y vuelta” es el título
de la obra que el guitarrista madrileño ha asignado a un
empeño “entre dos aguas” que empezó con
la grabación de un disco con el mismo título el año
pasado. Ahora cuando Paco de Lucía ha abandonado el formato
del sexteto y Gerardo Núñez acaba de ofrecer un recital
de guitarra y solo guitarra, este otro maestro está explorando
las posibilidades musicales con Camerata Romeu, una orquesta de
cámara de origen cubano con un repertorio entre clásico
y folclórico. El resultado es bastante desigual, principalmente
por la diversidad que se pretende ofrecer.
Un zapateado que pudo haber sido un solo de guitarra, es bailado,
‘Recuerdos de la Alhambra’ con guitarra y orquesta se
convierte en una rumba con timbales y cajón donde la guitarra
de Serranito es un elemento más. Una guajira en tono menor
y mayor nos da oportunidad de apreciar los dulces sonidos que saca
Serranito de su guitarra. Técnicamente no está a la
altura actual pero la veteranía no se aprende y Serranito
sigue teniendo mucho que ofrecer.
Una pieza instrumental de los cubanos con personalidad y ritmos
tropicales es bonita y bien ejecutada pero no hemos venido a esto
y es excesivamente larga. Por soleá, Serranito se defiende
admirablemente con su toque tradicional, un picado deficiente comparado
con los monstruos actuales, y una alzapúa bastante respetable.
Una bailaora francamente infumable interpreta un largo baile tipo
tablao sin la presencia de Serranito, y nuevamente la mente rechista
porque no hemos venido para esto ni la señora tiene nivel
para ocupar nuestra atención.
La veteranía no se aprende y
Serranito sigue teniendo mucho que ofrecer.
Vuelve a tocar la orquesta, un bellísimo arreglo por alegrías
con Serranito en mi en el cual saca sonidos dulces y redondos de
su instrumento aunque intenta abordar unas falsetas más allá
de sus facultades.
Después del descanso, un baile por soleá de Ángel
Muñoz, bastante más competente que la bailaora, y
los cantaores Laura Vital y Curro Cuetos se comportan sin emocionar.
Esto es seguido de una guajira estándar con Serranito y el
respaldo de la orquesta, corto y dulce. Bulería con orquesta,
los cubanos captan el son flamenco, y un taranto con cante se convierte
en….así es, rumba. Otra bulería va perdiendo su
impulso para quedar en un dulce vals que llega a cansar.
La orquesta toca con entusiasmo y dominio y Serranito muestra más
sentimiento que hace cuarenta años cuando podía hacer
gala de una técnica que era la envidia de muchos jóvenes
antes de que llegara Paco de Lucía para subir el listón.
Ahora no puede depender de esa técnica y el mayor recurso
es su experiencia. El discreto recital termina con un bis de tanguillo-rumba.
Texto: Estela
Zatania
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