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Baile: Ángeles Gabaldón, Marco
A. Vargas, Fani Fuster, Felipe Mato, Lourdes Recio, Nicolia Morris,
François Soumah, Chloé B. Dauphin. Cante: Manuel Lombo,
Jallal Chekara. Guitarra: Daniel Méndez,
Óscar Lago, Keko Baldomero. Percusión:
Antonio Montiel. Coreógrafía: Javier
Latorre, Ángeles Gabaldón, Marco A. Vargas.
La octava jornada del Festival de Jerez empezó flamencamente
en el Museo Taurino con el Capullo de Jerez, y Niño Jero
a la guitarra. Ni niños ni capullos, sino veteranos ambos,
supieron armar su habitual taco sin más apoyo que el compás
y los cánones del flamenco que siempre están allí
para los que sepan aprovecharlos.
Después de Farruquito la noche anterior, cualquier obra
queda corta y superficial. Pero el flamenco teatralizado y adornado
se ha puesto de moda con el gran público, y la obra “Inmigración”
lleva la propuesta aún más lejos con un montaje audiovisual
e intenciones abiertamente transculturales.
En
la superficie, el tema central es, como indica el título
de la obra, la inmigración y los problemas de los inmigrantes,
pero de manera hábil el guionista y director Fernando González-Caballos,
emplea este punto de partida para combinar referencias étnicas
o culturales incongruentes, reflejando el rumbo musical del flamenco
de los últimos años. Una voz emitida por radio y que
habla en alemán, cuenta las españolísimas uvas
de la suerte, dos bailaores de raza negra demuestran que el flamenco
es universal, un mensaje aún más eficazmente comunicado
por Jallal Chekara que canta por soleá en árabe, y
el cante minero se acompaña por música de rock.
“Inmigración” es una colección de pinceladas,
algunas mejor logradas que otras, con la intercalación de
duras imágenes de pateras, condiciones infrahumanas y miseria,
donde el flamenco asume un segundo plano a la temática. Hace
treinta años el bailaor granadino Mario Maya exploró
las posibilidades del flamenco protesta, pero siempre es arriesgado.
A pesar de comunicar emociones trágicas, una siguiriya que
levanta el vello provoca oles, aplausos y caras de satisfacción,
porque se mire como se mire, es una “diversión”.
Después de todo, el flamenco nació de la miseria y
desarrolló dentro de un marco social de extrema necesidad.
En cambio, estas imágenes explícitas de miseria, tanto
las proyectadas como las bailadas, logran despertar la conciencia
social colectiva, pero funcionan más como protesta que como
arte. Sin lugar a dudas Inmigración esquiva la frivolidad,
pero peca en dirección contraria proyectando un insistente
‘feeling’ depresivo que incumple la misión principal
de todo arte que es la de estimular y, quieras o no, divertir.
A pesar de regionalismos y perjuicios,
Poveda
está ganando a pulso su debido lugar.
Después
del descanso, llega la voz de Miguel Poveda con su compañero
Chicuelo a la guitarra para un recital tradicional de cante. Los
dos catalanes saben captar la esencia de los diversos palos flamencos,
cosa que demuestran desde el primer momento con alegrías
de Cádiz y de Pinini, frescas y sabrosas. Poveda ha tardado
en darse a conocer aquí abajo en Andalucía, pero a
pesar de regionalismos y perjuicios está ganando a pulso
su debido lugar. Versos que hablan de “bendito compás,
bendito Pericón y La Perla” no le hacen ningún
daño, como tampoco lo hace su declaración: “me
gustaría dedicar mi actuación a una persona de aquí
que me ha enseñado muchísimo, Luis el Zambo”.
Malagueñas incluyendo una espléndida interpretación
del hermoso estilo de Concha la Peñaranda y Chicuelo está
a la altura, dosificando sus instintos modernistas para arropar
el cante perfectamente. El cante minero que le valió un triunfo
sonado a Poveda en La Unión hace una década demuestra
su habilidad con los contrastes de dulces melismas exquisitamente
internalizadas, con voz llana a pulmón abierto en su debido
momento.
Martinetes, tangos y por último, este catalán se
atreve a cantar a Jerez por bulerías a palo seco con el respaldo
de tres palmeros, y un verso hace hincapié en la deuda sentimental
que siente: “Por primera vez en la plazuela, por primera vez
en Santiago, qué borrachera escuchando a Luis el Zambo, que
no se puede aguantar como canta ese gitano por bulería”.
Y
dejamos a Miguel Poveda con el cante en la boca justamente cuando
está entrando en calor y el público le empieza a jalear,
para ir corriendo a la Sala de la Compañía para la
actuación del bailaor Andrés Peña y la del
cantaor Rafael de Utrera, sin faltar tampoco a la cita en la peña
cultural El Perro de Paterna con cantaora Anabel Rosado y tocaor
Fernando Moreno. Cinco actuaciones de flamenco diferentes en un
día…debo de estar en Jerez.
Texto : Estela
Zatania
Programación
Teatro Villamarta
De Peña en Peña:
Trasnoches, De Peñas, Peña
de Guardia
Otros ciclos
de espectáculos (Gloria Pura,
Bordón y cuenta nueva, De la Frontera, Café Cantante,
Sólos en Compañía)
Actividades
complementarias
Área
Formativa y Talleres