XIII Bienal de Flamenco de Sevilla. Miguel Poveda 'Poemas del exilio' – Festival 'Chocolate, Bernarda de Utrera, Pepa de Benito…'

 
Miguel Poveda
'Poemas del exilio'

Domingo, 12 de septiembre, 2004. 21:00h
Teatro de la Maestranza, Sevilla

“Festival”
Chocolate, Bernarda de Utrera, Miguel Funi, Tomás
de Perrate y Angelita Vargas;
Domingo, 12 de septiembre, 2004. 21:00h , Teatro Lope
de Vega, Sevilla.

EL seguimiento diario
de la Bienal de Flamenco es patrocinado por:

“Festival”

Cante: Antonio Núñez “Chocolate”,
Bernarda de Utrera, Pepa de Benito, El Funi, Inés de Utrera,
Tomás de Perrate
Guitarra: Antonio Carrión, Pedro María Peña,
Antonio Moya, Antonio Malena.
Baile: Angelita Vargas con Ramón Amador y Eugenio Iglesias
(guitarra), Guillermo Manzano y Jarillo (cante), y Bobote, El Eléctrico,
Vicente Peña, Javier Vargas, Antonio María Peña,
Carlos y Alejandro (palmas)

De la serie de espectáculos titulada “Festival”
dentro de la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla, la noche de domingo
ha traído un surtido de artistas entre noveles y veteranos,
conocidos y menos conocidos. Interesante siempre la composición
del público para las diferentes ofertas. Para esta noche
de cante y baile puramente tradicional, se notaba una gran proporción
de extranjeros, especialmente el público japonés.
Parece que la afición foránea prefiere su flamenco
al natural y sin aditivos, y también vemos a Farruquito en
un palco lateral.

Qué diferente el aire de Utrera
al de Jerez y otras comarcas del flamenco

El pueblo cantaor de Utrera fue dignamente representado por Tomás
de Perrate, Pepa de Benito, Inés de Utrera y Bernarda de
Utrera. Quizás porque habían estado la noche anterior
en la caseta de Inés y Luis en la feria de Utrera, las voces
de todos estaban en primeras condiciones y había obvia voluntad
de entregarse. Tomás de Perrate, con la presencia física
y el eco de su padre, el mítico Perrate de Utrera, demostró
con soleá, seguiriya y bulerías que su Giraldillo
al mejor artista revelación de la última Bienal fue
bien merecido. El guitarrista Antonio Moya apoyaba con sonidos que
recordaban a Pedro Bacán y Diego del Gastor, pero con sello
propio.

Qué diferente el aire de Utrera al de Jerez y otras comarcas
del flamenco. La soleá, más rítmica, la bulería
más relajada y con un gusto especial por las romanceadas
o cuplés que ocupan la mayor parte del repertorio de cualquier
cantaor utrerano, en parte debido a la influencia del desaparecido
cantaor/cantante Bambino. Otro rasgo es la afición al fandango
por soleá, variante del fandango que se popularizó
hacia finales del período de la ópera flamenca y que
sigue rigurosamente actual en Utrera. Pepa de Benito muestra todas
estas características con su voz y cante intimistas, nuevamente
con Antonio Moya acompañando.

Inés de Utrera con la guitarra de Pedro María Peña
proporcionó otra dimensión más popular del
cante de Utrera, y con la gran veterana Bernarda de Utrera, el muestrario
del cante de este pueblo quedaba redondo. La diminuta setentona
armó un taco gordo con su emblemático romance de María
de las Mercedes.

Una voz que acaricia y hiere simultáneamente.

El Chocolate ofreció el repertorio habitual con su guitarra
fiel Antonio Carrión, rematando su malagueña del Mellizo
con jaberas, hermoso cante abandolao. El maestro Chocolate hace
que todo parezca fácil con una voz que acaricia y hiere simultáneamente.

La presencia de Miguel Funi refuerza la sensación de estar
presenciando un festival de verano a la antigua usanza pero su actuación
es tan decepcionante como lo fue en el Teatro Central hace meses:
demasiadas ganas de improvisar y luego las cosas no se cuajan.

El baile por soleá de Angelita Vargas, todavía espectacular
con sesenta y algo de años, puso el broche de oro, y el baile
de dos de sus nietos que fueron sacados para el fin de fiesta, hizo
que Farruquito saltara de su butaca para lanzar oles.

Texto : Estela
Zatania

Miguel Poveda – Poemas del Exilio

Cante: Miguel Poveda
Toque: Juan Gómez “Chicuelo”
Música y dirección: Enric Palomar
Big Ensemble del Taller de Músics
“Poemas del Exilio de Rafael Alberti”
Teatro Maestranza. 12 de septiembre 21 horas.

Ovaciona el Teatro Maestranza a Miguel Poveda. Sirve esto
como anticipo al agradecimiento por su cante. Luego parecía
el aprovechamiento de esos instantes que algunos prefirieron dedicar
al final de la actuación a otros menesteres, porque muchos
de los asistentes no aguantaron hasta el último poema y se
levantaron de sus asientos dejando las tres cuartas partes del aforo
que había llenado el cantaor catalán, en algo menos.
Su convocatoria tuvo tirón: no es sencillo reunir a tanta
gente cuando en el Lope de Vega cantaban Chocolate, Bernarda y El
Funi; Angelita Vargas al baile.

Empieza por cantiñas y deja un inconfundible sabor a sal.
Pasea por Cádiz, recorta los tercios jugando con ellos, frasea
y reinventa la melodía llevándosela a terrenos dulces.
Las de Pinini también tuvieron su lugar. Sigue el programa
con malagueña y lucentina, donde se recrea por los tonos
bajos interpretando emotivamente los cantes. El martinete perturba
la mudez. Respirando y tranquilo, se afana en los tercios altos
y cuaja otros para destacar con los melismas. La seguiriya suena
en la guitarra de Chicuelo y Poveda se busca en pocas letras, sentidas,
afiladas, hirientes. El remate por Talega. Después por bulerías,
un cuplé: canta bonito. Y hasta aquí la primera parte.

Con la música y la dirección de Enric Palomar, Poveda
le pone voz a “Poemas del Exilio de Rafael Alberti”.
Pero no le basta con seleccionar dos o tres temas sino que nos endosa
todo el disco (del mismo nombre) y se queda tan pancho. Es normal
que a pesar de la calidad artística de las composiciones
de Palomar, al público le resulte aburrido, porque casi todos
acuden a la Bienal a escuchar flamenco. Además, la música
era muy “parecida” en todos los poemas y la monotonía
provocó el cansancio. Dos horas de espectáculo. ¡Cuánto
hubiera dado de sí Poveda por soleá, levante, seguiriyas,
fandangos…! Muy bonito, sí. Poveda es mucho Poveda. Y Alberti,
en los libros. Pero dejemos a cada uno por su lado.

Texto y fotos: Kiko
Valle

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