José Manuel Gómez Gufi
Intenso fin de semana con conciertos del «Orgullo» y el Homenaje a Camarón en el Conde Duque.
Escribo desde la resaca del orgullo gay en Madrid que comienza para mí en la Línea de la Concepción visitando a la familia Camarón. He escrito más esta semana sobre el cantaor que cuando estaba vivo José. Da coraje.
Me rindo a la nostalgia y me acerco a la estatua, al fondo el Peñón, algo me suena muy familiar. En la solapa figura la insignia del club de música del Johnny, la que llevaba en el concierto de 1990. La misma imagen de la foto de Paco Manzano que fue portada de la revista La Caña. El Johnny (el San Juan Evangelista) es mi escuela del jazz y del flamenco.
Lorca y Miguel Poveda por la Gran Vía
Me cuentan que el festival “Flamenco Diverso” ha ido bien y que probablemente el colectivo LGTBI es más proclive a la danza que al cante. En el segundo concierto de Miguel Poveda está casi lleno y estamos sentados cerca de Ian Gibson el escritor lorquiano al que Miguel dedicará su versión de “La oda a Walt Whitman” de Lorca. Miguel ha empezado por Joaquín Sabina `¡ejem! y las adaptaciones de los poemas de Alberti, Angel González y el “Guerra a la Guerra”. No es su faceta que más me gusta pero Poveda lo utiliza para seducir a ese público que no suele ir al flamenco.
Nos deja solos con su grupo flamenco que nos meten unas bulerías del tocaor Jesús Guerrero elevadas al arte mayúsculo que recuerdan el arte de Tomatito al compás de jerez. Miguel se ha puesto un chaqué y nos invita a un viaje, a Cádiz por alegrías y de ahí a san Fernando por Camarón, Se baila una rumba con los aires de Triana, ya saben esos bailes con mu-poca-verguenza y Miguel rompe los moldes del hombre y de mujer de los que habla el filósofo y bailaor Fernando López en su libro “de puertas para adentro” y canta por seguiriyas aquello de “me han cambiao los tiempos me he cambiao yo” que cantó Morente y que Miguel utiliza para desnudarse por lo musical y por lo humano por qué nos cuenta que encontró un amigo en su padre (un hombre poco y mal informado sobre lo gay). Y hace hermosos discursos sobre la libertad sexual y nos mete una ensalada de coplas en tres minutos donde ejerce de actor. Para irse se inventa una patada por bulerías que suena reciente. Fresco.
Buika gipsy power
El día de la manifestación LGTBI, con el tercer concierto de Poveda en la Gran Vía… hay llenazo en los Jardines del botánico para ver a Chucho Valdés y Concha Buika que hace pocos años grabaron juntos cantes de Chavela Vargas. Chucho es uno de los grandes del jazz (y de los enormes de la música cubana) tiene un swing espantoso (por superlativo) y a su lado sonríe al contrabajo deYelsy Heredia el cubano más flamenco del mundo que reparte estribillos en la mejor de las dos tradiciones, maravillosa versión de “Con poco coco” de Bebo Valdés, la primera descarga cubana.
Sale Buika con Ramón Porrina al cajón, Pakete en la guitarra y Piraña en la batería con Josue El Ronkio al bajo. ¡Gipsy Power! ¡Concha y los Porrina! ¡Aleluya!
Y canta la de “Vivir sin miedo” y suena a gloria, el soniquete de los Porrina suena a pop. No hay que engañarse, pero la banda tiene ese plus y esa querencia flamenca para responder al quejío de la Buika que es la cantante más flamenca desde Lola Flores.
Ya saben que Concha no se reconoce como cantaora, que lo suyo es mezcla de jazz, de soul y de vida. Y también nos da un discurso. Esta vez contra la violencia de género en la campaña #NiUnaMenos. Y se pone flamenca para hablar de su hijo y de los hombres. Y está en esas y nos presenta disco nuevo, cinco temas que incluyen una estupenda versión del “Ni contigo ni sin tí” de Manzanita y se va “jodida pero contenta”.
POR CAMARÓN
“Más allá de la leyenda” se presentó en Conde Duque el día que se cumplían 25 años sin Camarón. La idea surgió de Pablo Sanz con Jorge Pardo y Angel L. Vicente (Flamencojam) y combinaba a los músicos que colaboraron con Camarón (y con Paco): Rubém Dantas, Carles Benavent y Tino Di Geraldo y que han revolucionado el sonido flamenco y el jazz y en lugar de juntarse con unos cuantos cantaores de lustre influidos por el cantaor de la Isla, se imaginaron los deseos de José Monje.
Así es Jorge (y los que trabajan con él). Pardo maneja el mejor karma del universo. En invierno se va para la Línea para ensayar con el grupo Familia Camarón con sus hijos Rocío, Gema y Luis, y completan el invento con un nuevo viaje tres días antes del concierto.
Ese tipo de esfuerzos son únicos en la escena musical del mundo mundial y, claro, a uno le hubiera gustado disfrutar más y que todo fuera más relajado, para eso habrá que ver por un lado a la Familia Camarón y por el otro a bandas como la de Jorge con su disco “Djinn” en el que abundan los guiños a Camarón junto al Talega, tío Gregorio el Borrico o Paco de Lucía.
El momento más emocionante de la noche fue cuando Jorge confesó que en 1979 no sabía tocar por tarantas y que Camarón se pasó tres días en su casa enseñándole los secretos de ese cante, luego demostró lo aprendido. Para saber cómo era la vida en 1979 hay que recurrir a la memoria de Ricardo Pachón o al documental “La leyenda del tiempo”.
En aquellos años era un milagro que un concierto sonara como dios manda; y la principal aventura era salir vivo de cada concierto. Parece el apocalipsis… y lo era. Los equipos de sonido eran una mierda y los técnicos eran como “los managers” de Veneno: “uno medio sordo y el otro con coleta”. Los que hoy pintamos canas, fuimos los héroes de aquella generación que volvíamos una y otra vez a los conciertos de Pata Negra. Los de Camarón los recuerdo más estables en lo sonoro quizá porque, a veces, la gente se callaba. Hasta que un día Raimundo y Rafael tocaron en el Johnny y sonó a gloria. El día que Kiko Veneno sonó como dios manda este cronista lloró y fue en 1992, habían pasado 15 años.
Total que el concierto comenzó por “la leyenda del tiempo” y sonaron los éxitos algunos engarzados en los palos más festivos “Como el agua”, “Rosa María”, “Yo vivo enamorao”, “Te lo dice Camarón”, “Caminando”, “Canastera” y se fueron para la Calle Real. Luego se quedó la banda de los hijos con Roberto Gómez (teclado), Jesús Román Marote (percusión), Rocío y Gema (coros), Bernardo Vázquez (cante) y Luis Monje, John El Canelo y Carlos Llave (guitarras).
Cada quién tuvo la oportunidad de expresarse y la cosa acabó con el “Soy Gitano” no fue el concierto perfecto pero fue muy emocionante estar ahí.