José Manuel Gómez Gufi
Fotos: Rafael Manjavacas
Tomasito Joy Eslava Madrid. 25/03/2017
Tomasito está de gira con “Ciudadano gitano” el recopilatorio que reúne su discografía medio descatalogada. Sales del concierto como en los últimos veinte años, pensando que, ahora sí, el planeta Tierra va a reconocer el inmenso talento de Tomás Moreno.
A Tomasito hay que tomárselo tan en serio como a esos cantaores que han elegido el rigor y el gesto adusto y seco. Lo hemos escuchado por soleá con Tino Digeraldo o por seguiriyas en el homenaje a su tío Gregorio El Borrico plasmado en el disco “Djinn” de Jorge Pardo.
Baluarte del soniquete del barrio de Santiago (Jerez), la hiperactividad de Tomás le permite llevar una triple vida, a saber 1) estrella del rock 2) estrella del jazz y 3) acompañante de otros artistas como El Torta, Carmen Linares y un larguísimo etcétera. En las tres facetas es un artista impecable aunque se nos quede la imagen del chiste fácil como animador, sea del G-5 o de la Pandilla Voladora.
En su concierto en la Joy Eslava tocaba la primera faceta, la de estrella que comienza su show por bulerías antes de atacar la primera canción. En su repertorio caben canciones de todas las facturas y oteas al personal y te encuentras representantes de todas las tribus musicales, desde heavys a indies sin graduación. Todos refrescados con una sonrisa.
Empezó por su disco anterior con “Al abandono”, interpretó la inédita “libre y a mi manera”, rescató “Oh mare”. Tomás conjuga canciones excepcionales (Resaca) con otras más de andar por casa que no desentonan. El efecto es pluscuamperfecto. Le imprime tanta dinámica a los estribillos que te da igual que sea un limón o que esté “Agradecido” con Rosendo. A Tomasito le pasa como a Lola Flores, que parece que da igual lo que cante. Ahí está el peligro, que nunca da igual. Es como acabar el concierto con o sin pantalones. No es lo mismo.
La banda de Tomasito es una banda de rock and roll con miles de kilómetros de bulerías y no exagero ni un centímetro. Tomasito es un portento capaz de hacerse Madrid-Johannesburgo sin parar (las bulerías). Hay gente que no puede con eso. Jorge Pardo lo resumió con: “es como quedarse dormido con la tele encendida”. Por mi parte, yo quiero ese canal. Así que la banda vive sus méritos al otro lado de los 50 kilos escurridos en compás de un Tomasito que pesa lo suyo. En la recta final atacó “Camino del hoyo” y “La cacerola” que grabó con Los Delinqüentes, para marcharse con el “Back in black” de los AC/DC por tangos flamencos. No recuerdo si Angus Young solía bajarse los pantalones con esa, el caso es que Tomás siguió la tradición e hizo su “streap tease” para acabar la canción con los pantalones puestos. ¡Bien!
Faltaba el final y el “torrotrón” y a esa se subió Tino Di Geraldo y ahí bailó hasta el apuntador, los más flamencos recordaban que esa sensación de felicidad es la misma que nos dejaba Chano Lobato. Si se están preguntando si Tomasito hace flamenco o no… es que no han entendido nada. Yo estoy deseando verlo de nuevo en cualquiera de sus facetas, especialmente por seguiriyas, a ver si se anima.