Toni el Pelao y La Uchi «Puro Flamenco» – Jueves Flamencos Cajasol

Toni El Pelao & La Uchi - Jueves Flamencos Cajasol

Toni El Pelao & La Uchi - Jueves Flamencos Cajasol

Texto: Sara Arguijo

Fotos: Remedios Malvarez

Toni el Pelao y La Uchi «Puro Flamenco»
Jueves Flamencos – Cajasol
5 de Marzo 2015 – Sevilla

El baile costumbrista

Título: ‘Puro Flamenco’ Baile, coreografías y dirección: Toni el Pelao y La Uchi. Cante: José Anillo, Pepe el Bocadillo. Guitarra: Juan Serrano, Miguel Manzano. Ciclo: Jueves Flamencos de Cajasol Lugar: Sala Chicarreros. Fecha: Jueves, 5 de marzo. Aforo: Tres cuartos de entrada.

La quietud. El baile de manufactura propia que decide tomarse su tiempo frente al proceso de engranaje industrial, aunque las piezas no sean tan exactas ni encajen a la perfección. Esto es lo que defendieron Toni ‘El Pelao’ y ‘La  Uchi’ en el ciclo sevillano de los Jueves Flamenco de Cajasol. Ni más ni menos que lo que llevan haciendo toda una vida, mucho antes de que esta forma de bailar fuese algo casi extinto.

Es decir, los movimientos de ‘El Pelao’ son completamente ajenos a lo que vemos en el flamenco actual. Su forma de entender este ‘Puro flamenco’ se mantiene intacta en un concepto en el que la importancia del artista estaba únicamente en su capacidad de creérselo y de transmitírselo al patio de butacas. Buscando la personalidad en los matices, en la actitud.

Lejos de artificios o lecciones magistrales de virtuosismo, este madrileño apuesta por el clasicismo entendido como el respeto a la pose, a la estampa. De ahí el cuidado extremo al vestuario, a la posición del cuerpo y al tratamiento que exige cada palo.

Su farruca –que dicen que se inventó en su familia y que fue su tío Antonio Manzano Heredia 'El Gato' el que enseñó este baile al propio Antonio Gades- es una muestra evidente de cómo se puede bailar y expresar emociones de cintura para arriba. Igual que las alegrías de ‘La Uchi’ donde el público queda desconcertado ante la teatralidad de cada uno de sus gestos, ante la forma en la que se pasea gustándose por el escenario.

Juntos además, esta veterana pareja nos traslada a un pasado que las generaciones más jóvenes no vivimos de maletas con olor a naftalina y turné por medio mundo. Al de una postal costumbrista –caracolillo incluido- que sorprende ya por lo inusual. Puede que en este siglo frenético hayamos tenido que renunciar al tiempo e incluso nos cueste pararnos en esta estética estática en plena era multipantalla. Pero lo que es cierto es que, en ocasiones, es necesario recordar que lo esencial para bailar flamenco es el arte.  


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