Título: Entre dos guitarras. Cante: Segundo Falcón. Guitarras: Rafael Rodríguez ‘El Cabeza’ y Paco Jarana’. Percusión: Nani Suárez. Coros: Vero Silverio y María Albarracín. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Domingo 15 de septiembre de 2024. La Bienal de Flamenco de Sevilla. Aforo: Casi lleno.
Rafael Rodríguez ‘El Cabeza’ cierra los ojos y frunce el ceño al coger al guitarra porque el suyo es un toque soñador y bohemio que busca siempre nuevas experiencias y horizontes. Paco Jarana, sin embargo, no pierde nunca de vista su sonanta y la agarra firme, pero delicadamente, poniendo todos sus sentidos en descifrar lo que cuenta. Y entre los dos se situó Segundo Falcón para prestar su voz y el magisterio de su cante en un elegante y exquisito recital que llenó de oles el Espacio Turina este domingo dentro de la programación de la Bienal de Flamenco.
Así, en esta todavía calurosa tarde de septiembre, ‘El Cabeza’ salió para traernos una brisa fresca con la seguiriya Tu luz, en la que de nuevo disfrutamos de su creatividad, el sosiego y la calma con la que acaricia las cuerdas y la riqueza de sus melodías jondas que lo mismo resuenan al eco más añejo que nos traen notas del mañana. Tras él, por fandangos, Jarana demostró una vez más que es uno de los guitarristas más completos y con un concepto musical más rico de la escena actual. Pero es que, además de la amplitud de registros y la belleza de sus composiciones, el guitarrista nazareno practica una gustosa limpieza y claridad. Por eso, cuando se juntaron, regalaron uno de los mejores momentos de la tarde en un emocionante diálogo en el que las falsetas juguetonas y canallas de Rafael Rodríguez buscaban respuesta en la pulcritud de Jarana y viceversa. Sabiéndose escuchar y dándose ambos el tiempo que requiere la réplica porque en ellos la música se detiene sin prisas.
Por su parte, al cantaor del Viso, que tantas lecciones ha dado en esta misma cita –“enciclopedia”, le dijeron desde el patio de butacas-, lo encontramos con menos solvencia en lo vocal que otras veces. Aún así supo suplirlo con nervio, genio y entrega ofreciendo un selecto repertorio con el que evidenció, rodeado de estos dos personales escuderos, su profundo conocimiento de este arte por granaína y media granaína, liviana serrana, polo, rondeñas y fandangos de Frasquito Yerbabuena, jaleos extremeños, fandangos y una soleá apolá con la que se ganó todos los aplausos y en la que parecía que en vez de dos guitarras había allí una orquesta completa. “Estás que te sales”, gritaron.
De algún modo, los tres demostraron la belleza de una madurez en la que se asienta el poso de la sabiduría, se calma el ansia por demostrar y uno se siente libre para disfrutar de lo sencillo. Que es, a la vez, lo más difícil. Pero también, que la tradición y la vanguardia es un camino de ida y vuelta tan natural como indescifrable.
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