Era el segundo intento. El estreno de la nueva obra de la Cía. Sara Calero estaba prevista para el pasado mes de diciembre en el mismo marco del Festival Internacional Madrid en Danza, pero una lesión de la bailarina le obligó a cancelar la actuación. Finalmente, Fandango Avenue pudo estrenarse el pasado 19 de junio y a la función acudió toda la Familia Real. No hay mal que por bien no venga.
Texto: S.A. Ruiz / Fotos: Madrid en Danza
Sara Calero: baile, coreografía, dirección artística; Gema Caballero: cante, dirección musical; José Almarcha y Javier Patino: guitarra flamenca, composición para guitarra flamenca; Alma Olite y Jorge Llamas: violines; Javier Morillas: violonchelo y arreglos para cuarteto
Ana Valdés: viola; Silvia Marquez – artista invitada: clave; Pablo Romero Luis: transcripción y arreglos para cuarteto
Es este un espectáculo un tanto diferente a los que Sara Calero nos tenía acostumbrados. El Mirar de la Maja y Petisa Loca son obras con una dramaturgia muy potente y muy presente. En Fandango Avenue, sin embargo, el argumento es fundamentalmente estético: la misma danza. El planteamiento inicial es llevar la danza española sin ningún tipo de complejos a aquel contexto urbano contemporáneo neoyorkino de mediados del siglo XX. En ese mundo nos introduce desde los primeros compases del espectáculo, con un montaje visual bello y efectivo. La música, sin embargo, no puede ser más “clásica”. Y lo curioso es que ese contraste de discursos sorprende y funciona.
El fandango, en sus diversas expresiones, es el hilo conductor: desde los más populares (como los verdiales) a los más flamencos (como la malagueña o los fandangos naturales) pasando por los más intelectuales, como las composiciones de Boccerini o el Padre Soler. Pero no solo del fandango se nutre el montaje. También hay incursiones en Bach, en Manuel de Falla y en estilos flamencos como la bambera, la serrana, la siguiriya o las cantiñas. En realidad, Sara Calero siempre tiene un pie puesto en el flamenco, aunque su principal lenguaje sea el clásico español, eso si, renovado. Todos esos diferentes registros aportan riqueza a Fandango Avenue, no solo en el baile, también en la parte musical, donde el cuarteto de cuerda convive con las guitarras flamencas, el clave y la voz de la cantaora Gema Caballero. Esa diversidad de texturas abre la posibilidad de abrir diferentes caminos expresivos a lo largo de la obra.
Con ese inteligente planteamiento, Sara Calero se mueve cómoda en el escenario. Su dominio del cuerpo y de la técnica hace que los pasajes más complicados de la danza española se muestren con extrema delicadeza, sin rastro de la dificultad que supone la ejecución. Y, al mismo tiempo, las incursiones flamencas aportan ese plus de energía que hace que el montaje progrese a base de diferentes momentos estilísticos y energéticos.
No son demasiados los artistas que han optado por actualizar la danza española a los tempos y las expectativas del siglo XXI. Sara Calero ha querido investigar y profundizar en esa línea y cada una de sus propuestas vuelve a demostrar que hay un camino. Y para construirlo no basta solo con el conocimiento: también se necesita talento y creatividad. Este Fandango Avenue es una nueva muestra de esas virtudes en la autora madrileña.
El que la Familia Real acudiera al estreno de esta espectáculo es un importante acto simbólico del apoyo que la más alta institución del Estado ha querido dar a la cultura, a la danza española y al flamenco. Por sus enérgicos aplausos y su posterior saludo personal a la directora de la Compañía, estamos seguros de que Sara Calero colmó sobradamente las expectativas Reales.