XIII Bienal de Flamenco de Sevilla. Segundo Falcón y la Orquestas Chekkara de Tetuán y Mharajá de Rajathán- 'Tierra de Nadie'

 
“Tierra de Nadie”
Segundo Falcón con las Orquestas Chekkara de
Tetuán y Mharajá de Rajathán

Martes 7 de septiembre, 2004.
Hotel Triana, Sevilla. 22:00h

EL seguimiento diario
de la Bienal de Flamenco es patrocinado por:

Cante: Segundo Falcón. Guitarra:
Paco Jarana, Salvador Gutiérrez.
Percusión:
Antonio Coronel. Coros y palmas: Jeromo Segura, Vicente Gelo, Inmaculada
Rivero. Orquesta Chekkara: Jallal Chekkara, Yousser
El Hosseieni, Fathi Ben Yakoub, Youssef El Mezguildi, Mouhssine
Korachi, Ahmed Ahnin. Orquesta Mharahá: Barkat Khan, Bachu
Khan, Husain Khan, Mustak Khan.

Admirablemente, la Bienal de Flamenco de Sevilla hace gala
de ofrecer un amplio abanico de actuaciones para todos los gustos,
desde el cante más rancio hasta la fusión más
vanguardista. Entonces a la persona cuya responsabilidad es la de
asistir a las varias presentaciones noche tras noche para comentarlas
al día siguiente, le incumbe mantener una rigurosa actitud
abierta y tolerante.

 

 

No obstante, fue con “jindama” en el cuerpo que una
servidora se presentó anoche en el acogedor marco del Hotel
Triana, casa de vecinos hecha teatro de verano, dispuesta a aguantar
un espectáculo que no podía coincidir con su gusto
por el flamenco tradicional…qué remedio, habrá que
buscar frases no comprometidas para comunicar la naturaleza de la
presentación sin delatar los gustos personales.

El aire trianero se llenó de
sonidos insolentes y una música absolutamente seductora

Sorpresa mayúscula cuando las primeras vibraciones de la
Orquesta Mharahá de Rajasthan, “Gitanos de Rajasthan”
como se llamaban para una gira por los Estados Unidos y Europa,
llegaron a unos tímpanos acostumbrados a sonidos más…¿andaluces?
¿occidentales? Sin disculpas ni contemplaciones llenaron
el aire trianero con sonidos insolentes y una música absolutamente
seductora para el oyente sin conocimientos. ¿Será
el efecto que produce el flamenco en los no iniciados? Cuatro personas,
tres voces, nos obligaron al instante a reconocer la universalidad
y el poder de su música.

Sin que se marchen los anteriores se presenta la Orquesta Chekkara
de Tetuán. El sonido magrebí es algo más familiar
gracias a la proximidad, tanto cultural como geográfica,
del norte de África a España, y las ondas radiofónicas
que nos llegan a través del Estrecho. No obstante la lección
sigue, y estamos aprendiendo lo que siempre hemos intuido, que la
música es el más perfecto lenguaje común.


Novedoso fin de fiesta

Aparece tercero Segundo, Falcón es decir, con un respaldo
que incluye más notablemente al guitarrista Paco Jarana,
esposo de la Yerbabuena y acompañante habitual del cantaor.
Ya nos sentimos en casa pero escuchamos los sonidos del primer cante,
una granaína, con oídos escarmentados por los indios
y los tetuaníes que contemplan sonrientes los sonidos flamencos
proyectando su gran interés y profundo respeto. El ser músico
es la nacionalidad primaria de todos estos hombres y rara vez un
concepto tan sofisticado se ha ilustrado tan elocuentemente sin
palabra alguna.

La auténtica fusión sin
barbaridades culturales ni superficialidades comerciales

Con la escena así dispuesta, la fórmula sigue funcionando
para una serie de piezas en la que los grupos se alternan y se comunican,
especialmente en la percusión, se divierten mutuamente y
de paso a nosotros los espectadores. Ayuda mucho que la voz de Segundo
Falcón no es la típica “afillá”
que relacionamos con el flamenco, sino una voz limpia y dulce que
no suena tan diferente a las otras. Les quitas a todos su indumentaria
típica, turbantes, chilabas, sandalias, y es una gran orquesta
unificada, la auténtica fusión sin barbaridades culturales
ni superficialidades comerciales.

El rico bufé de sonidos es administrado con absoluta sabiduría.
Un ritmo de 4 por 4 es contestado por tangos, un 3 por 4, con rondeña,
caña o bulerías donde todos ponen su grano de arena.
Un modo menor iniciado por la Orquesta Chekkara es contestado por
Segundo con tangos del Piyayo, y por los indios con algo suyo similar.

Uno se pregunta “¿cuál será el fin de
fiesta?” Algún que otro palmero allí en la pista
podría dar su pataíta de siempre, pero hay ánimo
de no imponerse nadie, y se perdería la magia. El espectáculo
es rematado por cantiñas contestadas por cada uno a su manera
en una orgía músicocultural que deja al público
embelesado y de pie. El obligatorio bis es una ronda de…no, tonás
no. Segundo Falcón y los cantantes principales de los otros
dos grupos se acercan al borde del escenario y sin amplificación
se turnan con breves pinceladas a palo seco.

Todavía no se ha inventado todo, y en la música,
mucho menos.

Texto y foto: Estela
Zatania

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