Suma Flamenca – Tomatito – Soy Flamenco. Madrid Sala Roja Teatro Canal
José Manuel Gómez Gufi
El gran divulgador flamenco J.J. González me contó un día que el gran secreto de Tomatito residía en algo que hace con la uña. Me lo explicó al lado de un semáforo cerca de la Cibeles y desde entonces le presto un poco más de atención al asunto y así descubro que los guitarristas son extremadamente cuidadosos con su instrumento y cuando se cortan las uñas son tan precisos como los afinadores de pianos. Luego se pasan horas y horas entrenando y poco antes de salir a tocar le dan el último toque de lima aquí y un poco de pegamento allá.
Tomatito salió al escenario el primero y acabó de afinar el último y eso lo repitió antes de abordar cada composición. Hay otros músicos como Rycardo Moreno que prefieren engarzar las composiciones para no perder el aroma y el ambiente. Ya ven, cuestión de gustos; recuerden que llevaron a Enrique Morente a juicio porque había engarzado los cantes y en el contrato se especificaba todos los cantes que tenía que interpretar y que Morente le interpretó al juez uno a uno. (lastima que nadie grabara el juicio) .
El caso es que Tomatito una noche me confesó que ha dejado de correr detrás de las notas… pero en el tema de presentación, en una falseta rapidísima ¡zas! Tomatito falla una nota que se queda ahí, en medio camino. Me encanta cuando ocurre eso porque un guitarrista no es como el tenista que cuando pifia una pelota se queda mirando la raqueta como si estuviera buscando el agujero. Un tocaor es un artista que sigue adelante reconstruye la escala y la composición y se reinventa cada noche.
Y la noche de anoche era una noche de esas… grandes con tres cantaores de fuste a saber: Kiki Cortiñas, Morenito de Illora y Saul Quirós. Un percusionista, Piraña y en la segunda guitarra José del Tomate, el heredero, que ya tiene listo su primer álbum, y quizá por eso, porque es inminente, su padre aún no le ha ofrecido la alternativa oficial y le está dando las penúltimas lecciones antes de que vuele por su cuenta.
En las primeras bulerías Tomatito se quedó sólo para dejar el sello de un arte que hemos incorporado a nuestro disco duro como un monumento viviente y en la siguiente se sentó con su hijo para hacer una delicadísima composición lenta, otra lección. Luego volvió la percusión el cante y en un aire de ida y vuelta apareció como una exhalación Juan de Juan que bailó primero en el frenesí y, más tarde, también.
Era la noche de Tomatito que hizo una primorosa introducción de “la leyenda del tiempo” que desde luego suena “más bonita” y con más lógica que la versión original (si repasan el documental sobre “La leyenda del tiempo” sabrán de qué estoy hablando). En todo caso es un hallazgo empastar las voces de tres cantaores al unísono para generar un arreglo coral, lo hicieron con el chachachá, luego con el soul, ¿por qué no hacerlo en el flamenco?. Lo bueno es que, en el caso de Kiki, Saúl y Morenito, tienen voces propias y solventes.
Todo el concierto empezó bien y fue a mejor hasta llegar al éxtasis, da mucha alegría ver un llenazo con todo el chaparrón flamenco que nos está cayendo en estos días y comprobar el entusiasmo de un público reconocible y entusiasmado que arrancó otro bis que nos permitió vislumbrar las cualidades de José del Tomate. Luego el clamor.
Galería fotográfica por David Mudarra.