5 de Marzo de 2023
Museos de la Atalaya
Vanesa Coloma & Cía ‘Castiza’
Especial Festival de Jerez – Galería fotográfica
Por el Festival de Jerez pasan propuestas de todo tipo. Eso ya lo sabemos y podemos decir que por aquí hemos visto pasar cosas de todo pelaje. Lo que no es tan habitual, o no al menos últimamente, es vertebrar un montaje como una carta de amor y de gratitud a una ciudad. Vanesa Coloma le baila a una ciudad como Madrid, la suya, desde ella, con ella, para ella o todo a la vez.
Castiza no pretende, así al menos lo entiende una servidora, mucho más que darse el gusto de bailar lo que ama. Claro que lo que ya tiene es mucho: el amor como motor que la lleva a bailar con gracia y certeza. Las de una Vanesa Coloma que florece en esta idea sencilla -puede que a ratos básica- que no trae novedades sino que tira de los clichés de la capital para entretejerlos con lo jondo en un artefacto dirigido por la bailaora almeriense Mariana Collado, que maneja, desde luego, otras ligas conceptuales.
Es cierto que después de presenciar propuestas escénicas extremadamente ricas y cuidadas, la obra de Coloma se queda en un trabajo muy bien ejecutado al que se le echan en falta otros elementos que redondeen la idea, su profundidad o quizá su transmisión. Eso sí, con una frescura y picardía que también solemos extrañar en este tipo de contextos, especialmente en medio de montajes abigarrados y textos de una altura cuasi filosófica que podrían derretir cualquier programa de mano y que más tienen que ver con el blablá que con pisar tierra.
Eso también lo consigue Vanesa, que pisa con peso y holgura, muy precisa y con gracia, segura y eficaz. Si el show se sostiene -además de las maneras de la madrileña- es, también, porque el elenco entra en su juego y le sigue el rollo, especialmente en los momentitos de age: las entradas y salidas del regidor Jorge Limosnita con un “ven aquí, chulo” de la bailaora, el amago de cante y de baile de Juan Campallo o cómo se dirigía al público un Jesús Corbacho sembrao mientras cogía la guitarra con saber… en definitiva, una teatralización creíble, salada y burlesca que arrancó las risas de los presentes hasta el baile con autojaleo de la protagonista que se ríe de sí misma, disfrutona y desajogá por bulerías. Eso sí, estaría bien revisar el estado de pluriempleo en el que parecen vivir Campallo y Corbacho, chiquilla, que están en todas partes…
Hubo tiempo para todo, también para ratitos de recogimiento e intimidad que la madrileña supo aprovechar -gracias a las luces de la otra gran pluriempleada Olga García- para mostrar su faceta más profunda y ampliar el registro de su hacer. Pese a los peros que podamos interponer, su baile es convincente y verosímil y gustoso… y a eso vinimos, a recordar lo importante de celebrar el disfrute y el gusto. Eso te agradezco yo a ti, chulapa.